El Airbus A350 de la aerolínea alemana había sido programado desde octubre para trasladar al personal del Instituto Alfred Wegener y a la tripulación del buque Polarstern, encargado de la logística entre la Antártida y las islas. El vuelo despegó de Múnich a las 7 de la mañana y aterrizó en Malvinas a las 7 de la tarde. Su regreso tuvo lugar el 12 de marzo, con arribo a Alemania al día siguiente a las 13:00. Sin embargo, la operación se realizó sin los permisos requeridos de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), lo que generó un nuevo foco de tensión diplomática.
Una práctica reiterada y la advertencia de Bermúdez
La presencia de Lufthansa en Malvinas sin autorización no es un hecho aislado. En 2021, la aerolínea ya había generado una controversia similar cuando solicitó permisos para vuelos chárter a las islas, lo que desató un conflicto entre Argentina y Alemania. En esa ocasión, la empresa informó que sus vuelos reemplazarían escalas previas en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, por razones operativas, ya que Malvinas ofrece mayor conveniencia logística.
La irregularidad de estos vuelos fue anticipada el pasado 27 de noviembre por Mario Bermúdez en la Audiencia Pública “Por nuestras Malvinas y la Soberanía Nacional” en el Congreso de la Nación. En su exposición, el periodista alertó sobre la utilización de vuelos militares camuflados y operaciones ilegales de aerolíneas comerciales en la zona, con la complicidad de países vecinos que, en violación de acuerdos del MERCOSUR, permiten el tránsito de aeronaves británicas y de otras nacionalidades hacia Malvinas.
Durante aquella jornada en el Congreso, Bermúdez reveló varios hechos que hasta entonces eran desconocidos para muchos de los presentes, como el vuelo del 30 de octubre de un avión militar de la Real Fuerza Aérea británica, que despegó de la Base de Monte Agradable con la misión de neutralizar los radares que podían detectar la presencia del portaaviones Queen Elizabeth. También denunció la presencia en Montevideo de un rompehielos con bandera de las Islas Malvinas y la repavimentación de la segunda pista de la base militar británica en Malvinas, financiada con 30 millones de libras esterlinas.
El periodista que colabora con este medio también alertó sobre la creciente frecuencia de vuelos de aerolíneas comerciales y ejecutivas hacia Malvinas, destacando casos de la paraguaya Paranair y la uruguaya Aeromas. En su intervención, mencionó que, en enero de 2025, un Learjet de Pacific Ocean S.A. partió desde San Fernando con destino a Malvinas con tres pasajeros a bordo. Entre los tripulantes se encontraba un socio de la empresa, cuyo principal accionista es el concesionario del Aeropuerto de Ushuaia.
El gobierno argentino tendrá que responder por esta nueva violación a la soberanía y fortalecer las medidas diplomáticas para impedir la consolidación de un corredor aéreo que ignora su autoridad y refuerza la presencia británica en las islas.
