Por Fosforito
Era, por lo menos, extraño que el pasado viernes, a horas de que cerraran las listas de precandidatos, en el ahora denominado frente “Unión por la Patria”, el nombre de Sergio Massa estuviera solapado bajo los rimbombantes lanzamientos de Wado de Pedro y Daniel Scioli.
El hombre que había tomado las riendas de la economía en un país sumido en el vértigo y la incertidumbre -luego del desplante del ex ministro Guzmán- no podía contentarse con los restos, un posible número 1 en la lista de senadores.
No podía ser posible que lo aceptara tan mansamente, después de abandonar su cómodo lugar de presidente de la Cámara de Diputados, ungido por el voto popular, para poner el cuerpo en la parrilla del ministerio de una economía en crisis, ahorcada por la inflación y la deuda.
En la política nadie da por nada, no existen los sacrificios altruistas. Sucedió sólo una vez, hace más de 2000 años, y ya todos saben cómo terminó el líder de aquel movimiento que luego pasó a conocerse como “cristianismo”.
El portazo de Guzmán le dio -al fin- la oportunidad al hombre “de orientación pro-estadounidense”, que con la paciencia de una araña fue tejiendo la trama de su ascenso: Massa al poder, Alberto sin crédito político -un presidente testimonial-, Cristina arrinconada y el kirchnerismo en retirada para sobrevivir, contorsionándose entre el todavía somos o el ya fuimos.
Como con Scioli en 2015 y Alberto Fernández en 2019, la oferta del peronismo es presentar un candidato moderado y aprobado por el establishment, en función de evitar «un mal mayor», enfrentar al “fascismo”, “a los enemigos de la patria”, “para que no gane la derecha”.
Se vuelve a vivir la extorsión de tener que aceptar otra vez el mal menor: “Porque lo importante es ganar las elecciones”, te dicen mientras emplatan otro hermoso sapo para que degustes en la mesa de la democracia representativa.
Este 2023, más que unidos por la patria, nos encontramos unidos ante el espanto.
kbza
«te dicen mientras emplatan otro hermoso sapo para que degustes en la mesa de la democracia representativa.»
Fantástica frase mi amigo!
Mario
La muestra cabal de que nosotros, los ciudadanos, sus «patrones» en teoría, les importamos NADA.
Nadie suelta la teta del Estado, cada uno defiende su huerto.
Aprendamos
cacho sorokin
«lo bueno, si breve, dos veces bueno»