El citrus venia de dos años medianamente rentables para la actividad. «Eso hizo que se invierta y ha venido una época de floración muy buena, con abundante lluvia, Venimos de una sequia y se notó. Ha quedado una cantidad de fruta en las plantas impresionante”, remarcó. Por ende, explicó que muchas quintas de “medio pelo” que hace cuatro o cinco años que estaba “fuera del mapa”, este año “están completas”.
Cornaló mencionó que este año “no hay mercado” para la producción existente. De hecho, indicó que los costos que les implica transportar la fruta hasta el Mercado Central en Buenos Aires o los mercados concentradores de otras provincias son mayores que los que les implica tirar la fruta.
Además, mencionó que el clima no los acompaña. “Estas temperaturas que estamos teniendo últimamente y la humedad no son temperaturas típicas para este momento”, dijo. Explicó que la futa que están trabajando es de invierno. “Necesitan frio en el ambiente, no cadena de frío, y estamos con 28 o 30 °. No llegamos, se nos pudre por el camino y es pérdida para la cadena”, indicó.
Por otra parte, remarcó que la producción de fruta es de tal magnitud este año que no hay fábrica que la pueda absorber. El precio base en la fábrica (lo que se le paga al productor) es de $ 100 el kilo. Pero los costos como combustible, cosecha, etc. son iguales o mayores. “Lo que terminás sacando es el gasto de llevarla hasta la industria”, dijo. Incluso, sostuvo que hay variedades que ya no las aceptan en las fábricas porque no le son rentables para molerlas.
“Una mandarina criolla necesita un cierto frío para no pudrirse. Resulta que la sacás, la tenés un día o dos en el acopio, la llevás a la industria y cuando la industria la muele, ya la mitad no sirve”, indicó. Por ende, la fábrica no la compra y el mercado interno tampoco por la misma cuestión. “Es imposible que el mercado interno absorba esa fruta por la situación económica, la crisis, la recesión que estamos viviendo. Si no se estaría tirando pero en mucha menor cantidad”, acotó Cornaló.
Por ende, terminan arrojando la fruta al basural. “Llega a un punto que cuando empieza a ser perecedera, se toma la determinación de tirarla y seguir con la variedad siguiente para que medianamente al consumidor le llegue algo bueno”, remarcó.
Cornaló sostuvo que los productores señalan que la decisión es enviar fruta de la mejor calidad posible a los consumidores atendiendo que “apenas están pudiendo comprar”. “Lo poco que le alcanza mínimamente que con suma algo de calidad. El resto lo tiramos, que le vamos a hacer”, dijo.
Paralelamente, el representante de los citricultores de Chajarí remarcó que el escenario adverso repercute en toda la cadena. “Ningún eslabón escapa a la situación”, dijo. En consecuencia, sostuvo que los empaques trabajan menos, los cosecheros también, el productor o el empaque pierde la fruta que se saca del mercado.
Respecto del dialogo con el gobierno, sostuvo que el canal está abierto pero no hay mucho por hacer. “Esto es oferta y demanda. No es algo nuevo. Si es nuevo en las cantidades que se están tirando pero es porque es un año de súperproducción”, dijo.
Cornaló admitió que es lamentable tener que tirar fruta cuando hay personas que la necesitan. “Lamentablemente sino cubrimos los costos, tampoco podemos hacer beneficencia con la producción de uno porque termina siendo la economía de uno. Por ahí, he leído que mucha gente que cuestiona y critica porque no se la regala. Pero tienen que entender que hay un costo detrás para que al consumidor le llegue. No estamos pudiendo con los costos de ir a tirarla al basural, imaginate de ponerla en condiciones para ponerla en góndola”, sostuvo.
Cosecheros a Salto
En línea con lo expresaron por Cornaló respecto de un año con una superproducción de citrus, Camejo indicó que este año hay mucha mano de obra. “En Chajarí cada vez hay más empresarios”, dijo. Y admitió que hay cosecheros que están cruzando el paso de frontera para trabajar en la vecina ciudad de Salto.
Camejo indicó que eso se debe a los “empresarios arribistas” que se abusan de los trabajadores. “Los llevan, los dejan tirados”, sostuvo. “No hay control, pueden pasar por cualquier lugar”, indicó. El gremialista dijo que en Entre Ríos -al igual que en Corrientes debido a la búsqueda de Loan, el niño de cinco años que habría sido aparentemente raptado y llevado a otro país- hay una frontera libre por donde se puede “ir y venir”. “Pueden ir a trabajar a otro país hermano como venían a trabajar muchos hermanos de Bolivia, Paraguay”.
“Tendría que estar la Policía del Trabajo controlando a que van a Salto, que hacen”, dijo. Como consecuencia de la falta de controles, Camejo indicó que carece de los aportes para la obra social pero además dejan de recaudar la Nación y la Provincia. “Yo digo que a los citricultores hay que sacarles un poco de impuestos pero que eso se vea reflejado en los trabajadores y en las obras sociales”, indicó. Pero lo que suele suceder, según relató, es que de una plantilla de 50 personas, solo tres hacen aportes y seguramente tienen ellos o sus familias algún problema de salud. “Te aportan $ 3.000 y te sacan $ 4 millones por un amparo por un familiar con (una enfermedad de) alta complejidad”. Con esos números, “es muy difícil mantener una obra social”.
El sindicalista dijo que quería dejar en claro a los familiares de los trabajadores de la fruta que cuestionan al sindicato porque “no se mueve”. “No tengo poder de policía. En los seis meses que van de este gobierno he hecho más de 20 pedidos de inspección a los funcionarios del Ejecutivo. Y no he tenido respuestas de ninguna parte”, indicó.
Camejo apuntó a los “empresarios”: generalmente se trata de los capataces y los diferenció de los productores. Los definió como un “monstruo” que crearon los mismos citricultores. Sin nombrarlo, recordó al ex intendente (Enrique Cresto) que “ahora está de nuevo” decía que Concordia era una ciudad de futuro ya que venían 50 familias por mes. “Yo le decía que porque no se ocupaba de esa gente: por eso somos la ciudad más pobre del país. Pero no somos la ciudad más pobre, somos la más desigual”. Incluso, sostuvo que además de que los trabajadores están más pobres, se le están quitando “cada vez más derechos”. La referencia es a la sanción de la Ley Bases en el Congreso. “Les dan más libertad a los citricultores para seguir avasallando los derechos de los trabajadores”, dijo.
Informe: Guillermo Coduri
ciudadano conciente
Esto de tirar alimentos «que sobran porque no tienen precios» son delicias del capitalismo. Crisis de sobreproducción es una aberración inhumana. La ley que rige es la de la mayor ganancia y los que ganan, encima son los más beneficiados desde el estado patronal.
Mario
Camejo ud. Como representante de los trabajadores del citrus deja mucho que desear.
Sera que en chajari hay cada vez mas empresarios porque a los sindicalistas como ud., enseguida los sacan camisa levantada en donde les manda el kevin a cortar boleto.?
Está planeado este párate sistemático de los estado de la república. Miseria, pobreza para destruirlo todo
No es más que destruir el país. Hechar gente por medio de la baja de consumo. No habra quien soporte este duro golpe. La fábula del lobo y los tres cerditos llegó para tocar nuestras puertas.
Lucho
Parte de este sector naranjero voto este modelo milei-macrista-conservador y odia al peronismo, también votaron a Macri en 2015, ahora agua y ajo, tirar comida y hambre en mucha gente, que país de irresponsables