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jueves 21 de noviembre de 2024
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Nota escrita por: Sergio Brodsky
martes 13 de febrero de 2024
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Lali

Lali opinó en las Paso que le preocupaba el triunfo de Milei. Le pareció triste y peligroso porque el candidato amenazaba los derechos conquistados por la lucha de un pueblo. A partir de allí comenzó un hostigamiento, del candidato primero, del Presidente después. La ninguneó primero, luego la agredió por considerarla como una "beneficiaria del Estado" (lo dijo en términos mucho más groseros, obviamente). Si uno mira la carrera de Lali, se da cuenta de que siempre creció en el ámbito privado. Más allá de esa mentira del Presidente, es importante, en este contexto, poner en cuestión la idea de que el Estado no debe promover la cultura, invertir en el arte, la alegría, la sensibilidad y la felicidad del pueblo, pues como bien lo dice León, "La cultura es la sonrisa que brilla en todos lados". Desnaturalizar esa idea liberaloide que considera el arte y la cultura como un lujo, como una necesidad menor, sujeta a la degradación del mercado, y no como ese ámbito en el que la sensibilidad y la belleza dan sentido a la existencia. Esa idea, más que de liberales, de brutos, de que promover el arte y la cultura es un gasto superfluo, casi un crimen, si a la vez hay pobreza u otras necesidades importantes. Como si el arte no fuera una necesidad igual de vital.

El Presidente ha agredido a la cultura, en realidad, esencialmente constituye, en sí mismo, una agresión para la cultura. Quiere desfinanciarla, destruirla. No hay plata para ello, dice, no hay lugar para un Estado cultural; Dice estar a favor del libre mercado, de la ausencia del Estado, sin embargo, sí hay plata para un Estado policial, represivo, y bien gordo. Lo hemos visto. También hay plata y un Estado que interviene para favorecer, activamente, con todos sus resortes, a los intereses de las corporaciones económicas concentradas. Ese es un Estado al servicio del saqueo. Por eso en las marchas se canta «La Patria no se vende», como síntesis precisa de lo que está en juego.

En definitiva, es lo que dijo Lali. El presidente se enojó y la hizo blanco de una persecución. Es algo que no corresponde. Primero porque el Presidente, en un Estado Democrático, debe representar a todos los ciudadanos. Debe ser respetuoso con los que sirve, aquellos que delegaron su poder en él para que realice los anhelos de los votantes, no para que estafe y traicione sus aspiraciones y promesas. Además, el Presidente tiene Poder, y unos cuantos energúmenos que lo siguen y multiplican su violencia en las redes, las envenenan, los trolls. Lali solo tiene el amor de su público y su carácter decidido, íntegro.

Hay una desproporción en las relaciones de Poder, un evidente abuso de Poder. Eso pone en riesgo a Lali, que no tiene ese Ejército de custodias con el que cuenta el Presidente para protegerse y perseguirla; tiene todos los recursos del Estado. Paradójicamente, pese a estas enormes desigualdades en las relaciones de Poder, Lali anda por la calle y recibe lo que da: amor.

El Presidente también recibe lo que da, por eso le queda, solamente, saludar al vacío desde el balcón.

Esa desproporción en las relaciones de Poder hace que cada tweet presidencial sea un acto de cobardía, un agravio y a la vez un riesgo potencial para la cantante. Lali es bajita, es bella, es sensible y talentosa. Y es valiente. Tiene coraje. No se amilana ni se calla, ni se esconde. Al contrario, es contestataria con su inteligencia, con su rebeldía, con su insumisión, con su intrepidez. Con un valor y una decisión admirable no se doblega. Responde al pusilánime. Con toda precisión, dedicó en Cosquín Rock una canción especial para los que se preocupan de qué vive, para «los mentirosos, los giles, las malas personas, las que no valoran, los antipatía… todos», dijo, así bajita, bella, talentosa, admirable.

Profundamente admirable, como todos aquellos que responden con convicción y dignidad, aún y justamente, frente a las amenazas de los poderosos, aquellas espléndidas y estupendas personas que no se tuercen, ni se callan, ni se venden por miedo, interés o conveniencia, aquellas que no ponen precio a su honradez. Esos artistas, políticamente incorrectos, desobedientes y críticos, que van creciendo como hermosas flores silvestres, en una maleza poblada de alimañas, aquellas frescas y fuertes, que necesitamos, para poder vivir, con alegría y esperanza. Aquellos artistas que debemos cuidar.

  • Todo aquel que no se doblegó o no se dejó manejar por nadie (CFK por ejemplo) sufrió la persecución. ¡¡¡Fuerza Lali, a esas persona valientes, sinceras, que sólo dan amor, el pueblo siempre les responde con amor y ese es y será siempre el mejor escudo de protección!!! Los odiadores mueren por su propio odio….

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