Nosotros sabemos que la ideología es una categoría singular y colectiva a la vez, porque consiste en un sistema de representaciones, afectos y pasiones que se instalan como formas de vida y se naturalizan. Toda época tiene sus ideologías que incluye sus valores y la perspectiva con que se mira el mundo, así como el sujeto "habita" en su ideología que lo conduce a través del inconsciente. Pero en definitiva se proyecta en esa ideología. No la niega. En cambio, "el negacionismo" no es ni una ideología, ni una opinión. Y ha sido utilizada esta práctica en todos los países que necesitaron echar un "cono de sombras" sobre pasados abyectos, de exterminios y genocidios, como pasó en Argentina durante la última dictadura Cívico Militar. Además, sus inquisiciones no son solo sobre el pasado que quieren reivindicar, sino que buscan una proyección sobre el futuro. Porque sus diatribas son contra las barreras que le enrostran el "Nunca Más".
Tanto en épocas electorales como en sus gobiernos, tienen la manía o la estrategia de ser grandilocuentes con discursos llenos de falsedades y declaraciones extravagantes para justificar sus administraciones desastrosas, haciendo recaer en los últimos dos gobiernos progresistas, tanto el de CFK como el de Alberto Fernández, la responsabilidad o "culpas" por la situación de vulnerabilidad económica financiera con alta volatilidad en que se encuentra la Argentina en plena disputa electoral. Pero esta situación no resulta por generación espontánea, sino por gestiones que, simulando ser de "libre mercado", generaron un vaciamiento y saqueo financiero como jamás se vio en nuestro país.
Hay un fantasma que recorre el mundo en forma de crisis económica que amenaza con hacerle un daño inmenso a la supuesta invulnerabilidad del capitalismo global. Cada día, los habitantes atribulados de una época de convulsiones nos levantamos a la espera de noticias que, por su contenido abrumador e indescifrable, nos lanzan a un sentimiento agudo de intemperie y desesperanza. Poco y nada queda de esa eternidad por la que abogaban los "cultores del fin de la Historia", asociada a la consolidación de un sistema estructurado alrededor de la economía mundial de mercado y políticamente configurado con la forma liberal de la Democracia.
No siempre cuando se habla de categorías políticas, tenemos en claro la significancia de las denominaciones a las que nos referimos. La denominación "Derecha" e "Izquierda" tiene su origen en tiempos de la Revolución Francesa, allá por 1.789, y fue el faro que iluminó dos ponencias opuestas en cuanto a la forma de gobierno que debían tomar los revolucionarios en contra de la monarquía gobernante. En esa Asamblea, donde se produjo la votación por la forma de gobierno, había una explanada donde se colocaron sillas para los asambleístas. A la derecha del Presidente de la Asamblea se sentaron los monárquicos, y a la izquierda se ubicaron estratégicamente los revolucionarios, que pretendían poner fin al poder absoluto del Rey Luis XVI. La votación fue ganada por la Izquierda por 673 votos contra 325 de los Monárquicos, que pretendían que él conservara el poder de veto a las futuras leyes. Mucha Historia ha ocurrido desde entonces, pero la denominación quedó incólume. A través del tiempo ha mutado en forma extrema, siempre defendiendo los privilegios de las élites dominantes. Pero en los últimos tiempos la derecha ha mutado, ya que exhibe sin inhibición prácticas violentas, y por otro lado ha ampliado su composición social consiguiendo salir del "encierro" elitista. Los argumentos clasistas, racistas, sexistas y conservadores propios de su ideario, ya no se afirman exclusivamente desde los sectores oligárquicos, sino que son compartidos y agitados también por franjas populares excluidas por clase, etnia o género. Las actuales prácticas de la derecha global combinan mensajes reaccionarios con el despliegue de bandas organizadas, agresivas y en actitudes que superan las reglas democráticas. A manera de ejemplos, podemos citar la toma de edificios públicos como el Capitolio en Washington y la ocupación de la Praça dos Três Poderes en Brasilia, y también las acciones ultras en…
En Política, todo es posible si se cuenta con imaginación y decisión. Las PASO son el instrumento que inventó el sistema político para evitar la fragmentación y generar mayor estabilidad en el sistema a través de la consolidación de la "oferta". Es decir, de su concentración en pocas opciones. Una especie de blindaje, por arriba, para encerrar el "ganado" en ciertos rediles predefinidos. Sin embargo, no siempre sale bien. Estas primarias que debían "purificar el espectro político, terminaron siendo la oportunidad para que el profundo malestar que se acumula en la sociedad se exprese con toda su fuerza de corrosión y de manera sorpresiva. Una especie de grito desesperado de quienes han quedado marginados del sistema y que perciben que ya el "futuro no es como antes". Frente a esa manifestación, que se dio en 2019 y 2021, y sobre todo con un "golpe de urnas desesperado", que dejó un tendal de heridos que ya se probaban los trajes del "poder", se plantea un nuevo escenario donde hay que "barajar y dar de nuevo" entre los sobrevivientes de una tormenta perfecta.
Facundo Molares, nació en 1975, hijo de una generación que luchó mucho en la Argentina. Su familia la pasó mal en la dictadura. Su padre Hugo era militante sindical del Hospital Ciudadela. Zafó de milagro de ser "chupado" por los grupos de tareas. Después de la Primavera democrática y con el caos económico del Gob. de Alfonsín, su familia decidió dejar Bs.As. y partir a la Patagonia para forjarse un futuro mejor. Pero comenzaba la pesadilla del menemismo. El padre era comerciante y estudiaba Derecho y la madre estudiaba en el secundario. Pero eso no les impedía poseer una educación militante. Las marchas contra la Ley de Educación, la defensa de la Escuela Pública. Con apenas 14 años el joven Facundo puso el cuerpo, se hizo Comunista, y leía los Diarios del Che .Cuando terminó el secundario, (es Técnico Forestal) decidió volver a Bs.As. para estudiar, justo antes de que la Alianza neoliberal estallara por los aires en 2001. Se instaló en el Bajo Flores, en la estigmatizada Villa 1-11-14, donde militaba por los pobres. Vivía en una" piecita" que forjó con sus propias manos. Desencantado luego de que nada cambiaba luego del estallido, Facundo vendió sus pocas pertenencias y decidió cambiar de rumbo: Cataratas, Paraguay, Bolivia, Ecuador, lo vieron pasar. Miles de Km recorridos. Cuando entró en Colombia tuvo una epifanía al ver una pintada de las FARC en la puerta de un cuartel del ejército que decía: "Hasta la Victoria". El comentaba luego, que desde que ponía un pie en esas tierras, era imposible abstenerse de la realidad. La lucha era muy poderosa, convocante. Se fue quedando. Escuchaba a los campesinos desplazados, los masacrados por los paramilitares, la pobreza extrema. Ver esa realidad, le hizo sumarse a las FARC. Se acordaba del Che cuando decía: "Vengo a ofrecer,…
Insólito por donde se lo mire. Mercaderes de seguridad, agroindustriales, integrantes de la élite económica, abogados que representan a empresarios investigados por su responsabilidad en crímenes de la dictadura, son solo algunos de los que ponen el dinero constante y sonante que financia al Instituto de Estudios Estratégicos de Seguridad, la base operativa de la precandidata presidencial que mejor expresa los anhelos insatisfechos de la ultraderecha local.
Era 2013 y ya faltaba poco para las elecciones que cristalizaron el empequeñecimiento del sistema de alianzas del Frente para la Victoria. La sociedad compuesta por Daniel Vila y José Luis Manzano estaba frente a una disyuntiva. Apoyar al ascendente Sergio Massa, amigo de ambos o al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Fue entonces cuando Juan Abal Medina, por entonces jefe de gabinete, se reunió con ambos, y la respuesta por parte de Manzano fue que irían con el ganador. Como siempre, apostó en los dos lados del mostrador. José Luis, si algo aprendió con la política, es que los gobiernos, con amigos incluidos, pasan, pero los negocios quedan.
La insólita y presuntuosa candidata a Presidenta, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón (según reza su tarjeta), visitó primero la "catedral" de la "gauchocracia", es decir, la Sociedad Rural Argentina, y luego los estudios del "Templo del Mal", es decir, TN. TV. Lo hizo para que los sectores más influyentes del poder económico de Argentina, además de la UIA y la AEA, tomen nota de lo que se propondría hacer en caso de arribar a la Presidencia, en materia de Economía. Dentro del secreto plan, que según ella, pondría en acción, sería ponerle un "blindaje" a su proyecto económico. Muchas miradas se cruzaron desconcertadas porque no creían lo que estaban escuchando, porque esa palabreja, les hacía retomar un pasado que creían desterrado de la memoria de los argentinos.
La estrategia de sometimiento y dominación de los pueblos de América y el resto del mundo fue la exteriorización de la entente angloestadounidense, por la cual estos se dividieron América. Enunciada por los EEUU y apoyada por Inglaterra, prohibió el "colonialismo militar directo" sobre América y disuadió a España y otras potencias europeas de reconquistar militarmente a las ex colonias hispanoamericanas. A través de la Doctrina Monroe, Inglaterra mantuvo su equilibrio europeo, al tiempo que sentaba las bases del neocolonialismo. Como contrapartida, le aseguró a EEUU su expansión física directa sobre Norteamérica. Al inspirar a Monroe, el ingenio inglés ya había planeado hacer más "sutiles" sus métodos de dominio. Preveía sustituir la onerosa conquista militar por la penetración económica y emplear como vínculo de sumisión indirecta el contrato diplomático de una deuda externa, haciendo realidad entre naciones el viejo adagio bíblico: "El que toma prestado, sirve al que presta".