En el caso de la salud mental, los usuarios son tachados de peligrosos e ineptos por el prejuicio social e invalidados por el discurso científico. Son hablados y desubjetivados por un diagnóstico que los objetiviza. En el caso de los presos, los fija a un estereotipo que disimula que la cárcel es un depósito de pobres, hacinados y destruidos, tanto que el mito de la resocialización se vuelve irrisorio. En ambos casos, el espacio radial en «Ciudadana» les posibilitó a esos sujetos cosificados tomar la palabra para decir su verdad y que su voz, por siempre silenciada, fugara los encierros y saliera a lo social, se desamordazara. Y cuestionara los mitos de la peligrosidad de los padecientes mentales, de su incapacidad e interrogara la certeza tranquilizadora de una división tan tajante entre la supuesta cordura de un mundo cada vez más cruel y delirante y el de personas históricamente maniatadas por sus pensamientos «extraños».
Durante la pandemia, Estela Pitoni, preocupada por el aislamiento de los adultos mayores del grupo de teatro «Conciencias», los integró a «La Hora del Revuelo» a través del micro «Desde Casa». Así, durante más de un año, esos geniales artistas y comunicadores sumaron su creatividad al espacio, compartiendo una vivencia comunicacional única, ya que el programa se realizaba a través de la compaginación de audios, venciendo el encierro, la soledad y la tristeza.
Esas experiencias excepcionalmente ricas las hicimos, solo era posible, en la «Radio Pública», donde encontramos compañeros de causa y verdaderos amigos, hasta el 2019, cuando concluí con mis funciones en esas instituciones socialmente marginalizadas. El maravilloso programa «Desde Casa» continúa, por hoy al menos, hasta que el ajuste, la crueldad y la codicia los deje, muy probablemente, afuera.