Ayer trascendió que el gobierno nacional extenderá por un mes, hasta el 4 de septiembre, la posibilidad de que los usuarios residenciales de los servicios públicos de luz y de gas natural por redes que tienen tarifa social, pero que no se habían anotado en el Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE), hagan el trámite para evitar perder la subvención y pagar más cara las tarifas de energía.
No obstante eso, hasta ayer justamente la inscripción terminaba a fin de julio. Por ese emotivo, a pesar del frío, durante toda la mañana la gente llegaba a la ex Estación Norte. Una de ellas es Catalina Benítez, jubilada que vive en el barrio El Sol, en la zona este de la ciudad. El mes pasado pagó $ 9.000 de electricidad. Este mes le llegó una boleta de $ 14.000, pero consumió exactamente lo mismo que el período anterior. “No tenemos estufas; no hay calefón y las luces son leds. No sé por qué tanto”, se pregunta Catalina.
Los incrementos se deben al aumento del costo del kW/h. En enero pasado costaba de $ 14,17, mientras que en junio alcanzó los $ 63,49, marcando un aumento del 348,06% desde principios de año. El aumento significativo se genera por decisiones del gobierno nacional.
“Yo soy jubilada y mi marido está enfermo así que… vamos a ver que hacemos”, resumió la mujer. “El gasto no es para tanto. Estamos los dos solitos nada más”, remarcó Catalina mientras esperaba pacientemente en la fila.
Raúl Fleitas, es jubilado. Cobra el haber mínimo de $ 285.622 en julio El mes pasado, según indicó, pagó cerca de $ 28.000. “Y esta vuelta nos vino casi $ 90.000”, indicó. De inmediato, se fue a reclamar a la CEC (Cooperativa Eléctrica de Concordia). Vive en una casa de familia y son dos personas, junto a su esposa. “Somos los dos solitos; realmente no se entiende”, dijo. No obstante, el consumo de su hogar fue de 600 kW/h, un tanto elevado para una casa de familia que, además, se calefacciona con un hogar a leña. Pero lo más extraño es que consumieron 400 kW/h al mes siguiente. Y el importe fue un 300 % más caro.
Al vecino le aseguraron que el incremento no se debió al consumo sino al componente impositivo provincial y municipal. “Me atendieron bien, no voy a decir que no. Pero en la boleta figura eso y hay que pagarlo”, indicó. “Yo soy jubilado, cobro la mínima. Pago la luz, más las pastillas que tomo y que sé yo y no te alcanza para nada. Como todo el mundo” indicó el vecino.
“Por ahí uno dice: aumentó la luz. Bueno está bien, sabemos cómo está la cosa que aumentó todo. Pero que una boleta pague $ 28000 y la otra de 90 ‘lucas’, es imposible. No puede ser, algo tiene que haber”, indicó Fleitas.
Ahora solo le queda venir al Centro de Convenciones para ver que alternativa le dan si es que hay alguna. “Lo que está en la boleta, está. Simplemente quiero saber qué es lo que van a hacer ellos en relación a esto de que es tanto el aumento que hubo”, indicó el jubilado.
Una mujer fue a reclamar por una factura que le llegó a su marido, José Luis Romero, de $ 16.000. La anteúltima había sido de $ 11.000. “El consumo fue el mismo”, remarcó. En su hogar, ubicado en la avenida que une Osvaldo Magnasco con Villa Zorraquín, viven dos personas, ambos jubilados, y el consumo es el que corresponde a un hogar con un lavarropas y una heladera. “Y nada más porque el calefón es solar. No tenemos estufa tampoco porque es a leña”, dijo la mujer. “Es lo normal de una casa y de vez en cuando una plancha”, indicó. “Aumentó el costo del kW/h”, dijo.
La mujer sostuvo que fueron a inscribirse para mantener el subsidio, ya que su marido es jubilado y es la persona que tiene a su cargo el medidor. La necesidad de mantenerse en Nivel 2 se debe a que sabe que otras personas que se encuentran en Nivel 1 consumen lo mismo y pagan entre $ 30.000 y $ 40.000. “Es mucho, una barbaridad”, remarcó. Además, la mujer también es jubilada. “¿Y los remedios? ¿Y todo lo demás? Nosotros estamos en una cooperativa de agua y pagamos $ 16.000 por mes. Todos los meses aumenta el agua”, remarcó.
Eve alquila un inmueble en el barrio Facultad. “La luz viene variando. La última boleta fue de $ 20.000. Y la anterior fue de $ 12.000. Somos dos personas nada más: un nene y yo”, dijo. A ello se le sumó el incremento del gas natural. “Pagaba $ 1.800, $ 1.500 y me vino $ 15.000”, aclaró. La mujer es monotributista y cobra una pensión por discapacidad de su hijo. “Yo estoy sola, soy viuda, así que mantengo la casa”, remarcó.
La vecina del barrio Universidad sostuvo que hasta $ 20.000 “está bien” porque «la luz uno la ocupa un montón”. Pero sabe que hubo casos de personas a las que les llegó facturas más elevadas. “Más de eso es mucho”, dijo. Para sostenerse, necesita dos trabajos. Entre el alquiler, la luz y el gas, “se me va casi todo”, remarcó. No obstante, no pierde la esperanza. “Vamos a salir adelante, tengo fe en eso”, recalcó.
Pablo también es monotributista y salía de hacer el trámite en el CCC. Ya estaba en Nivel 2. Y seguirá allí porque hizo la inscripción. Pero, a pesar de ello, sufre las consecuencias del ajuste. “Yo soy solo y tengo lo mínimo indispensable para vivir. Me venía $ 4.000 o $ 5.000 de luz y en este momento me está viniendo $ 20.000”, dijo. En su casa tiene cuatro luces de led y una heladera. “A veces nada más porque no estoy en todo el día”, remarcó. “Me parece muy excesiva la suba”, dijo.
Lo mismo le acontece a Pablo con el gas natural. “Venía $ 2.000 y ahora está viniendo $ 8.000. Te dicen que solamente es la suba. Conozco jubilados que pagaban $ 12.000 y están pagando $ 38.000. Es una locura”, indicó.
“La realidad es que todo va subiendo y los ingresos siguen iguales. Suben todo lo que es servicios. Los alimentos siguen subiendo. Yo soy monotributista y este mes la categoría se va a $ 30.000. Todo sube el 100 % y se complica”, remarcó Pablo.
Rubén Alberto Pucheta es jubilado. No cobra la mínima. “Tengo una jubilación media”, indicó. Venía pagando $ 6.000 de luz. “Ahora me vino $ 18.000 y dicen que ahora aumenta un 200 % más”, remarcó.
El jubilado paga alquiler. Otro ítem donde hubo ajustes de entre un 50 y un 100 % de aumento. “Y todo suma”, indicó. “Y la jubilación te aumentan, ponele, un 5 %. Mientras que los impuestos te vienen con un 50 o 60 % de aumento”, indicó. “Antes podrías comprarte ropa o calzado y ahora solamente te da para comer. No te da para otra cosa”.
Al menos, pudo hacer el trámite de la inscripción al Rase para la energía eléctrica, En cambio, no pudo hacer el del gas natural porque no había llevado a la última factura. “Lo tengo que hacer por correo electrónico porque no sé cómo hacerlo por celular”.
Rosa Rivarola es jubilada. Percibe el haber mínimo. Pagaba “$ 4.000” y algo de luz. “Ahora me vino $ 7.000 y algo. El doble. Gastando lo mismo porque no estoy nunca en mi casa”, indicó. La mujer solo enciende un foco, a veces, y una heladera. Para subsistir, debe prohibirse muchas cosas y, además, hacer trabajos extra. “Trabajo de empleada doméstica”, dijo antes de irse corrida por el viento. Está bien, no vaya a ser que se enferme y deba salir a comprar remedios con lo que cuestan ahora.