Indigencia y pobreza en Concordia: una ciudad «que nunca se pudo recuperar de los mazazos de las décadas del 80 y 90»

«En esta ciudad tiene muy poca incidencia el sector público. Por lo tanto, no hay esa estabilidad que genera el empleo público como en las capitales de provincia como es Paraná donde hay una enorme administración pública que garantiza un salario mensual», recalcó Loggio. De esa forma, sostuvo que se trata de trabajadores que tiene un ingreso asegurado a fin de mes y eso genera el círculo virtuoso de la economía que consiste en la adquisición de bienes y servicios. «Eso en Concordia no existe», manifestó.

En la otrora «Capital del Citrus», los trabajadores dependen enormemente de la actividad privada. «Cuando la macroeconomía esta mal, Concordia ve rápidamente disparados sus índices de pobreza e indigencia», remarcó.

Revisando los informes anteriores de la UCA, el exdiputado encontró que en 2022, a la salida de la pandemia, los niveles de pobreza e indigencia eran mucho menores. «La pobreza en el 2022 estaba alrededor del 40 % y hoy está en el 55 %. La indigencia era menos del 9 % y hoy está en el 20 %. Eso quiere decir que la macroecononomía está cayéndose por el ascensor y los sectores trabajadores están perdiendo ingreso por falta de trabajo y porque los convenios colectivos de trabajo están por debajo de la pobreza», remarcó.

Loggio sostuvo que la actividad citrícola tiene una influencia muy grande en la ciudad. Aproximadamente da trabajo a unas 20.000 personas, pero este año no ha sido bueno para un sector donde solo un 15 % de la producción se exporta. «La inmensa mayoría depende del mercado interno y verás que en las verdulerías, el valor de la naranja o de las mandarinas es ínfimo» dijo. La fruta un valor muy bajo porque hubo sobreproducción este año y no hay quien consuma. De esa manera, se ve afectada la cadena citrícola, ya que los empresarios desisten de contratar a la mano de obra concordiense. «Eso impacta claramente en los índices de pobreza e indigencia», remarcó.

Otras actividades también se ven comprometidas con la política económica recesiva como la madera o la construcción. «Esos convenios están por debajo de la línea de pobreza», remarcó. «Tenemos trabajadores cuya retribución está por debajo de la línea de pobreza», subrayó.

Loggio sostuvo que la ciudad puede revertir la situación actual pero, como condición previa, se requiere que se recupere la macroeconomía. «Argentina tiene que volver a tener consumo. El 70 % del Producto Bruto de los argentinos depende de lo que consumimos los argentinos; depende del mercado interno», sostuvo.

Con una economía en recesión, tal como se ve en momentos en que el gobierno nacional apunta en esa dirección para bajar la inflación. «Los platos rotos lo pagan de inmediato los sectores más vulnerables: desocupados, jubilados, las capas medias bajas», remarcó. Un ejemplo de lo mencionado son los docentes «Están en lucha porque el salario básico está por debajo de la linea de indigencia», dijo. El salario básico es de $ 379.000 mientras que la linea de indigencia para una familia de cuatro personas es de $ 393.000. «Un docente es un profesional que hizo primaria, secundaria y terciaria», indicó.

Mientras tanto, la administración libertaria solo apunta al recorte fiscal y a transferir ingresos de los sectores más pobres a los más ricos. «La Ley Bases que se aprobó va claramente en esa dirección. Le aplicó el Impuesto a las Ganancias a los trabajadores que podríamos llamar de clase media baja pero le bajó los impuestos a los ricos», indicó. Paralelamente, incentiva a las grandes inversiones extranjeras en detrimento de ayudar a la inversión de los sectores pymes industriales que son las que verdaderamente generan empleo en el país. «Hacemos una promoción fiscal enorme, que vengan de afuera a invertir ya que la Ley Rigi no les obliga a dejar los dólares en la Argentina sin establecer un sistema de proveedores locales, no fortalecen las pymes locales. Vienen, invierten y se llevan lo que extraen de nuestro suelo agrícola, minero, petrolero, sin dejar nada en la Argentina», añadió.

Por último, Loggio remarcó que «para caer no hay piso» pero con una diferencia a lo acontecido en 2002-2001. La Asignación Universal por Hijo y el Programa Alimentar establece algunas herramientas mínimas que a muchas personas les permite comer «fideos y polenta». «Hoy estamos en una situación donde los sectores más vulnerables comen mal, comen poco pero aun siguen comiendo, En 2001 no había para comer», dijo. «Esta política de Javier Milei a la que adhieren sin discusiones el gobernador (Rogelio) Frigerio y el intendente (Francisco) Azcué va a seguir por el camino de más pobreza, más exclusión y menos empleo».