Al filo de la medianoche del 12 de junio pasado, el Senado daba media sanción a la ley Bases, pilar del plan económico de Javier Milei. El debate de un compendio inabarcable de normas con las que el ultra se dio manos libres para hacer y deshacer el país había sido agotador: 12 horas. Le seguiría una sucesión de votaciones en particular hasta la mañana siguiente, en varias de las cuales tuvo que desempatar la presidenta del cuerpo, Victoria Villarruel, tal como había ocurrido con la aprobación en general.
Semejante maratón no apaciguó el frenesí de Edgardo Kueider por viajar a Paraguay. De Buenos Aires a Entre Ríos y de allí otras diez horas por ruta hasta el paso fronterizo San Ignacio de Loyola, que une Clorinda, en la provincia de Formosa, con Puerto José Falcón, del lado paraguayo. La salida del país del senador peronista entrerriano se registró a las 21.02 del 16 de junio. Haría el camino inverso cinco días después, por la tarde.
En el lapso transcurrido entre la media sanción en el Senado y el viaje a Paraguay, “el Turco” Kueider vivió las horas de mayor repercusión nacional de su vida política, hasta entonces. Mientras surcaba la ruta en un día templado a las puertas del invierno, el senador concordiense habrá tenido tiempo para rastrear su nombre en las redes sociales. ¿Había vendido su voto? El cruce binacional menos transitado con destino a Asunción aparecía como un lugar en el mundo adecuado para esas horas de fama indeseada.
Frigerio propone, Milei nombra
Kueider fue uno de los panqueques más notorios de la Cámara Alta cuya pirueta permitió la aprobación de la ley Bases. A cambio, fue premiado con una silla que se paga con US$15.000 mensuales en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, botín históricamente útil en la relación entre el Gobierno nacional y Entre Ríos. La delegación recayó en Juan Carlos Chagas, antiguo peronista de Concordia, exmassista y exalbertista.
Una vez cruzado el Rubicón de la ley Bases, el Turco se transformó en un obediente soldado de Milei y cazarrecompensas todoterreno
En el arreglo con el Gobierno de los hermanos Milei fue clave el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, de quien Kueider se supone que era opositor. Frigerio, exministro del Interior de Mauricio Macri y figura clave a lo largo de 2024 para orquestar ausencias sugestivas y bruscos giros en ambas cámaras legislativas, se ocupó de resaltar ante el Presidente la ofrenda de que los tres senadores por la provincia hubieran levantado la mano a favor de la ley Bases. La gestión quedó plasmada en que la propuesta formal de Chagas fue elevada por el propio Frigerio, y la designación, oficializada el 27 de septiembre por la entonces canciller, Diana Mondino.
Hasta mediados de año, Kueider era un disidente peronista con perfil crítico de la ultraderecha gobernante, según la prosa escueta y rudimentaria que suelen tener los políticos que se mueven como hojas al viento. Lejos de las palabras, su negocio es el silencio.
En el pasado, Kueider fue varias cosas. La marca insoslayable de sus últimos años fue la cercanía al exgobernador Gustavo Bordet, vínculo vigente hasta la detención en Paraguay, pese a la distancia pública mantenida desde el episodio de transfuguismo de junio. Como informó el periodista concordiense Claudio Gastaldi, el aterrizaje de Kueider en el mundo Bordet fue desde Nuevo Espacio, ensayo progresista del peronismo de Entre Ríos, similar a otros en varias provincias durante el primer kirchnerismo.
Más cerca, Kueider fue un solitario senador “albertista”, pero se “desencantó” a tiempo, como todos los albertistas. Una vez cruzado el Rubicón de la ley Bases, el Turco se transformó en un obediente soldado de Milei y cazarrecompensas todoterreno: su nombre sonó para embajadas, control de la SIDE y más sillas en el Estado.
La bitácora del Turco
Los viajes de Kueider a Paraguay, generalmente por cuatro días, en soledad o acompañado, resultan de por sí reveladores, más allá de la pista que llevaría a un probable lavado de dinero sostenido durante años. El Turco registra salidas en febrero, marzo, junio, julio y diciembre de 2024. Antes había viajado en 2019, 2021 y 2022, tanto por la salida Clorinda-Puerto Falcón, como por la más transitada Puerto Iguazú-Foz do Iguaçu-Ciudad del Este.
Los periplos de este año fueron en su mayoría con su secretaria, Iara Guisel Costa, a quien Kueider atribuyó la tenencia de los US$211.102, $3.900.000 y 640.000 guaraníes decomisados el miércoles pasado en Ciudad del Este. En cambio, las excursiones de 2021 y 2022 fueron en soledad, en la misma camioneta Chevrolet. El dato echa por tierra la versión de que el vehículo fuera de la joven. De hecho, la propiedad corresponde a un empleado de la Biblioteca del Congreso, adscripto al despacho del senador.
La bitácora del último viaje a lo profundo de la noche que terminó a la 1.30 del miércoles, con una requisa llevada a cabo por agentes de frontera paraguayos en la zona del Puente de la Amistad, torna incomprensible la versión de Kueider. La pareja salió de Puerto Iguazú, Argentina, a las 20.40 del 3 de diciembre. Desde allí pasaron a Foz, ruta obligada para llegar por tierra a Ciudad del Este. El abogado paraguayo del senador explicó que llegaron al hotel en Ciudad del Este y decidieron retroceder sobre sus pasos, sin descargar equipaje, para cenar en Foz. Portaron los dólares consigo, ya que lo consideraron más seguro.
César Nider Centurión, a quien fuentes judiciales argentinas consideran un letrado bien cotizado en el fuero penal paraguayo, explicó que los US$211.000 pertenecían a la empresa local Golden Sur y habían sido entregados a Guisel Costa “para comprar electrodomésticos”.
¿La entrega de esa pequeña fortuna fue a las 22, horario en que se supone que Kueider y su pareja llegaron al hotel en Ciudad del Este? La escena de un senador argentino y su secretaria recibiendo fajos con verdes en una habitación de un hotel bien podría formar parte de la película paraguaya “7 Cajas” (Juan Carlos Menaglia y Tana Schémbori, 2012), que narra con maestría el frenesí de la noche esteña.
La intercepción de la camioneta y el celo por ver el contenido de la mochila disparó una ola de especulaciones de las que Kueider no es ajeno. En el entorno del Turco en Concordia prima la idea de que Macri activó tentáculos en servicios de Inteligencia y en la política paraguaya, a través de su amigo Horacio Cartes, el expresidente al que el Departamento de Estado puso en la lista negra bajo presunciones de contrabando. Esa línea de suspicacia lee que la requisa de madrugada impactaría, primero, en Milei, y luego, en el cristinismo. A la atribución del hecho a Macri, por ahora, le faltan pruebas.
Alcances del lavado
La Procuración de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) argentina está tratando de verificar si la mochila con los dólares ya estaba en la camioneta cuando Kueider y Guisel Costa dejaron el país. El objetivo —difícil de probar, máxime cuando la comunicación con la contraparte paraguaya no está siendo fluida— permitiría abrir una causa independiente por contrabando. De lo contrario, todo lo que recabe la Procelac, a cargo de Diego Velasco, será aportado al expediente por presunto lavado que tiene a Kueider y Guisel Costa como investigados, a cargo de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado.
La causa de Arroyo Salgado se centra sobre presunto lavado canalizado a través de una empresa fantasma manejada por Kueider, con fondos sustraídos a ENERSA, la principal firma de electricidad provincial. El historial de ENERSA encuentra a Kueider como síndico y a Chagas —el hombre que colocó Kueider en la Comisión de Salto Grande como producto de la negociación con Frigerio y Santiago Caputo— como presidente, sin que haya una relación detectada con el delito atribuido al senador.
El tiempo dirá si ese expediente tiene un derrotero clásico en el juzgado de Arroyo Salgado y tantos colegas del fuero penal federal: un ramillete de conexiones sospechosas y presuntos delitos que nunca se resuelven y tienen a todos los involucrados libres, pero condicionados.
De Kueider a Stolbizer
El trámite de la ley Bases actuó como un “principio de revelación”, por utilizar un léxico del mundo Milei.
Kueider fue un caso notorio, pero también supimos de su colega correntino Carlos Espínola, campeón olímpico en windsurf en el plano deportivo y en salto con garrocha en el político, o la neuquina Lucila Crexell, que iba de acá para allá, pero lo que buscaba en realidad era la embajada argentina ante la UNESCO. Más sórdida fue la actitud de dos senadores santacruceños vinculados al sindicato petrolero local que rechazaron la ley en general para, de inmediato, ausentarse de la votación en particular y facilitar su aprobación, sin dar explicaciones.
Supimos del correntino Carlos Espínola, campeón olímpico en windsurf en el plano deportivo y en salto con garrocha en el político, o la neuquina Crexell, que iba de acá para allá, pero lo que buscaba era la embajada argentina ante la UNESCO
También quedó confirmado que los diputados del PJ tucumano que responden al gobernador Osvaldo Jaldo estaban en oferta y que la épica de Rodrigo de Loredo para “darle las herramientas al Presidente” no le teme al ridículo. Que la historia de “halcones” y “palomas” en el PRO, de bullrichistas, macristas y larretistas, era pour la galerie, porque la obediencia debida a lo que pida el Ejecutivo es total. Que Florencio Randazzo, Miguel Ángel Pichetto, los cordobesistas y los peronistas “republicanos” en general sólo se preocupan por los valores institucionales frente al kirchnerismo, pero siempre, inexorablemente, levantan la mano derecha. Que los provinciales de Río Negro, Neuquén, Misiones, Santa Cruz y Salta conciben la política como un juego de líquidos que se adaptan al envase, y que progresistas del estilo de Margarita Stolbizer y los cívicos de Elisa Carrió hablan como opositores, pero votan como oficialistas.
Milei se valió de Kueider como, a su turno, Mauricio Macri ganó la voluntad de Diego Bossio, un excristinista de paladar negro que pasó a regatear en pleno recinto de Diputados. Está claro que el problema de la liquidez política no es una novedad, sino que interpela a todo el sistema desde hace tiempo.
Allá por 2005, los Kirchner y Alberto Fernández perpetraron una compra de voluntad en sentido inverso, al punto de que nació un neologismo: borocotización. Un médico divulgador de consejos que portaba un típico discurso fascistoide en la televisión, Eduardo Lorenzo Borocotó, ingresó a Diputados por la lista macrista y, apenas asumió la banca, se cruzó de vereda. Su vida pública se apagó para siempre, pero fue un botón de muestra que incluyó una legión de radicales concertacionistas, como los mendocinos Julio César Cobos y Alfredo Cornejo, que pasaron de apoyar al liberal-conservador Ricardo López Murphy en 2003, a integrarse al kirchnersimo, para transformarse finalmente en acérrimos opositores.
Infalibilidad de Cristina
Es presumible que, en el marco de su autorreconocida infalibilidad, Cristina Fernández de Kirchner no conciba un error en el hecho de que una corriente política haya convivido durante 25 años con arribistas, acaso minoritarios pero efectivos, dispuestos a transfuguearse al mejor postor.
No se trató de un atajo para sumar lo que se pudiera por necesidad y urgencia, en el marco de un proyecto naciente, que necesitaba acumular músculo en las provincias del Norte y de la Patagonia, en Lomas de Zamora y en Tunuyán. Fue más bien una constante, sin que ello signifique que sus esporádicos rivales internos —Alberto Fernández, Sergio Massa— hubieran sido más puristas.
Intervenciones de los Kirchner para promover a los peores y desentenderse de las consecuencias han sido innumerables. Algunas de ellas siguen vigentes, como lo demuestra el vínculo entre Máximo y Martín Insaurralde. Quién sabe si, el día de mañana, Daniel Scioli vuelve a ser un compañero “con quien siempre me unió una relación de respeto mutuo”, como definió Cristina en 2023.
No parece haber motivo ético o político que lleve al peronismo a decretar expulsiones en tiempo y forma, como si fuera necesario mantener un recoveco que permita volver a tejer alianzas que una y otra vez se tornan contraproducentes. La indulgencia infinita puede ser síntoma de torpeza o de complicidad.
La “alta política” de los Milei
El caso Kueider pone en tela de juicio otra premisa que sobrevuela la política argentina. El oficialismo, unos cuantos consultores y el amplio arco de medios afines atribuyen a los hermanos Milei alta pericia política para llevar adelante su agenda, pese a su marcada debilidad parlamentaria, y ponen como prueba de ello la sanción de la ley Bases y el bloqueo de proyectos para aumentar a los jubilados y el presupuesto universitario, entre otros.
Por ahora, lo que se sabe es que el Gobierno de los ultras se las ingenió para llevar adelante proyectos redactados por estudios jurídicos corporativos. La obscenidad de los intereses privados en el manejo de la función pública es clamorosa
Con rendición intelectual, desde miradas opositoras también se alimenta la noción de que, detrás del ruido de los insultos y las groserías de Milei, prevalecen una mirada estratégica y muñeca política.
Por ahora, lo que se sabe es que el Gobierno de los ultras se las ingenió para llevar adelante proyectos redactados por estudios jurídicos corporativos. La obscenidad de los intereses privados en el manejo de la función pública es clamorosa. Mientras, Patricia Bullrich mantiene la calle en orden mediante desmanes policiales y el favor de jueces y fiscales federales. Si hay que pegar palos a jubilados, se hace.
En el camino, en alguna reunión en penumbras cerca del Congreso o en un living de Recoleta, los Kueider, Randazzo y Santilli de la política argentina se dejan convencer.
Liderazgo y pericia política son otra cosa.
Fuente: Diario.ar
Juan
Exelente nota. Excelente papel de Diario Junio y de Claudio GAstaldi, que viene desde hace tiempo señalando a estos sinverguenzas como Milei, Frigerio, Bordet, Kueider, Enrique y Mayda Cresto (no Calucho), y las agachadas del niño Azcué.
Pero ojo Kueider quiere que todo vaya a la otras inescrupulosa, la vívora la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nissman (le volvió el amor cuando se presentó la oportunidad de convertir el suicidio del putañero por homicidio asi cobra los jugosos seguros)
ATENTI ARROYO SALGADO FORMA PARTE DE LA CASTA. SALIO DE LA FALDA DE YOMA.
Y que sigan escarbando los negocios de Kueider. Y las «sosuciedades» con Bordet y los Cresto ( por ejemplo como es la cosa de Internet Plus)
Claro pero los fiscales ni en pedo le allanan nada a estos chorros, ni la escribanía del Palito…
Estos sabandijas destruyeron el Justicialismo. Miren la esposa de bordet, «la dulce» dicen que ni aporta al partido. Ni que hablar de los gatos que rodean a estos sinverguenzas, de secretarias, concejales.. etc
Es hora que salgamos a la calle a pedir la carcel para estos, sería un buen homenaje a Perón y Evita.