Inaugurado en los albores del nuevo milenio, este monumento erigido por iniciativa del entonces Presidente Municipal Juan Carlos Cresto -un hombre un tanto impulsivamente adepto a las placas, monolitos y monumentos-, debería ser un testimonio viviente de la grandeza de quienes forjaron esta ciudad. Sin embargo, en lugar de reflejar el esplendor del pasado, se ha convertido en un símbolo de decadencia y abandono.
El monumento, diseñado por el arquitecto Daniel Lezcano y el ingeniero José Bourren, alberga en su subsuelo un cofre de madera rústica, custodiado por cuatro cerraduras, elaborado por el hábil artesano ebanista Juan Antonio Laner. Este cofre, concebido como un tesoro de memorias y legados del siglo pasado para las generaciones futuras, permanece cerrado hasta el último día del siglo XXI.
La Ordenanza Nº 31485, promulgada en 1999, establece que las cuatro llaves que abren el cofre deberían ser custodiadas por instituciones emblemáticas de Concordia: «la excelentísima Cámara en lo Civil y Comercial de la ciudad de Concordia», la Jefatura Departamental de Policía de Entre Ríos, el Obispado de Concordia y, por supuesto, la Municipalidad de Concordia.
Sin embargo, ni siquiera estas instituciones han sido capaces de proteger este monumento del deterioro y la indiferencia.
Hoy, en medio de la epidemia de Dengue y la Emergencia Sanitaria, este monumento se yergue como un monumento al descuido y al desamparo estatal. A su lado, sin desentonar con el paisaje, la fuente de aguas danzantes, una vez símbolo de belleza y esplendor -apenas durante un par de años, con suerte, y si la memoria no traiciona- hace mucho tiempo que yace seca y olvidada, con sus caños rotos y su espejo de agua convertido en un lecho de polvo.
Así, lo que alguna vez fue concebido como un tributo al pasado, se ha convertido en un recordatorio sombrío de la fragilidad de la memoria y la falta de compromiso con nuestra historia. Mientras el agua podrida y los mosquitos campean a sus anchas alarmando a la vecindad, el «Monumento en Homenaje a los Hombres y Mujeres que hicieron Concordia en el Siglo XX» clama en silencio por una restauración que devuelva su dignidad y su propósito original.
peronista memorioso
Todas las obras tontas de Cresto como intendente fueron un gasto inutil que no sirvieron para nada, y los chupamedias de turno contentos.
Pablo
Que pena, y que abandono. Excelente nota.
Jacinto
Ahá, hace muchos años que está abandonado, también es culpable Azcué, los caños de la fuente se rompieron hace 3 meses.
Ni el hijo del gestor de esta obra, ni su Francosuplente hicieron nada para cuidarla.