«Walter:
Con el cariño que te tengo, me permito hacer estas observaciones respecto a tus declaraciones públicas que dio a conocer Diario Junio. Coincido en un 99% de lo expresado allí, pero es el primer párrafo y la frase entrecomillada elegida por el medio como título lo que no sólo me plantea una diferencia (lo que no sería relevante, no todos podemos pensar igual), sino que me resulta una premisa angustiante. Sí, me genera angustia que un dirigente sindical y popular exprese esas premisas, por su significado, su significancia y -sobre todo- por el sustrato ideológico que parecer permear.
Aclaremos primero que vos sos un dirigente sindical con peso propio, con liderazgo, con palmares que acreditan tu representatividad. Yo soy nadie. Apenas un laburante. Nada.
Dice el medio que te preguntas por los trabajadores que apoyan a Milei. Y que te respondes: “Me suena a Síndrome de Estocolmo porque están enamorados de su propio verdugo. El tipo que les está sacando derechos, que les está sacando el trabajo, es el tipo al que están apoyando. No entiendo ese odio enquistado, un odio hacia nosotros mismos, hacia el pueblo trabajador”.
Luego el medio comenta que Corrado «sostuvo también que conoce a muchos trabajadores que son “reaccionarios” ya que provienen de otras actividades, pero hoy son asalariados porque no les ha quedado otra posibilidad en la vida, pero creen que siguen perteneciendo a “cierto establishment”.»
Como en el segundo párrafo hay una interpretación del medio, me voy a abstener de opinar de ello, queriendo creer que el medio no entendió lo que quisiste decir. Respecto al primer párrafo, voy a querer creer que no dijiste lo que dijiste.
Los trabajadores no están enamorados de su propio verdugo. Voy a defender a mis compañeros de trabajo, sobre todo a los que votaron a Milei. Los voy a defender por encima de las acusaciones de que son los responsables de la crisis que atravesamos. Porque el subtexto de lo que decís Walter, es que culpa de ellos estamos como estamos. Y no hay un atisbo de autocrítica en tus expresiones. Yo la hice. Hice la autocrítica con mis compañeros de trabajo, en mi ámbito. No la hice en una reunión con dirigentes políticos ni en los medios. No. Porque la autocrítica se hace en el ámbito al cual uno pertenece. En mi caso, la clase trabajadora.
A quienes votaron -aún en contra de sus propios intereses- a Milei, los voy a defender de acusaciones como la tuya. Porque esos trabajadores votaron para vivir mejor. ¿Engañados?, puede ser. Pero ¿quién tiene la responsabilidad de no haber «educado» y/o «enseñado» lo que es el fascismo? Yo tengo una cuota de responsabilidad por los lugares que ocupé en los últimos años. Vos también. Yo tengo menos responsabilidad que vos, sin dudas. Sobre todo por el lugar que seguís ocupando. Pero ni así, ni siendo yo nadie hoy, me atrevería a responsabilizar a los trabajadores por la situación socio-económica que estamos atravesando.
Hay una máxima que dice que «el pueblo siempre tiene la razón». Yo no creo en esa máxima. El pueblo se puede equivocar. Pero una vez, un funcionario kirchnerista (de Néstor) me retó delante de una gran auditorio. En aquel lugar dije «yo no reconozco a Menem como peronista». Esa persona me dijo «si somos peronistas en serio, tenemos que hacernos cargo de lo bueno y de lo malo. Hagámonos cargo del menemismo, aunque no nos guste. Reconozcamos nuestras contradicciones y lo que hicimos mal».
Aquellos que tienen algún grado de representatividad (yo no la tengo, soy nadie), no pueden culpar a la clase trabajadora por votar a Milei. Porque la clase trabajadora son esas miles de personas que viven de changas, que trabajan en negro, que laburan de delivery, que son «autoemprendedores» comercializando productos por Instagram, son aquellos miles que trabajan en cualquier actividad formal y saben que su sindicato existe sólo porque cuentan con colonia de vacaciones, son aquellos miles de monotributistas en el Municipio, en la Provincia y en las empresas privadas y cuyo futuro vence a fin de mes.
En los próximos meses va a nacer un nuevo sujeto social. El desocupado que nunca tuvo trabajo formal. Diferente, distinto, conceptualmente distinto, al sujeto que afloró en la segunda mitad de la década del ’90 y parió el 2001. Echarle la culpa a ellos, decirle que por su «síndrome» estamos como estamos, no ayudará a reconstruir el tejido social.
Yo, que soy nadie y represento a nadie, me atrevo a dialogar desde mi naidés contigo, porque sé (estoy convencido) que tengo más puntos en común con vos Walter, que con cualquiera de los «verdugos», sobre lo que coincido en todo con tu análisis.»
Juan Pablo Portugau
DNI 26866861
ex Subsecretario de Comunicación Municipalidad de Concordia
ex Coordinador de Comunicación Concejo Deliberante
Leticia
En algo estoy de acuerdo con vos Juan Pablo Portugau. Yo creo que los trabajadores que votaron a Milei, SÍ, son responsables de la situación actual, porque se les avisó por todos los medios de quién era y a qué venía este señor. El odio ridículo de algunos al peronismo, los llevó a votar cualquier cosa. Una persona que reflexiona y deja sus sentimientos de lado, JAMÁS votaría a un candidato que se presenta a los gritos y con una motosierra. Estoy casi segura, que ninguno de ellos se tomó el trabajo de buscar qué significaba la palabra «casta», pero me imagino en quién pensaron…. ¡¡¡Háganse cargo!!! ¡¡¡Con su odio jodieron a todos los argentinos!!!!
Por el buen camino del general y la compañera Eva Duarte!
Compañero Walter todavía creo en vos. No te cases con esta casta de perdedores que arrastró y Mansillo el buen nombre de Eva y Juan