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Argentina, un país cada vez más caro

En un contexto como éste, de aceleración de la inflación por arriba incluso de la brutal devaluación post balotaje, los precios aumentan más que lo que aumentó el dólar. Qué ocurre en los rubros clave. Cómo afecta al turismo y a aquellos que exportan sus servicios.

Después de la devaluación del dólar oficial en casi un 120 por ciento, Argentina podría parecer un manantial de plata dulce para el turismo y para el sector ultraminoritario de la población que trabaja para el exterior, po lo cierto es que hoy por hoy, tras un 25 por ciento de inflación en el mes de diciembre, en estas tierras pierden incluso aquellos que cuentan con moneda extranjera en sus bolsillos.

“Todavía no se han terminado de acomodar todos los precios relativos. Hay cosas que van a subir por devaluación. Hay otras cosas que van a subir por la desregulación que se viene en algunos sectores de la economía. Y luego habrá que ver qué pasa con la brecha. Pero si sigue subiendo y hay otra devaluación, Argentina va a estar cada vez más cerca de ser un país caro en dólares”, asegura consultado por este tema Esteban de la Vega, matemático que reside en Argentina y trabaja para una empresa radicada en Reino Unido.

Cada sector necesita un análisis en detalle para saber con qué particularidades se vio afectado por la última caída del valor del peso. Pero sin duda uno de los elementos a los que prestar atención en contextos como éste, de devaluación y aceleración de la inflación, es cuál es la relación entre el aumento del dólar y el aumento del resto de los precios de la economía.

Diferentes especialistas y consultores vienen señalando en estos últimos días que “si el aumento de los precios generales (lo que mide el IPC) mantiene el nivel que tuvimos en el último mes, la devaluación de diciembre quedaría corta”. Eso explica, por ejemplo, Mariana Luzzi, socióloga e investigadora del Conicet especializada en el comportamiento de (y la obsesión por) la divisa norteamericana en Argentina. Para ella también es probable que los precios estén aumentando más que lo que aumentó el dólar, y es posible, además, que pronto el Gobierno busque corregir eso y vaya en busca de una nueva devaluación.

Buenos Aires era una fiesta

En términos generales el turismo reacciona directamente al tipo de cambio blue o en negro. O más específicamente, a la brecha: cuánto más grande es ésta, más atractivo se vuelve el destino. Los viajantes de alto nivel, probablemente, no cambien demasiado sus planes en función de las fluctuaciones del tipo de cambio. Pero el turismo de las clases medias, para abajo, sí.

Para Joe Goldman, periodista estadounidense radicado en Argentina desde 39 años, no es tan sencillo afirmar que hoy el país sea caro para los turistas, pero sí que va en esa dirección. “Yo viví acá en los 90 con Menem y recuerdo que pagaba 7 dólares por minuto las llamadas que hacía a Nueva York como corresponsal”. Según su jefe de ABC News de ese momento eran las conversaciones más caras de la historia.

“Ahora uso WhatsApp, así que no es un buen parámetro”. Pero ve muchas otras señales de que todo empieza a encarecerse. Sabe que el turismo se mueve mucho por el boca en boca y que gran parte de los viajeros que hoy están en Argentina vinieron porque hace 6 meses alguien les dijo “‘¡Andá!, es un regalo increíble, podés volar por todo el país por dos centavos’”, dice el autor de Periodismo en tiempos de cólera. Crónicas (1986-2021).

Goldman vive acá pero trabaja para el exterior, gana en dólares y en este último mes vio disminuir su capacidad de ahorro, así como su poder de compra, sobre todo en alimentos en comercios de proximidad, movilidad y restaurantes. “El turismo norteamericano en Argentina hasta hace dos meses, según datos del Consulado, era el que más había crecido en el mundo. Pero en seis meses más se va a ver una baja importante porque ya no es la misma ‘magia’ que era. Lo sé porque hablo todo el tiempo con ellos. No digo que el hecho de que Argentina sea ‘un regalo’ para ellos sea algo necesariamente bueno para el país. Sí creo que se puede buscar un punto medio que no perjudique la actividad. Pero no creo que el nuevo gobierno lo tenga ni siquiera pensando”.

Argentina encarecida

Para el economista Guido Agostinelli, “Argentina se está encareciendo en dólares porque tuvimos una devaluación del tipo de cambio en 118 por ciento, en términos oficiales. Eso ‘te hizo más barato’ (para el mundo). Pero en diciembre tuvimos un 25,5 de inflación con un tipo de cambio que se está modificando a un ritmo mucho menor. Entonces, si no se produce una nueva devaluación, nos vamos a ir a un encarecimiento en dólares”. Otro ejemplo que sirve como referencia, según Agostinelli, autor de Falacias libertarias. Cómo evitar la estafa de moda (Ed. Ciccus), son los alquileres: “Siempre se rigieron por el tipo de cambio paralelo. Cuando vas a comprar una propiedad, los precios están en dólares. Y los alquileres medidos en dólares aumentaron considerablemente porque subieron producto de la inflación, mientras el tipo de cambio paralelo sufrió pocas modificaciones. Hace dos meses el dólar estaba alrededor de mil, ahora, alrededor de 1200, mientras, tuvimos en ese mismo periodo una inflación fenomenal”.

Otra referencia para estas comparaciones son los ingresos. En términos muy generales, quienes exportaban sus servicios –que son nichos de población muy puntuales, como por ejemplo, un informático que trabaja para una empresa extranjera y cobra un salario en dólares, muchas veces a través del mercado negro– con la devaluación se ven beneficiados. Pero en la medida en que la inflación sea mayor que la devaluación, pierden. Y los más perjudicados son por supuesto quienes están ligados al mercado interno (los asalariados, los jubilados, etc) ya que están absorbiendo brutalmente la devaluación.

Este paulatino encarecimiento impacta en distintas dimensiones de la economía. Pero “ser caros (o baratos) para el mundo” no es la única variable que pone en el balance el empresariado internacional que podría invertir en Argentina. Hay CEOS de empresas trasnacionales que en este mismo momento, incluso aunque calculen que a la larga las disparadas del dólar se traducen en mano de obra local apetitosa, ya hablan de mudar sus filiales argentinas, ante el desconcierto que genera la fuerza que gobierna, cuya más reciente expresión son “los disparates que dijo Milei en Davos”. Una de ellas es la empresa de informática en la que Diego Mess (45) se desempeña como director de finanzas.

CEOS en fuga

La empresa donde trabaja Mess contrata personal acá (“exportamos trabajo: gente muy calificada a mucho menor costo que en otros países”) para desarrollar proyectos e instalaciones de software en Estados Unidos. Y les pagan a los empleados el 40 por ciento de su salario en dólares. “Lo que pasó este último mes nos mató porque hacemos ajustes de los salarios atados a la inflación. Y eso nos trae muchas discusiones con la casa matriz. Porque lo que hasta hace poco era un salario barato ahora es un salario caro (en dólares) comparado con otros centros de bajo costo que tenemos, como India o Serbia”.

“Yo sinceramente no lo deseo, pero sí creo que cuando el dólar se descontrole, que es lo que casi siempre termina pasando, vamos a volver a ser baratos para exportar trabajo. En este momento, en la empresa, estamos más caros. Y a nivel de nuestros bolsillos, ni hablar. Nos ayudó un poco lo de ganancias de (Sergio) Massa. Salvo los puestos más chicos, la mayoría de los empleados acá estaba pagando ganancias. Y con esa medida de Massa en su momento, la suba del dólar post primera vuelta electoral se compensó con los pesos en bolsillo que los empleados y también algunos directivos pudimos tener al dejar de pagar ganancias o pagar menos. Si nos llegaran a sacar eso, estamos al horno”, dice Mess.

“A los CEOS estadounidenses de la empresa les da mucha inseguridad el perfil del presidente. Sus declaraciones, las notas que se publican en Estados Unidos y el caos social que imaginan que se viene. Es muy abrupto el cambio, todo por decreto, todo urgente. En tan solo días se hicieron reformas de fondo, por ejemplo, en cuanto a las relaciones laborales”, dice este director de la filial local de una empresa de tecnología multinacional conocida en todo el mundo. Diego Mess relata que el año pasado la empresa quería contratar 100 personas más para expandir el nodo argentino, pero ahora eso ya se canceló.

“Dejando las chicanas de lado, se nota mucho que son negocios para cuatro o cinco empresarios amigos. Todo eso genera una terrible inseguridad en los CEOS. Ninguna empresa seria, excepto especuladores financieros, quiere invertir en un país que tenga semejante inestabilidad, sin importar cuánto más el Gobierno logre bajar los salarios”.

Depende del bien con que se mida

Otro punto de referencia para pensar si la Argentina está cara en dólares puede ser el precio de la nafta. El precio medio del combustible en todo el mundo en este momento es de 1.29 dólar por litro. Como regla general, los países más ricos tienden a tener precios más altos, mientras que los más pobres y los que producen y exportan petróleo tienen precios más bajos. Una excepción a esto es EE.UU., un país rico con bajos precios de la nafta. Estas diferencias se deben a la variación de impuestos y subsidios. El litro de nafta hoy equivale a un dólar (oficial) en Argentina y en Estados Unidos, casi 90 centavos de dólar. Argentina es un país productor, por lo cual la lógica sería que su precio fuera más barato que los niveles internacionales.

El problema es que los salarios, obviamente en pesos, son extremadamente baratos. Para uruguayos como Javier Furman, que hasta no hace tantos meses solían cruzar de Paysandú a Colón en el día para hacer grandes compras de supermercados y para cargar combustible, esos traslados ya no valen la pena. “Es que antes de la devaluación la relación del precio de la nafta era 4 a 1. Ahora es de 2,5 a uno… no hace la diferencia. A no ser que estés muy desesperado”.

También hay muchos otros bienes, sobre todo de consumo, que estaban algo caros en dólares incluso antes de la última devaluación. El universo de la industria textil: vestimenta, calzado, por ejemplo. “Ese tipo de cosas uno podría decir que estaban un poco caras (en dólares) incluso antes de la devaluación. Ahora están ridículamente caras. Luego, todo lo que tiene que ver con electrodomésticos, línea blanca, electrónica, más o menos están alineados con los precios internacionales, incluso ahora después de la devaluación”, explica De la Vega.

De estos cambios también pueden dar cuenta Furman, el arquitecto montevideano de 49 años, que además de sus escapadas de compras viaja muy seguido a Buenos Aires y a Mendoza por temas familiares y por placer. Del 1 a 14 de enero estuvo de vacaciones acá y se asombró de hasta qué punto la capacidad de compra de sus dólares disminuyó en relación a su última visita en julio de 2023. Se le hizo evidente en sus compras cotidianas que la inflación fue mayor que la devaluación del peso argentino. Según él, la relación entre una y otra moneda ya no es tan conveniente como lo supo ser para los uruguayos.

Hasta ahora, solían venir seguido para abastecerse de medicamentos, algunos alimentos, ropa, productos de higiene personal y para comer afuera, casi sin mirar los precios del menú. “Comprábamos en el supermercado café y edulcorante. Y sobre todo productos que allá no están en la lista de lo que podemos consumir habitualmente”. Alimentos que en Uruguay, asegura, no son bienes a los que accede cualquiera: aceite de oliva, nueces, almendras y ciertos remedios. “Ahora lo que notamos es que, en esos rubros, Argentina es apenas un tanto más barata, pero nada más. La plata te sigue rindiendo un poco más que en Montevideo, pero no es como era antes. Nosotros vamos a seguir viniendo porque tenemos familia, pero con un poco más de cuidado”. Pero puede prever que la afluencia de turismo de compras y turismo en general va a bajar.

  • Diría un país normal. Ser barato no es ser un país normal. Tendrán que reacomodarse un montón de cosas, entre ellos los sueldos.

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