Por ejemplo, Arrieta dijo que en el barrio Sarmiento se necesitan 100 porciones pero, a veces, no alcanza lo que se les entrega para la olla. Por ende, las familias del barrio “a veces comen”. En el barrio Llamarada-Las Viñas, necesitan 230 porciones, al igual que en Los Pájaros, San Pantaleón y la Zona Sur. En promedio, cerca de 200 porciones en cada olla.
Cada semana, la entrega de alimentos encierra una caja de sorpresas. “No hay posibilidad de planificar ni saber qué es lo que va a faltar. Nos oponen en una situación de permanente improvisación que es insostenible a lo largo del tiempo”.
Arrieta sostuvo que antes de la pandemia cocinaban de lunes a viernes de acuerdo a lo que pudo articular el MTE a nivel nacional con el Ministerio de Desarrollo de la Nación, sumado a lo que les entregaban desde el municipio. A eso se sumaba el aporte de horticultores locales nucleados en la rama rural del Movimiento en Concordia. Una vez por mes, reúnen alimentos de las diferentes huertas a un lugar desde donde los redistribuyen al resto. Se trata de verdura fresca que se puede picar para almacenar pero por no más de una semana ya que luego se echa a perder. “Más que eso no dura pero es un aporte muy valioso ya que es un alimento de calidad”, destacó.
En cambio, el Estado entrega siempre los mismos alimentos para las ollas populares. Arrieta indicó que se trata de una dieta que se repite invariablemente: arroz, fideos, puré de tomate y aceite. “Siempre es incompleta”, nutricionalmente hablando. Pero además el volumen se fue reduciendo desde la pandemia en adelante. Incluso, sostuvo que la Nación no está entregando alimentos al MTE a nivel nacional para las ollas populares.
Los responsables de las ollas populares del MTE deben salir del barrio a buscar al Polifuncional que depende del municipio. Luego debe dirigirse a una carnicería ubicada en una de las esquinas de la Plaza España. Luego ir a una verdulería ubicada en Diamante y ex Ruta 4, enfrente de una estación de servicio. El costo del traslado debe salir “del bolsillo de cada compañera”, dijo Arrieta. Y muchas veces también costeando parte de la comida porque lo que se les entrega no alcanza.
En ocasiones, al momento de servir, algunos vecinos les gritan que se roban comida o los interpelan reclamándoles “¿Por qué no cocinan más?”. “Desconocen la realidad de la logística que proponen la municipalidad o por el otro, desconocen la realidad de lo que el municipio está dando”, indicó.
Por otra parte, Arrieta sostuvo que la semana pasada les entregaron un bono de $ 60.000 y con eso debían ir a la carnicería a comprar lo que se pueda. Pero la semana anterior, les dieron un bono que los llevaban y el carnicero les tenía preparado un bolsón con dos kilos de carcasa de pollo (es el esqueleto del ave, después de deshuesar la pechuga y seccionar los muslos, que solo sirve ara caldos o sopas). “Imaginate plantarte delante de un barrio para decirles que lo que tenes para darles es carcasa. A las compañeras les decían era que se habían ‘afanado’ el pollo. Luego desde el municipio argumentaron que hubo un error de comunicación o una desinteligencia. “Nunca supimos realmente lo que pasó”, dijo.
Arrieta alejó toda idea “romántica” que suele sobrevolar la imaginación respecto de quienes se dedican a atender las ollas populares. Las responsables deben encender fuegos con leñas, cocinar con olas de 200 litros con 40 °c de calor, juntado agua desde la noche anterior porque en el barrio no hay, utilizan sus elementos de cocina, hacen una vaquita para comprar una tabla, etc. “La realidad es otra: los gurises se cagan de hambre, las mujeres y los hombres en los barrios deben salir a buscar el mango con la panza vacía y ahí se va a la mierda el romanticismo y la realidad se pone violenta”, dijo.
El discurso que baja desde la Nación es que “no hay plata”. “Es mismo discurso te lo repiten los funcionarios en la cara”, dijo la responsable del MTE. Como ejemplo, mencionó que desde la Provincia les avisaron que podían enviar harina. Les pidieron un relevamiento y la respuesta del MTE fue que necesitaban 350 kilos en Concordia. La respuesta fue que tenían 450 kilos para toda la provincia y que no les resolvían el problema del traslado. “Nosotros estamos conteniendo pero la paciencia tiene un límite, la compresión tiene un límite”, indicó Arrieta.
Juancito
Pusieron a Niez en el lugar mas sensible y necesitado de gente honesta y de buen corazón.
Traigan a Barreda a la dirección de la mujer.
María
Que bochornoso en el país de la comida. Vergüenza, social, cultural, económica, ni hablar política , solidaria y empatíca. Y votan a ladrones, repetidos y un demente como presidente. Todo una locura de una porción de la sociedad estúpida.