Ampliación de la zona restringida a los carros de tracción a sangre: ¿Que hay detrás de la medida?

La ordenanza (autoría de los concejales Felipe Sastre y Silvina Ovelar) votada ayer por unanimidad establece que la zona de exclusión se extiende hasta Avenida Presidente Illía y Salto Uruguayo al norte, al oeste Boulevard Maipú, Salta hasta el río Uruguay, al oeste Diamante y al sur se traza un circuito que abarca calles Libertad hasta Scattini, luego Ituzaingó, Castelli, Humberto Primo, San Martín hasta Diamante. Gesualdi advirtió que los carros que circulen de ahora en más dentro de ese perímetro van a incurrir en una contravención y tendrán una multa que deberá abonarla en el Juzgado de Faltas. Las multas van a comenzar en los cinco juristas (aproximadamente $ 75.000) hasta un máximo de 50 juristas. Además, Veterinaria secuestrará el caballo y el animal será trasladado al centro ecuestre.

«Cuando asumimos nos encontramos con una problemática de la tracción a sangre tanto en la situación de los caballos como de las personas que estaban en los carros», expresó. Por ello, comenzaron con el Registro de Usuarios TAS, ya que el primer paso era saber a ciencia cierta cuántos carros y equinos circulan por la ciudad. Gesualdi dijo que la información existente era muy diversa, dependiendo de la persona que fuese consultada.

Comenzaron colocando microchips que son obligatorios. Gesualdi sostuvo que es lo último en tecnología en el mundo. El microchip sencillamente es un código de barras de 15 números que no le genera efecto adverso alguno al equino. Y es inviolable. Los datos del animal, junto con los números del microchip y los datos del usuario, se vuelcan en una aplicación donde se puede digitalizar y compartirla con las diferentes áreas del municipio. En este caso, Desarrollo Social y Desarrollo Productivo. El médico veterinario explicó que apuntan a «visibilizar» a las personas que utilizan los carros para ser empleadas en otro tipo de tareas «no tan precarizadas e informales como los carros».

El censo comenzó en mayo, se estableció un período de seis meses. Terminaba en octubre. Pero pidieron un mes más y se extendió durante noviembre. Hasta el momento, el censo arrojó como resultados una cifra que ronda entre los 450 y 500 carros en toda la ciudad y el doble de animales. En diciembre comenzarán a controlar que los carros y los caballos que sigan circulando estén registrados. Además, el 95 % de los usuarios no eran propietarios legales de esos caballos o no podían acreditar su propiedad legal (en Argentina solo se acredita la tenencia de un animal pecuario mediante una marca a fuego).

La pregunta que surge de inmediato es: ¿Qué sucede con los carreros que se verán imposibilitados de salir a recolectar materiales reciclables por determinados sectores de la ciudad? Gesualdi dijo que, luego de ser registrados, Desarrollo Social, Desarrollo Humano, Desarrollo Productivo u otras áreas deben encargarse de abordar esas situaciones. Gesualdi aclaró que la responsabilidad en esos temas ya no le corresponde. «Yo no lo manejo ni te lo puedo garantizar. Solo podemos visibilizar su problemática desde un lineamiento mucho más formal. La realidad es que el trabajo de un carro es súper precarizado y súper informal. La verdad es que no está bueno. Tenemos que avanzar un paso más para incorporar a las familias a otras estructuras laborales más formales», remarcó.

En cuanto a los equinos que ingresan al centro ecuestre, manifestó que se controla la presencia en sangre de un virus que no tiene cura (anemia infecciosa equina). El resultado tarda 48 horas. Por lo tanto, los animales están como mínimo dos días y como máximo la cantidad de días que se tome el dueño del caballo en ir a buscarlo luego de pagar la multa en el Juzgado de Faltas. En promedio, suelen estar cuatro o cinco días. Gesualdi dijo que también se encuentran con animales en mal estado. En esos casos, hay una ley nacional que prohíbe el maltrato animal. Por ello, en esos casos, se los envía a Fiscalía y la devolución puede extenderse hasta más de 30 días. Incluso, si el fiscal que interviene decide la no devolución, la municipalidad se encarga de entregarlo en adopción. Es más, hay un registro de interesados en quedarse con los caballos.

Gesualdi indicó, además, que la entrega de motocarros para reemplazar a los carros, una alternativa utilizada en 2017, no es viable, ya que hay muchas personas que son analfabetas. «Hay un sector que queda totalmente afuera porque son analfabetos». «Primero hay que enseñarles a leer y escribir, enseñarles las señales viales y después darle el motocarro», sostuvo.

Por último, el responsable de Veterinaria dijo que la meta no era «erradicar» la tracción a sangre. «La palabra ‘erradicar’ me parece horrible. Se utiliza comúnmente, pero la considero una palabra fea, horrible». En lugar de ello, dijo que la intención es que dejen esa actividad y se desempeñen en un trabajo más formal. «En eso estamos trabajando», expresó. En esa línea dijo que también podría centrarse únicamente en la situación de los caballos como responsable de Veterinaria. «Pero no puedo taparme los ojos y ser indiferente ante una familia que va arriba de un carro», acotó.