Mientras que en Argentina estaría en pleno desarrollo un «golpe de Estado blando», las declaraciones del procurador General y ex-nazi Rodolfo Barra no dejarían lugar a dudas, ya que Barra acompañó al ultra derechista, Alberto Otalagano, cuando Isabel Perón decretó la intervención de la UBA. Otalagano fue el autor del libro: «Soy fascista, y ¿qué?». También Barra fue el autor de la Ley Mordaza, para elevar las penas por injurias y calumnias. También la Ley de Anticorrupción que impedía la publicación de las declaraciones juradas de los funcionarios.
Existen fuertes rumores sobre la entente entre Mauricio Macri y la Vice. Victoria Villarruel, que hacen mucho «ruido», más allá de si se trató de un encuentro personal en Villa la Angostura o de una videoconferencia. Lo que parece muy claro es que ambos evalúan la posibilidad de suceder al Presidente Milei, si este, como pareciera de persistir en su rumbo errático, «chocara la calesita» como dicen en el barrio.
Tanto es así que el influyente diario británico Financial Times pronosticó la posibilidad cierta de que Milei no termine su mandato presidencial, al tiempo que recordó que Victoria Villarruel ostenta la crucial posición de ser la siguiente en la línea de sucesión y «está lista para todo». Por supuesto que un «inescrupuloso tiburón» que huele sangre en cualquier mar de la política, Mauricio, sería el que aporte los contactos para los grandes negocios que se pueden hacer con el patrimonio de un país muy rico, pero con un pueblo más pobre. Ahora bien, la pregunta es: ¿Puede la sociedad toda y sus instituciones democráticas dejar pasar esto como si nada?
Por eso es que el Financial Times sugiere el guion de la posible tragedia política argentina, este diario considera que la Vice. sería una figura política más pulida, oradora centrada y seria», políglota, muy efectiva y severa, capaz de construir consensos. (Por supuesto construir consensos para llevarnos a una cuasi-dictadura). Y que hay que observarla cuidadosamente. Tan es así que Villarruel retuiteó el artículo casi como una confesión de parte. Ahora bien, ¿será que la Vice. está conspirando contra Milei? ¿Los Servicios no le acercan al Presidente información sobre el tema? ¿Puede la persona siguiente en la línea sucesoria compartir el relato de un «golpe» institucional, de un diario europeo, en un tuit, borrarlo y callar?
A mí no me extraña, porque Villarruel se propuso desde el inicio de su carrera ser el rostro amable del Partido Militar y los sectores conservadores reaccionarios de la Argentina, que hace cuarenta años buscan «reescribir la historia». Sectores aliados del capital financiero internacional, enemigos de la Democracia social, y que saben que un ajuste brutal no cierra sin represión y que el cercenamiento de derechos requiere abolir los frenos y contrapesos institucionales. Saben que en un MARCO DEMOCRÁTICO no se puede sostener una tiranía empresarial como la del 76. Saben bien que en marzo, cuando caiga el peso combinado de la inflación, los aumentos tarifarios, los costos de la educación, el aumento de las prepagas y el hambre en los barrios y en los estómagos de esa clase media orgullosa que le copia los prejuicios racistas y de valor humano a la clase alta, también sufrirán inexorablemente el ajuste de este plan siniestro. Por eso esperan. Preparan el terreno. Por eso se dieron de baja a 23 generales de un plumazo. Para asegurarse la incondicionalidad de los adeptos al futuro régimen.
La sociedad debe estar muy atenta, anticipándose a los enemigos históricos de la democracia. El poder Real siempre tiene un plan B y lo más rancio de la reacción espera agazapado por si fracasa Milei. Hay que estar atento para que el pueblo no se coma una «operación de bandera falsa». Hay que fijarse en los movimientos de la cúpula del Senado, los movimientos en las cúpulas militares y los contubernios del Cumelén Country Club. Este es un juego de intrigas del poder muy serio. Y las Damas también juegan. Y lo que es peor el Círculo Rojo no deja de mencionarla, no solo aquí sino también en el exterior.
En un primer momento hubo un pacto fundacional entre el «tramoyista mesiánico» Milei y la hija dilecta de la «familia» militar, defensora acérrima de la represión del proceso Militar y negacionista de su plan sistemático de violación de los Derechos Humanos, y ese pacto buscó generar una coalición variopinta de la derecha dura, y que se asumía como tal y que, tras el fracaso de Mauricio Macri en el gobierno, se sentía ajena al PRO. Sin embargo, con las cartas sobre la mesa, Milei buscó una fórmula de gobernabilidad pactando con figuras del PRO como Patricia Bullrich, lo que la convirtió a Victoria en el «pato de la boda». El Diario Financial Times la presenta como una mujer con poder y «agenda propia». Por eso debemos considerar que entre las filas del gobierno hay dos bandos: uno el de los «halcones» y el todo o nada, que alinea a Karina Milei, el jefe de Gabinete Nicolás Posse, el consultor Santiago Caputo, el ministro sin cartera, Federico Sturzenegger y Patricia Bullrich. El otro bando, el de las palomas más dado a las «roscas» como vía a la gobernabilidad, incluye a Guillermo Francos, al Presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, a Omar Demarchi y por supuesto a Victoria Villaruel. Tras la traición de Milei, quien le entregó a Bullrich el ministerio de Seguridad y al aliado de esta Luis Petri el de Defensa, la Vice. demostró de entrada un activismo y un pragmatismo mucho mayor de lo que todos esperaban. No hay que subestimarla para nada. Ella actúa como lo hizo Bolsonaro en Brasil, a rescatar al «viejo partido militar» e incluyó en puestos de relevancia a oficiales retirados y hasta en actividad de graduaciones altas e intermedia con mando de tropa, quienes actuaron como moderadores de los arranques más extremistas del entorno político y familiar del Presidente. En el Senado, la Vicepresidenta, marcó bien la cancha obligando al Presidente a dar marcha atrás con la designación del libertario Francisco Paoltroni como presidente provisional del Senado y a entronizar a Bartolomé Abdala. Conocedora de los sentimientos de la familia militar, se sentó a esperar que actores menos hábiles como Bullrich y Petri chocaran con la realidad. Pero en el seno de los nuevos militares, los oficiales están curados de espanto tras los años de la dictadura y no quieren ponerle el cuerpo a «batallas políticas», ni están preparados para salir a la calle y sumarse así como así a la represión de las protestas sociales.
Villarruel fue «desplazada» de la órbita donde se toman las principales decisiones. Pero espera pacientemente porque sabe que «la venganza es un plato que se sirve frío».
Maniti
Mientras entretienen al congreso y pueblo con el DNU 70/23, devaluación del 119%, y hambre en el pueblo, están fogoneando por detrás un golpe.