Para entender los sucesos de este siglo XXI, es preciso asumir que estamos en un planeta tremendamente conectado, y no solo por Internet. Es un mundo de vasos comunicantes, o para ser más preciso, de crisis comunicantes. Quien crea que los conflictos en Ucrania, Gaza y Asia-Pacífico y Yemen son conflictos aislados entre sí, sin tener vinculación alguna entre ellos, tendrá que revisar sus conocimientos sobre el tema. Ni siquiera la ola anti-francesa que ha barrido buena parte del Sahel en África está fuera del circuito. Esto es así porque vivimos una «ola» de cambio de época. Una confrontación sistémica entre eso que es «hoy» el accidente colectivo (la colonización) y las potencias emergentes, sobre todo Rusia, China y los BRICS.
La posición de EE. UU. y sus «vasallos» europeos, inflexible y violenta, no ha dejado espacio para el diálogo y la negociación, como se ejemplifica en Ucrania. Tras las buenas palabras, hay una implacable carrera armamentística y un posicionamiento militar que no deja espacios, por lo menos por ahora, para pensamientos positivos de negociación, donde se rasque, todo huele a pólvora. De esa pólvora ha salido la decisión del Congreso de EEUU de entregar aportes millonarios a Ucrania, Israel y Taiwán, sede de los tres focos de confrontación.
En el genocidio de Gaza, reconocido cada vez más como tal en el mundo, la dependencia de Israel casi total de los suministros de guerra de EEUU y de sus aliados europeos. Sin puente aéreo de EEUU no podría Israel asumir ningún conflicto bélico de gran magnitud. Hay que tener en cuenta que después de ocho meses de guerra, no ha logrado «borrar» del mapa político a Hamás. El mismo Hamás ha borrado casi a la OLP. Si Israel se ha visto incapacitado ante el movimiento de resistencia palestino, ¿qué podría hacer frente a Irán, que logró con misiles de última generación atravesar la «cúpula de hierro» para atacar la base de donde salieron los cazas F-35 que atacaron al consulado en Siria, pero no fueron direccionados a centros civiles por lo pactado que les relaté en la primera nota?
Hoy no hay condiciones para emplear armas nucleares contra Irán. Sería como invitar a la destrucción del propio Israel. No olvidemos que tanto Pakistán como Corea del Norte tienen arsenal nuclear y simpatizan con la causa Palestina. Otra arma estratégica que tiene Irán es que controla el estrecho de Ormuz y la zona del tránsito del petróleo y del gas que alimentan a Europa y a Asia Pacífico, y cuyo bloqueo traería un colapso a la economía mundial. Por el estrecho de Ormuz pasa el 25% del comercio mundial de petróleo del mundo. Y Qatar es uno de los mayores proveedores de Gas licuado del mundo, y quedaría encerrado dentro del Golfo Pérsico. Imaginemos por un momento que por culpa de la guerra, el petróleo de Arabia Saudita, Irak, Kuwait y el mismo petróleo iraní, quedaran bloqueados aunque sea por pocos días, habría un shock mundial y los precio subirían a precios incontrolables con un barril a 150 200 dólares. Y la potencia que sería favorecida sería Rusia que se autoabastece tanto de gas como de petróleo y tanto Japón como toda Europa verían hundirse sus economías. Basta recordar que cuando la OPEP redujo en octubre de 2022 las exportaciones de petróleo en un millón de barriles por día, el precio del petróleo se disparó e forma descontrolada y subió de 80 dólares el barril a 120. Tanto influye esta instancia que a Joe Biden le provocó una lipotimia, acusando a Arabia Saudita de complicidad con Rusia y de financiar la guerra (de parte de Rusia) con Ucrania con el incremento del mismo. Por eso Israel no puede salirse del guion que le marca EE. UU., aunque ganas no le faltan, tanto es así que un miembro del gabinete de Netanyahu sugirió la idea de terminar con el conflicto de Gaza con una «pequeña bomba nuclear».
En conclusión, Irán no tiene la bomba nuclear todavía, pero tiene cohetes Jinshad que viajan a 6 Match de velocidad y son indetectables. Pero el objetivo de la respuesta iraní era demostrar que se podía alcanzar cualquier punto de la geografía de Israel.
En estos momentos de la evolución y calidad de los armamentos, desarrollados por Irán y la Federación Rusa, más el respaldo de China, hacen que aquellos que jueguen con fuego, pueden quedar incinerados por el mismo.
Esta nota es para reflexionar que si las grandes potencias utilizaran los presupuestos militares en el desarrollo de sus pueblos, tendríamos hoy otro tipo de civilización. Pero parece que el humano de hoy «es un primate, con una estructura medieval atrapado por la tecnología».
Korea del Centro
El análisis parece acertado y guarda su correspondiente relación con la actualidad. Tal vez se pueda plantear un diferencia en la conclusión.
De las potencias actuales, USA, subordina a los europeos y es la que ampara y la que genera los conflictos. Los países del bloque otanista y algunos otros como Israel, son los que espolian de sus recursos a otros países. Pero no se puede decir lo mismo de las potencias del bloque Brics, que tampoco tienen bases por todo el mundo y por tanto se ven obligados a armarse para defenderse de la constante agresión norteamericana. Entonces, si Estados Unidos no tuviera una política exterior tan debastadora, tal vez tuviésemos otro tipo de civilización.