Las Fuerzas del Cielo están prontas a tomar el control definitivo de ‘capital país’ despojándonos a los nativos de futuro. Aunque quienes serán las principales víctimas, los milenials, no lo perciben porque tienen otra cabeza, moldeada en los últimos años, en los que nosotros estábamos enfocados en un discurso que pasó de moda, sin que nos diéramos cuenta. Hablarle a un milenial del Proceso Militar del 76 es lo mismo que hablarle a mi generación de la Vuelta de Obligado: esta bien, ocurrió y es parte de nuestra historia, pero ya no mueve emociones y mucho menos provoca el miedo que quedó grabado a fuego en el consciente y el subconsciente de quienes lo vivimos.
LA IMPOTENCIA DE MI GENERACIÓN
Todos los días recorro, por gajes del oficio, las redes sociales buscando entender el presente y sobre todo tratando de dilucidar en que anda la gente que vive en este país. Y lo que encuentro es una enorme grieta, no la que propuso Lanatta en su momento. Una nueva, no tan delineada ni tan clara, pero que percibo de cualquier manera: Una mitad de los argentinos amargados y desconcertados, reclamando (sintéticamente). ‘Animémonos y Vayan’. Perplejos ante el desastre en curso, pero incapaces de jugarse el pellejo, como ocurrió a la generación que nos devolvió la Democracia, después de la Dictadura genocida del 76. Esperando que estalle una improbable revuelta que ponga freno a la pesadilla ahora instalada. Pero absolutamente incapaz de protagonizarla, ni siquiera habitarla como actores de reparto. Solo exhortos sin espíritu en las redes sociales, que hablan definitivamente de impotencia y no de posibilidad real.
Y por otro, un discurso que no entendemos los gerontes, que manifiesta complicidad y aceptación con los libertarios y todos los disparates que cometen diariamente. Expresado en un lenguaje procaz, que rebaja el argumento político a la diatriba y el insulto, al brulote rastrero, pero que es festejado por los milenials, que se sienten expresados por los perpetradores. Dos universos paralelos e irreconciliables, que se cruzan y entrecruzan todo el tiempo, pero sin verse ni tocarse.
Y por detrás del discurso, por un lado, las Fuerzas del Cielo, que tomaron el control de la moral social y hoy la administran a voluntad. Y por otro las generaciones, como la nuestra, que no terminamos de acordar quienes son los referentes con la capacidad de unificarnos, aquí y ahora, en la resistencia, porque, entre otras cosas se ocuparon de instalar, en la mente de todos, dualidades de pro y anti, que nos enfocan en discusiones bizantinas que bloquean toda posibilidad de síntesis superadoras de nuestra parte.
NOS ESTAMOS JUGANDO LA ULTIMA CARTA, A TODO O NADA.
Ocurrirá en los próximos diez meses, los que nos quedan hasta las legislativas. Las Fuerzas del Cielo están dispuestas a poner lo que haya que poner para que la inflación (la más alta del planeta en dólares) se mantenga en los niveles del 2/3 % mensual, valores que hacen creer a los milenials que El Ser de Luz, es un domador de tormentas y está poniéndole un codo a la historia que terminará con la inflación, flagelo que es la madre (según les han instalado en el lóbulo frontal) de todos los males. Para eso necesitan que la enorme masa monetaria en pesos emitida por los libertarios, que han triplicado en una año el circulante (aunque el bufón jura que no ha emitido un solo peso, ante cada micrófono amigo que le ponen adelante) se mantenga en el crawling peg o sea colocándose todos los días a una tasa que triplica la tasa de devaluación obteniendo ganancias del 20 % anual en dólares. Total, después, cundo reviente todo, como hacen siempre, dolarizaran y estatizaran la deuda, para que nos hagamos cargo nosotros.
Si por ventura, las Fuerzas del Cielo entrasen en pánico, y salieran en estampida a convertir sus pesos en dólares, inmediatamente el precio de éste explotaría y consecuentemente los precios internos y la inflación; y entonces la fantasía libertaria estallaría por los aires (cosa que inevitablemente va a pasar). Por eso necesitan dos cosas: llegar con la bicicleta al 26 de octubre, y después ganar las legislativas para, confirmar con sus votos los DNU ilegales y anticonstitucionales y así legitimar el saqueo definitivo de Argentina.
Para lograrlo tienen que conseguirle dólares para fugar todas las semanas, y aunque parece difícil, tienen al FMI dispuesto como siempre a abastecerlos; y por si no alcanza, manotean las decenas de miles de millones de dólares del Fonde de Garantía de Sustentabilidad de las jubilaciones, que esta semana que pasó Caputo comenzó a ‘quemar’ para sostener la fuga prometiendo ‘que después iba a devolver’ la plata que nos está robando.
Pero, de cualquier manera, vivimos en un país en el que lo mas probable es que ocurra lo más improbable de ocurrir. Todo esta por verse; y como quedó demostrado en estos días, en Argentina el ‘largo plazo’ puede acontecer en las próximas 24 horas.