“La herencia” volvió a ser nota de tapa en los medios de la ciudad cuando el ex intendente Cresto posteó en sus redes sociales una respuesta al primer informe del estado financiero y económico de las cuentas municipales que llevó a cabo la flamante gestión y que da cuenta de una deuda mil millonaria y recursos comprometidos que dejarían a la Municipalidad “en una situación de debilidad, con pocas posibilidades de cumplir con los servicios demandados por la población”.
«Comuniquen como quieran, pero la única verdad es la realidad», fue el descargo del ex intendente y enumeró que su gestión dejó el aguinaldo pago, más de 4 mil millones en caja, dos nóminas de sueldo depositadas en plazos fijos, la misma cantidad de empleados de planta permanente que se recibió en 2015, un cierre con superávit, menos del 50 por ciento del presupuesto destinado a sueldos y salarios 8 puntos por encima de la inflación.
Nada de eso fue desmentido por el actual secretario de Gobierno y Hacienda del municipio Luciano Dell’ Olio esta mañana en una entrevista con el programa TareaFina de Radio Ciudadana. Es más, si bien no se animó a hablar de superávit, aceptó que la cuentas del municipio, al menos, se encontraban equilibradas.
“No es una cuestión de quién miente, es lo que nosotros estamos comunicando como primera medida respecto de todas las cuentas. Estamos informando sobre los compromisos que tiene el municipio de Concordia, independientemente del superávit que tengamos y todo lo demás. Obviamente que si queremos pagar hoy no vamos a tener toda la plata, pero es una deuda que tiene diferentes vencimientos a lo largo de 2024, diferentes componentes. La idea era informar sobre eso… No es una cuestión de ir en contra del ex intendente. Solo de comunicar y transparentar lo que vamos encontrando”, explicó el funcionario y ex Concejal Luciano Dell’ Olio para luego confirmar que, en materia contable, el municipio tiene “estabilidad”.
“El juego de la pesada herencia” empezó a jugarse desde el día 1 cuando el hoy flamante intendente de Concordia, Francisco Azcué, avisó en campaña que ordenaría una exhaustiva auditoría para dar a conocer en profundidad los números reales de las finanzas municipales, cuando en su discurso de asunción anunció que “se terminó la joda en la ciudad”, les dió un ultimátum a funcionarios municipales para que devuelvan bienes del municipio como autos y celulares en menos de 24 horas sin precisar cuántos de estos se encontraban dando vueltas fuera del erario público, también al asegurar que se cortaba el chorro de las líneas telefónicas pagadas por la municipalidad, los vales de combustible, el estacionamiento libre para funcionarios, y avisar que se pondría a revisión los contratos de trabajadores pasados a planta y contratados en el último semestre.
Apenas conocido el resultado electoral, luego de las generales del 22 de Octubre, hizo un pedido formal para que se informe el estado financiero del municipio y su planta de trabajadores, pedido que fue hecho público y que a la semana – en otro comunicado de prensa- fue reclamado a pocos días de asumir, dejando presumir que la respuesta venía intencionalmente demorada por parte de la gestión saliente. Motivo por el cual el último secretario de Hacienda peronista explicó que la tardanza se debía a que la municipalidad cierra sus ejercicios a fin de mes -para ese entonces ya transcurría mediados de noviembre- y había que recabar la información de las diferentes áreas.
La impaciencia de los vencedores fue acallada por la gestión en retirada un día domingo con la entrega de un informe de unas mil fojas, no sin antes -como devolución de favores- también hacerlo público y mediático, adelantando que en el mismo se daba cuenta de que el municipio es superavitario, lo que le permite tener un fondo anticíclico de 2000 millones de pesos para enfrentar cualquier contingencia, que la planta de empleados municipales es acorde al tamaño y densidad de población de la ciudad y, sobre todo, que no se podía hablar de una pesada herencia. El mensaje entre líneas era “ahora gobiernen y no se quejen. No abran el paraguas porque no hay excusas para hacerlo”.
Sin embargo, al día siguiente, en otro comunicado a todas luces apresurado, desde la secretaría de Prensa de Azcué se avisaba que ya habían detectado números y datos que no coincidían con el relevamiento previo que tenían. Menos de 24 horas para cotejar y hacer públicas las primeras conclusiones.
Algo que ponía a la nueva gestión en un entuerto: Si era cierto que los números no coincidían, que estaban dibujados, forzados para que cerraran, (deudas, haberes, personal, estado financiero, bienes, etc) si había desfasajes y se evidenciaba una intención de ocultamiento, como funcionarios públicos estaban en el deber de denunciar ante la Justicia las irregularidades y llegar hasta las últimas consecuencias, que no quede todo en una cuestión declamatoria que melle la intacta credibilidad de la nueva gestión. Por el contrario, salir a retractarse es un dolor de cabeza, un signo de improvisación, de falta de experiencia, de timing político – evidentemente es distinto cuando se es oposición a cuando toca ser oficialismo- o conocimiento de la administración de la cosa pública.
Por su parte, el ex intendente Cresto tampoco negó en su posteo la cifra de 8000 mil millones en deudas por todo concepto que acumula el municipio (y nadie puede desconocer el fastidio, incluso la desesperación, de muchos acreedores que ven sus expedientes dormir durante meses en contaduría o tesorería), pero se trata de una deuda que parece sostenible en un presupuesto que contempla – por ahora- un gasto de $ 41.000 millones de pesos para este 2024, dado que significa el 20 por ciento.
No es novedad que el estado pelotea las deudas, las refinancia, las duerme, las dilata, las licúa; por eso tampoco sorprende que se suelen pagar precios por bienes y servicios mucho más altos a los valores de mercado. Más allá del juicio que se pueda hacer sobre cómo funciona el “mecanismo que hace girar la calesita”, lo cierto es que nadie se puede hacer el distraído.
“La idea no es restringir los servicios” aseguró Dell’ Olio sin disimular cierta incomodidad por el mensaje de alarma que cerraba el comunicado de prensa oficial del pasado viernes respecto de los resultados del estado financiero y económico de las cuentas municipales. En el mismo se decía: “Esto coloca a la Municipalidad en una situación de debilidad, con pocas posibilidades de cumplir con los servicios demandados por la población, representando tal escenario el desafío más grande de esta nueva gestión”.
De alguna manera, el comunicado daba cuenta que, ante el panorama nacional y provincial de «NO HAY PLATA» y la impronta de ajuste y recaudación, el recorte del gasto político – si bien es una demanda de una sociedad hastiada de ciertos privilegios y un compromiso de la actual gestión- no mueve el amperímetro y se va necesitar mucho más de «la imaginación al poder» para los tiempos aciagos que se anuncian.
En la novela de transición y herencia, la filosofía pragmática peronista se cruzó con el existencialismo germano: Si bien Perón sostenía que “la única verdad es la realidad” tampoco deja de ser válido -al decir del filósofo alemán Friedrich Nietzsche- que “no hay hechos, sólo interpretaciones”.
Korea del Centro
El comentario de Alfredo supongo que se refiere a actuales funcionarios que fueron «becarios caros» para el estado (y cobrando en dólares) en organismos como la CARU por ejemplo.
ALFREDO
Yo no se nada de números, se que hay muchos que fueron a trabajar después de muchos años sin pisar la municipalidad, que la ciudad está toda rota y que se tienen que terminar los privilegios de los funcionarios.
Carlos
La gata flora