Klenner les explicó que las familias están mal, ya que se les adeuda plata de una quincena pero la empresa está dispuesta a pagar una faena en otro frigorífico. «Me parece que no corresponde», les dijo. Luego de reunirse con los delegados, desde el Sindicato de la Carne les dijeron al dueño de la planta vecina que esa faena «no se va a hacer».

El sindicalista sostuvo que los trabajadores están en el interior de la planta porque están en medio de la conciliación obligatoria, pero no tienen ninguna tarea asignada, ya que no hay materia prima. «Estamos esperando que traigan los pollos», dijo.

Actualmente, a los trabajadores se les debe una cuota de la quincena, vacaciones, la cuota alimentaria («algunas mujeres todavía no la cobraron»). Además el gremio exige que se devuelvan algunos descuentos arbitrarios que se efectuaron como un 9 % de presentismo, que incide en otros conceptos como antigüedad u horas frío. Y algunas indemnizaciones por despidos que se practicaron con un 50 % de descuento de lo que corresponde por ley. «Esta no es la manera», remarcó el sindicalista.

Más adelante, Klenner sostuvo que lo que están viviendo es una batalla psicológica que consiste en no pagar todo el salario, no llevar pollos para que los trabajadores acepten firmar el preventivo de crisis que implica una rebaja salarial a cambio de mantener los puestos de trabajo. Mediante un video, se observa a Klenner preguntar a los empleados si están dispuestos a firmar y el rechazo es unánime. «La gente está muy decidida; el preventivo de crisis no nos favorece en nada», remarcó.

En esa línea, Klenner manifestó su esperanza de que se ablande el corazón del empresario Joaquín De Grazia que «está duro como una piedra». «Acá te das cuenta de que la gente se cansó; que dice basta y que hay que reaccionar, no nos queda otra», afirmó.

Desde el STIA advierten que la empresa está atentando contra ella misma. «Se le están juntando los pollos», remarcó. No obstante, aclaró: «no queremos que a la empresa le vaya mal; queremos que le vaya bien porque de eso vivimos. No somos loquitos. Pero la idea es que se pongan a trabajar».

Mientras tanto, las familias de los trabajadores permanecen en el exterior de la planta, Klenner dijo que en un rato volverán a realizar una asamblea. «Que sepan que queremos trabajar, pero también queremos cobrar», advirtió.