Recordando los hechos: la ex coordinadora de fiscales en la causa ‘contratos truchos’, Cecilia Andrea Goyeneche, quiso salvar a su socio y amigo, Pedro Eduardo Opromolla, no incluyéndolo en la lista de investigados por su participación protagónica en la mega estafa, la mayor de la historia de la provincia. Cuando esto fue advertido, la ex fiscal mintió no conocerlo ni tampoco reconoció sus vínculos comerciales con él, cometiendo un nuevo delito, que, en el contexto de sus responsabilidades en la justicia, solo puede ser caratulado como muy grave.
Estos hechos están reconocidos y citados en el dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la siguiente manera: “En breve síntesis, lo que se reprochaba a la funcionaria era mal desempeño, falta de objetividad y omisión del deber de excusarse de intervenir en la causa penal caratulada “Beckam, Flavia y otros s/ asociación ilícita y otros”, en la que había estado a cargo de la coordinación de los fiscales. Más concretamente, se le endilgaban las siguientes conductas: no haberse excusado pese a tener vínculo con uno de los imputados, el contador Pedro Eduardo Opromolla; haber solicitado su apartamiento de la causa recién cuando la relación entre ambos cobró estado público; haber negado tener vínculo comercial con dicho imputado cuando se le preguntó al respecto en una audiencia pública llevada a cabo por la jueza María Carolina Castagno en el expediente “Beckam”; y haber excedido sus competencias al ordenar el allanamiento de un inmueble y el secuestro del teléfono celular del testigo Mario Deiloff, quien había referido que Opromolla integraba un estudio contable con su cónyuge, Sebastián Orlando Bertozzi.”
EL SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE ENTRE RÍOS, ES UN ‘REPRENDIDO A REPETICIÓN’ POR LA SUPREMA CORTE, POR SUS DESPROLIJIDADES E INCORRECCIONES
Si fuera una canción sería “Sucio y desprolijo” el histórico himno de Papo, que tantas veces compartió con Charly García. Pero dejamos ahí la comparación para no incurrir en desacato.
Cuando decimos que el STJER ha sido reprendido públicamente, con anterioridad, por la SCJN, estamos recordando el hoy famoso “Caso Amarras” En el que el máximo órgano de justicia de la provincia dio curso a la autorización para destruir un humedal protegido para instalar un proyecto inmobiliario privado. La Suprema Corte no solo anuló y revirtió ese absurdo fallo, sino que reprendió severamente a sus colegas entrerrianos, dándoles de paso una lección de jurisprudencia que sería muy bueno recordaran en este momento en que está en juego nuevamente la salud y la naturaleza entrerriana, con la habilitación de fumigaciones con agrotóxicos y substancias cancerígenas, sin restricciones al suelo, personas y acuíferos provinciales.
Ahora nuevamente la SCJN da lugar a un reclamo contra el STJER, esta vez el de Goyeneche, no por las gravísimas y probadas imputaciones contra la ex funcionaria, sino por cuestiones técnicas en la constitución del jurado que la condenó, cuestiones legales que obviamente exceden las capacidades y conocimientos del escriba.
Algunos observadores señalan que los miembros de la SCJN, no comen vidrio, y que si bien por su alineamiento ideológico les hubiera encantado devolver a Goyeneche a la fiscalía, las razones de su destitución son tan graves y probadas, que a lo máximo que llegaron es a volver todo al inicio. Y que todo se resuelva, esta vez ajustado a derecho, en la provincia. Lo que solo hace posible un único final: la ratificación de la destitución. Porque tal como reconocen (implícitamente la SCJN y explícitamente el STJER), el delito cometido por la ex fiscal esta suficientemente probado, y lo ordenado en la primera sentencia está fuera de discusión, lo que habilita a esperar su ratificación. Algo que todos los entrerrianos bien nacidos esperamos ocurra, sin dilaciones y esta vez sin ‘errores técnicos’ [i].
Bernardo
MAscaron un sapo y escupieron un renacuajo. Tan burda es la patraña, que sacaron un fallo de ocasión, debe ser mientras convencen a Macri que la piba esta metida en el lodo.
Mientras oportunistas como el masón Salduna sale a escribir a favor de ella y en contra del mismo cuerpo que integró, el mal llamado Superior Tribunal de Justicia, gozó suculentos ingresos y viaticos; leia lo que le escribian los fallos desde la tina de un sauna, y se quedaba calladito de los chanchullos. Cuantos kueider y cuantas kueider dando vueltas. Que desfile de monstruos