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Nota escrita por: Federico Odorisio
jueves 7 de septiembre de 2023
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El Sindicato Uruguayo de Salto Grande intercede en la disputa entre oposición y oficialismo por las partidas extraordinarias destinadas a la Delegación de aquel país

En medio de un intenso debate público que ha encontrado eco en los medios y las redes sociales en los últimos días, los trabajadores uruguayos de Salto Grande, agrupados bajo la bandera de A.T.U.S.G., alzan la voz en pos de esclarecer y contextualizar la situación actual. En una carta abierta a la población en general, despliegan argumentos y datos que invitan a una reflexión profunda en medio de la polémica suscitada en torno a un refuerzo presupuestario que el gobierno de Lacalle Pou destino a la Delegación Uruguaya de Salto Grande (200 millones de pesos uruguayos, equivalentes a unos 5 millones de dólares). Hacen un llamado a la reflexión, cuestionando el revuelo mediático y político que amenaza con socavar la confianza en empresas estatales y promete soluciones extremas como el achique del Estado o la privatización de empresas públicas.

Con la firma del presidente de la asociación, Walter Méndez, y su secretario, Marcelo Beltramelli, el sindicato uruguayo ATU Salto Grande, señala en una carta abierta dirigida toda la población que, a pesar de su eficiencia y la generación de energía eléctrica a un costo inferior a la media, la empresa binacional se ve obligada a depender de partidas presupuestales fijas y adicionales para cubrir sus costos operativos y de mantenimiento. En este contexto, la carta plantea la necesidad de una financiación que esté ligada a la producción, lo que implicaría mantener altos estándares de eficiencia y competitividad. Los trabajadores uruguayos de Salto Grande también expresan su firme rechazo a la idea de considerar a Salto Grande como «un problema para el Uruguay».

Carta abierta a la población en general.
Salto, 5 de septiembre de 2023.

En virtud de las expresiones generadas en la prensa y redes sociales estos últimos días, los trabajadores uruguayos de Salto Grande, nucleados en A.T.U.S.G., queremos hacer las siguientes reflexiones:

¿Parece razonable el revuelo causado por los medios y el sistema político por una partida de 200 millones de pesos (unos 5 millones de dólares), a una empresa que genera el equivalente a 360 millones de dólares?

Así como creemos que a las ineficiencias, la opacidad, los desvíos y las malas prácticas hay que atacarlas, a los proyectos virtuosos, como lo es Salto Grande, hay que cuidarlos. Es muy fácil germinar la desconfianza en empresas del estado y la imagen de ineficiencia y corrupción. Junto con ello, también afloran los líderes “outsiders” que buscan capitalizar esa disconformidad en votos, prometiendo el achique del estado y hasta el desmantelamiento o privatización de empresas.

¿Qué privado no querría adquirir una empresa como la nuestra, que genera 12 veces lo que cuesta?

Esperemos que nuestra clase política y el periodismo reflexionen y traten de aprender de experiencias cercanas, antes de que sea demasiado tarde.

Las expresiones que hemos escuchado en la última semana, desnudan a nuestro entender, un desconocimiento generalizado de la importancia de Salto Grande para dos países, pero en especial para Uruguay.

Como principio tienen las cosas, es necesario hacer un breve racconto histórico para contextualizar la situación actual:

– La construcción de la Represa de Salto Grande fue financiada, casi en su totalidad, por el estado argentino y Uruguay pagó su mitad, cediendo a Argentina parte de la energía que le correspondía, estimándose inicialmente el fin del pago, para 1996.
– En 1994, cuando se hizo la conciliación contable de la energía producida y facturada desde el comienzo de la operación, se advirtió que CTM, 28% más eficiente que lo estimado, había cumplido dos años antes con el pago total de los costos de construcción.
– En esta misma conciliación, se detecta que UTE no había pagado a Salto Grande la energía que ésta le proveía y por ende mantenía una deuda de más de 400 millones de dólares con el Banco Central de la Argentina, la cual se empezó a pagar, en cuotas, en 1995.
– A su vez UTE, debía empezar a pagar a Salto Grande la energía que ésta generaba y que hasta ahora usufructuaba de manera gratuita.
– Si la deuda y el pago de la energía se registraban contablemente, UTE hubiese desnudado su estado de insolvencia y debía declararse en quiebra.
– En enero de 1995, para salvar a UTE, mediante el Decreto Nº 4/995, se priva a Salto Grande de su facultad de facturar la energía que produce.
– He aquí un punto de quiebre histórico que condiciona definitivamente a Salto Grande y a todo el sueño del desarrollo regional, para el cual se usarían las ganancias generadas por Salto Grande, ganancias que ahora pasaban a engrosar las arcas de UTE.
– El hecho de que Salto Grande fuera más eficiente de lo previsto, terminó siendo castigado; mientras que UTE, tras un manejo que lo llevó virtualmente a la quiebra, se vio beneficiado, recibiendo de allí en más, la energía de Salto Grande de forma casi gratuita.
– Esto explica por qué Salto Grande, empresa que desde su puesta en producción ha generado 44% de la energía eléctrica de todo el Uruguay, carece de fondos propios y sea visto como un ente “subsidiado”, debiendo hacer frente a sus costos de operación y mantenimiento con dinero proveniente del estado central, mediante una partida presupuestal.
– Esa partida presupuestal para funcionamiento de Salto Grande, se determina cada 5 años (Ley de Presupuesto) y es fija en pesos uruguayos.
– En 2015, el monto asignado fue de 744 millones de pesos (unos 30 millones de dólares en la época), con lo cual se cubrió el presupuesto para ese año.
– En los subsiguientes años, por la suba del dólar, el aumento de precios en los insumos (inflación) y ajustes salariales por IPC, esos 744 millones dejaron de ser suficientes para hacer frente al mismo presupuesto (en términos reales).
– Se debe recordar también que Salto Grande, se encuentra actualmente en un proceso de renovación y modernización, por unos mil millones de dólares, que empieza a sustituir activos que tienen 40 años de operación por nuevos activos, para extender la vida útil de la central. Si bien esa renovación se lleva adelante con fondos provenientes de un préstamo del BID, ya se están pagando intereses de esos préstamos y a partir del año entrante deberá empezar a pagarse amortización del mismo.
– Por todo esto, es que ya está prevista la solicitud de partidas adicionales para refuerzo de rubro que logren mitigar este desfasaje (una partida fija a cargo de UTE y otras extraordinarias, a demanda, a cargo del MEF).
– En 2020 el gobierno, a nuestro entender, debió haber actualizado el monto asignado desde 2015. Sin embargo, no lo hizo.
– Es fácil de entender que ningún emprendimiento, puede hacer frente a su presupuesto pagando sus insumos a precios 2023, haciendo frente a salarios ajustados anualmente por inflación, pero recibiendo el mismo dinero que recibía 8 años atrás, en pesos uruguayos.
– Esta partida de 200 millones de pesos que hoy está en tapete, así como otras que han habido en el pasado y las que seguirán apareciendo en el futuro, responden a esa situación.

Los legisladores y gobernantes de todos los partidos políticos que critican la resolución del MEF, ¿realmente desconocen el funcionamiento de Salto Grande y por qué se autorizó esa partida de 200 millones de pesos uruguayos? Si así fuera, ¿no tienen los medios institucionales para solicitar esa información antes de salir a la prensa o a las redes sociales con adjetivaciones desafortunadas?

Habiendo hecho las aclaraciones del caso y atentos a la indignación generada en la población, causada por declaraciones de actores poco informados, nos permitimos dar a conocer los siguientes datos que muestran cómo se retribuye al país, los dineros que ingresan a Salto Grande:

– La generación promedio anual de Salto Grande es de 8.592 GWh, de los cuales la mitad (4.296 GWh) son para usufructo del Uruguay. Esta generación equivale aproximadamente al consumo de más de 1.000.000 de hogares y la industria.
– En 2022, Salto Grande recibió la partida inicial ya discutida (744 millones de pesos) más una partida de 200 millones por parte del MEF y otra partida por el mismo monto, proveniente de UTE, totalizando 1.144 millones de pesos o unos 30 millones de dólares.
– Salto Grande, además de la generación, es el principal regulador de frecuencia del sistema eléctrico de Uruguay y Argentina (en 2022 tuvo a su cargo la regulación secundaria, de ambos sistemas, 99% del tiempo). Esta acción es fundamental para brindar calidad y estabilidad al sistema eléctrico.
– También tiene un anillo de interconexión que interconecta los sistemas de ambos países (permitiendo, por ejemplo, importación o exportación de la energía según se precise) que se compone de 345 kms de líneas de transmisión y 4 subestaciones transformadoras, operadas y mantenidas por Salto Grande. Este anillo en situaciones de poco aporte hídrico, es tan o más importante que la propia generación.
– Por ejemplo, en el blackout ocurrido el 16 de junio de 2019 a las 7:06 am, conocido en Argentina como el “apagón del siglo”, que dejó sin energía a 50 millones de personas (casi toda Argentina, Uruguay y parte de Brasil), Salto Grande se encontraba totalmente operativo y con el cuadrilátero energizado a las 9:09 am. Para las poblaciones cercanas a Salto Grande, el evento pasó casi desapercibido, mientras que poblaciones que dependían de otros generadores, estuvieron varios días sin electricidad. Además fue Salto Grande la que levantó el sistema eléctrico argentino y uruguayo, motivo por el cual, posteriormente, se recibió un reconocimiento a nivel internacional.
– Salto Grande, también tiene entre sus principales funciones, la de mitigar inundaciones, disminuyendo o hasta evitando totalmente la afectación de las poblaciones ribereñas. Como ejemplo, en la histórica creciente de 1992, de no existir Salto Grande, el nivel del río Uruguay (medido en el puerto de Concordia) hubiese alcanzado los 18,30 metros, pero gracias a la regulación realizada por Salto Grande, el nivel alcanzado fue finalmente de 15,28. Según estimaciones del CECOED, se hubiesen inundado 62.500 personas más de las que finalmente se inundaron en las ciudades aguas abajo.
– Todos estos servicios, así como la manutención del Puente Internacional que une a dos países, la producción y suministro de agua potable para la zona del perilago, control de la calidad del agua del lago y la gestión de un Polo Científico y Tecnológico propio que imparte cursos de capacitación para pobladores de la región, también suponen costos para el organismo.
– Sin embargo, aún sin tener en cuenta todos estos servicios (algunos de los cuales son tan importantes como onerosos) y suponiendo que esos 30 millones de dólares anuales que recibe Salto Grande, se utilizan únicamente para la generación, haciendo una simple división entre la generación anual y el costo para el estado, podemos decir que Salto Grande genera energía a menos de 7 dólares el MWh. (30.000.000 USD / 4.296.000 MWh)
– UTE, que recibió toda esa energía, sólo aportó a Salto Grande 200 millones de pesos (algo más de 5 millones de dólares), por lo cual se puede decir que recibe la energía a un costo de 1,16 dólares el MWh. Ese mismo MWh, UTE lo comercializa a hogares a un promedio de 295 dólares (tomando como referencia la tarifa Residencial Simple y un hogar con consumo de 250 KWh/mes).
– Los otros generadores que proveen a UTE de energía, como son las diversas plantas eólicas que tanta propaganda han tenido y que tanto celebramos todos los uruguayos, cobran a UTE, por contrato, entre 65 y 95 dólares el MWh. (Una generación como la nuestra, remunerada con estos valores, representaría entre 280 y 410 millones de dólares).
– ADME (organismo del estado uruguayo, a cargo de la Administración del Mercado Eléctrico), realizó un informe, donde valúa el costo de reposición de Salto Grande (lo que saldría al estado uruguayo, generar la energía que genera Salto Grande, si éste dejara de existir) en 359 millones de dólares anuales. (Recordamos que todas las partidas recibidas por Salto Grande, representan 30 millones).
– En 2022, la disponibilidad operativa de generación de Salto Grande fue de 94%. La indisponibilidad forzada histórica es inferior al 1%. Los indicadores de producción y confiabilidad de nuestra represa, son objeto de estudios a nivel internacional y somos ejemplo para muchos otros emprendimientos hidroeléctricos.
– Salto Grande, a pesar de los indicadores abrumadoramente positivos y la altísima renta que genera al país, cuenta con una plantilla de empleados que no es excesiva para la dimensión del proyecto (al día de hoy 251 empleados uruguayos).
– Nada de lo arriba mencionado, sería posible si Salto Grande no contara con un plantel de trabajadores altamente calificados, comprometidos e idóneos en sus funciones.
– Otro activo de Salto Grande, más difícil de cuantificar, es su aporte a la descentralización, brindando oportunidades laborales de alta formación técnica a 500 km de Montevideo. Esto no es menor para un país tan concentrado en el sur y que queda en evidencia por estos días, al ver el desconocimiento generalizado en cuanto a la importancia de Salto Grande para todo el país.

Esperamos que una lectura detallada de todo lo antes expuesto, destierre de plano la imagen de empresa ineficiente que se desea instalar.

Hace largos años que los trabajadores de Salto Grande y los ciudadanos de la región en general, pedimos a las autoridades de turno, que nuestra empresa tenga una financiación que esté ligada a lo que produce.

Nos parece que una empresa de nuestra dimensión e importancia no debería mendigar partidas al estado central y ser expuesta a desatinados comentarios oportunistas, como está pasando por estos días.

Además, atar la financiación de Salto Grande a la producción, exigiría a la empresa y sus empleados a mantener los altos índices para mantenerse competitiva.

Por último, un sistema remunerativo de esa índole, ayudaría a desnudar ineficiencias en otros actores de la cadena de comercialización de la energía eléctrica, que hoy se avizoran como rentables y celebran año a año que vuelcan dinero a rentas generales y pagan a sus empleados bonos por productividad, cuando en realidad, de sincerarse en el precio de la energía que reciben y venden, debieran revisarse con mayor detalle.

Somos conscientes de que hay mucho espacio para la mejora en Salto Grande y hay cosas que no compartimos en cuanto a las decisiones políticas que rondan nuestro organismo. A esas acciones puntuales, tratamos de combatirlas en la interna y no las defendemos bajo ningún concepto. Pero queremos dejar más claro que nunca y declinar fuertemente cualquier declaración que coloca a Salto Grande como “un problema para el Uruguay”.

Agradecemos vuestra atención.

Walter Méndez           Marcelo Beltramelli
Presidente.                          Secretario.

 

 

 

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