Por : BERNARDO SALDUNA
Argentina, desde 1983, en que superamos el período de la Dictadura militar. vive un ininterrumpido proceso democrático.
Gobiernos elegidos por el pueblo, funcionamiento, aunque deficiente en mi criterio, del sistema constitucional, libertades públicas en general, respetadas.
Se han sucedido distintos gobernantes, algunos nos gustan más que otros, o los consideramos más o menos progresistas, según el enfoque ideológico de cada uno.
Pero siempre ha sido el pueblo a través del voto popular el que ha dicho la última palabra, nos guste o no, incluso con este gobierno actual, elegido con el 56% de los votos.
Pese a las críticas que pueden hacerse –y yo tendría un catálogo entero de varias páginas– debemos reconocer que el sistema institucional republicano en líneas generales, se respeta.
Y las posibles trasgresiones que nos colocan en el “borde line” –por ejemplo, el abuso de los DNU– no parecen mayores ni más graves que en gobiernos anteriores.
Recordemos, que el sistema que les da a los DNU un carácter prácticamente invulnerable , de dudosa constitucionalidad, proviene de una ley reglamentaria (la ley 26.122 /2006) que tuvo su origen en el gobierno de Kirchner.
A mayor abundamiento también es útil señalar que varias de las medidas trascendentes más cuestionadas e impopulares del actual gobierno –tales la Ley Bases y los rechazos al aumento a los jubilados y al presupuesto de Educación- contaron con el aval explícito del Congreso.
Que inclusive está a punto de conformar también, con amplia mayoría, el rechazo o la suspensión del mecanismo democrático ideado para la conformación de listas de candidatos (PASO) y volver al “dedo” o los acuerdos a puerta cerrada.
Eso, por no mencionar el probable acuerdo de dos tercios del Senado. a un muy cuestionado candidato a la Corte Suprema.
En lo que hace a las desmesuras de los dichos del Presidente en el Foro de Davos, todos sabemos pese a las intencionalidades oficiales, la muy poca probabilidad que ellas se traduzcan en leyes (por ejemplo, la eliminación del “femicidio”).
En suma que, pese a las deficiencias y orientaciones de un gobierno que, por muchos motivos, cuestionemos, mientras haya un mínimo funcionamiento del sistema de división de poderes, exista y esté disponible la posibilidad de cambiarlo por la vía de las urnas, no puede decirse que estemos bajo un régimen fascista.
2 comentarios
Ruben
Es oportuno la reflexion de Mujica en estos días, «la democracia se necesita para discrepar, no para estar de acuerdo». Excelente pensamiento para todos aquellos que cada 4 años votan a la opción perdedora y piensan que quien triunfa es el «demonio» y salen a pedir la destitución.
Korea del Centro
Esta opinión parece tener una trampa. La otra nota no menciona «régimen», sino que habla de fascismo. Muchas cosas parecían imposibles dentro de nuestra democracia, por ejemplo la llegada misma de Milei a la presidencia, o la aprobación de la ley bases, por lo que la cuestión de la probabilidad no parece ya ser válida.
Por cierto el fascismo alemán de los años 30 llegó por vía democrática e hizo uso de todos los institutos legales de la democracia hasta que finalmente se termina convirtiendo en un «régimen».
La otra nota es acertiva, el fascismo ya está entre nosotros. Lo que sí parece acertado en esta nota, es que aún estamos a tiempo de evitar que se convierta en un régimen.