Campo del Abasto: Cuando la transparencia se opaca por la improvisación y el prejuicio ideológico

Hace varias semanas el Municipio hace alarde de haber apartado a la Cooperativa de Trabajo Mundo Reciclado (“La de Juan Grabois”, gustan decir algunos aunque se trate de una falacia) de la gestión de la Planta de separación de Residuos del Campo del Abasto por supuestas irregularidades en la administración, y por la existencia de un convenio vigente con “obligaciones desproporcionadas en cabeza de la Municipalidad”, según expresaron desde la actual gestión días atrás.

Por su parte, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (organización gremial que acompañó el proceso organizativo y de transición de los más de 100 trabajadores del basural a cielo a abierto a la Planta de Separación), mediante un duro comunicado, criticó los dichos de los funcionarios municipales (en especial del licenciado Dell´Olio), explicando con precisión que el convenio aludido no se encontraba vigente y que no existía ningún tipo de irregularidad en la operación de la planta por parte de Mundo Reciclado, criticando asimismo a la gestión saliente por la falta de cumplimiento de acuerdos, entre ellos que no se hizo cargo del mantenimiento de la planta y su maquinaria, el cual se estuvo realizando durante todo el año pasado con fondos provenientes de la venta del material que corresponde al producido de los trabajadores de la planta. Durante estas semanas, la organización -que se compone por los trabajadores recicladores, cartoneros y carreros- continuó dando a conocer un supuesto “plan espurio” del hoy ex “flamante funcionario” Leonardo Galarza, elegido por la gestión Azcué para llevar adelante la administración de la planta.

Ludmila Fernández, referente local de la organización, contó a los medios que pese a haberse comprometido en que los trabajadores de la planta serían contratados por el municipio en esta nueva gestión, la situación no estaba sucediendo y, por el contrario, los trabajadores solo pasarían a ser parte de otra Cooperativa de dudosa transparencia que preside el ex “flamante funcionario” Galarza, hoy desplazado de su cargo por una condena penal por peculado y fraude a la administración pública como diera a conocer DIARIOJUNIO.

Al margen de esta situación que eyectó a Galarza de su corto paso en la gestión Azcué, el hecho de que Galarza sea funcionario municipal, y a la vez presida una cooperativa que -sin participación de los trabajadores de la planta de reciclado- iba a comenzar a comercializar los residuos de la ciudad para el municipio del cual era funcionario, ya de por sí constituye una escandalosa falta ética.

Por lo demás, en relación a los dichos del secretario de Hacienda Dell Olio respecto de que la administración de la planta por parte del Municipio se aborda con el objetivo “de mejorar las condiciones de trabajo”, fuentes cercanas a la planta indicaron que en este momento los trabajadores del Campo del Abasto se encontrarían en una situación de suma precariedad y condiciones críticas de trabajo, continuando sus tareas diarias sin que nadie defina bajo qué modalidad se encuentran al momento. Y lo que resulta más preocupante es que pese a las tareas de riesgo que realizan, ha trascendido que no contarían en este momento con un seguro de accidentes personales, ni con elementos de seguridad o herramientas de trabajo, desde que se separó a la Cooperativa Mundo Reciclado de la gestión de la planta.

Este traspié para la gestión del intendente Azcué no es menor, ya que por un lado saca a la luz que tomar acciones apresuradas y sin planificación, quizás basada en prejuicios ideológicos (“La Cooperativa de Juan Grabois”, señalan algunos), perjudicó directamente a los trabajadores de la planta del Abasto (los más humildes en este caso) y los puso en riesgo a quedar a merced de un condenado por la justicia como lo es el ex “flamante funcionario” Leonardo Galarza.

Los antecedentes penales deberían solicitarse antes del inicio de una gestión debido a que son personas que van a ejecutar un plan de gobierno (si lo tuvieran) para los ciudadanos de Concordia, y el hecho de no analizar a qué personas se colocan en los cargos públicos de antemano, puede devenir, como en este caso, en la ejecución de un plan de aprovechamiento de los trabajadores más humildes de la ciudad.