La Cámara Federal de Casación ratificó la pena a dos años de prisión para el hijo del dueño de la tabacalera, ubicada en la ciudad de Concordia, más precisamente en el barrio El Martillo, al suroeste de la Ciudad. Se trata de Matías Raúl Molina, hijo de Raúl Alberto Molina, quien ejercía la titularidad de Tabacalera del Litoral SRL, una empresa abocada a fabricar y comercializar cigarrillos falsos de marcas como Marlboro, Viceroy, Philips Morris y Belmont, entre otras. Para completar la maniobra y eludir el pago de los tributos correspondientes, la entidad también falsificaba las marquillas y estampillas de los atados de cigarrillos.
Según las constancias del caso, el dueño de la tabacalera, ultimado a balazos en diciembre de 2020 en un hecho no esclarecido de sicariato, mantenía distintos contactos con integrantes de la Policía Federal, Gendarmería Nacional y la AFIP, a través de los cuales se obtenía información que permitía la continuidad de los delitos. En tanto que Matías Molina se encargaba de parte de la producción y de obtener insumos que luego trasladaba como mercadería.
La causa comenzó a través de una denuncia en diciembre de 2013 interpuesta por la multinacional Massalin Particulares, y luego de una extensa investigación el Tribunal Oral en lo Penal Federal de Concepción del Uruguay -integrado en forma unipersonal por la jueza Mariela Emilce Rojas- resolvió el 28 de diciembre de 2022 dictar una serie de condenas, entre las que se encontró la de Matías Molina a dos años de prisión de ejecución condicional por los delitos de falsificación de marca registrada, uso de marca registrada sin autorización, venta de marca falsificada y venta de productos con marcas registradas falsificadas. Dicha sentencia se circunscribió a un procedimiento de juicio abreviado con compañías como Phillip Morris como querellantes, quien solicitó la destrucción de las máquinas productoras para “evitar futuros inconvenientes”.
Sin embargo, pese al procedimiento abreviado, donde el fiscal y la defensa acordaron los hechos y la pena aplicable, el defensor del imputado presentó un recurso de casación para pedir su sobreseimiento en virtud -entre otros motivos- de la prescripción de la acción penal por el paso del tiempo.
Así las cosas, el caso se elevó hasta la Sala 3 del máximo tribunal penal del país, compuesto por los jueces Juan Carlos Gemignani, Mariano Hernán Borinsky y Daniel Petrone, quienes resolvieron en conjunto rechazar el recurso de casación en un fallo de 27 fojas. En él consideraron que, al estar involucrados en los delitos distintos funcionarios públicos -de las fuerzas de seguridad y de la AFIP-, la acción penal no estaba prescripta.
En tal sentido se expidió el camarista Gemignani, a cargo del primero de los votos, donde expresó: “en los supuestos en que la pesquisa verse sobre hechos en los cuales hubiesen intervenido agentes estatales en el ejercicio de la función pública, los institutos de la insubsistencia o prescripción de la acción penal resultan inoponibles tanto para los agentes públicos involucrados, cuanto para el resto de los imputados que al momento del suceso no participaban del empleo estatal, como es el caso de Matías Raúl Molina”.
En esa misma línea, el juez Borinsky subrayó que uno de los imputados en la causa continuaba en su condición de funcionario público, por lo que “se desprende que la acción penal se encuentra vigente” y la solicitud de Molina “deviene improcedente”. Luego cerró su colega Petrone en coincidencia.
La Casación Penal, al rechazar el recurso, confirmó la condena a prisión de Molina y el decomiso de las máquinas secuestradas en el allanamiento sobre la Tabacalera del Litoral, junto a su destrucción, tal como lo solicitó la marca de cigarrillos.
El asesinato de Raúl Molina, un acto perpetrado por Sicarios que no ha sido esclarecido
El empresario tabacalero Raúl Alberto Molina fue asesinado a balazos por dos hombres que llegaron en moto a su casa de campo, ubicada en un camino vecinal a unos 4 kilómetros al oeste de la Autovía Artigas. El portón de la propiedad estaba abierto y los atacantes golpearon las manos antes de ingresar. Molina salió a atenderlos y fue recibido con disparos.
La pareja de Molina, quien se encontraba en el interior de la casa, escuchó que uno de los visitantes decía “traemos un encargo para usted”. Acto seguido, extrajo una pistola 9 mm de una conservadora y comenzó a dispararle al empresario. Molina intentó huir, pero fue alcanzado por otros disparos y cayó al suelo, donde el asesino lo remató con dos disparos a la cabeza.
El Fiscal Martín Núñez confirmó que el cuerpo presentaba 13 orificios de arma de fuego y que dos balas extraídas de la cabeza de Molina eran de calibre 9 mm. encamisadas.
“Evidentemente no fueron a robar, sino directamente a ejecutar al empresario, pues no pidieron nada, solo extrajeron el arma y lo mataron con verdadera saña, asegurándose incluso de haber cumplido el ‘encargo’, dándole dos tiros de gracia en la cabeza cuando ya se encontraba caído en el suelo y herido de muerte, lo que para nosotros es claramente un crimen premeditado”, contó el fiscal.
A la fecha, el asesinato de Molina sigue sin resolverse.
Fuente: Infobae; DIARIOJUNIO