Dos ejemplos como muestra: Hace pocas semanas, el Presidente Milei recibió nada menos que al Secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, uno de los «halcones» propiciadores, junto con Victoria Nuland, de la guerra subrogada entre Rusia y Ucrania, para reforzar las «relaciones carnales» con el imperio. Pero a las 48 horas voló a EEUU para prácticamente «arrojarse a los brazos de Donald Trump», enemigo acérrimo del gobierno al cual pertenece el Secretario Blinken, en las tensas campañas electorales que están disputándose en EEUU. Por su parte, la Banquera, ahora sumida como Canciller Mondino, se da el lujo de cortejar a la representante de la Embajada de Taiwán, país este, eje de una disputa intensa con la República Popular China, la cual tiene muchas inversiones en la Argentina, tanto en la construcción de represas como en dinero que constituye el swap, o sea, préstamo por US$ 15.000 millones de dólares, que Li Xi Ping, Presidente chino amenazó con retirar si seguían desde la presidencia denostándolo.
Dicho esto como antecedente de la impericia total para manejar un país, nos «tropezamos» con la noticia de que el impresentable Ministro de Defensa, Luis Petri, que va de ridículo en ridículo, hizo oficial el anuncio sobre la voluntad de Argentina de ingresar como Socio Global de la OTAN. (!No te pedíamos tanto, Javier!)- Lo hizo en una reunión con el Secretario Adjunto de la OTAN, Mircea Geoana. En realidad, Argentina es aliada extra OTAN desde 1998 cuando Bill Clinton dio luz verde a la iniciativa de Carlos Menem. (!Si somos la misma cosa, tú y yo!).
Esto significa un alineamiento que no supone una obligación por el momento de participar en las acciones de la OTAN, pero que supone una adhesión per se de todas a las actividades extraterritoriales de la OTAN. Además, de parte del Presidente Milei de adherir a la acción bélica de Israel contra Gaza, anteponiendo su opinión y pensamiento personal en nombre de un «sujeto» colectivo que no sabe si es concordante. Recordemos que cuando Carlos Menem, en pleno «goce de sus relaciones carnales» con EEUU, mandó dos pequeños buques para colaborar en esa infame guerra entre dos países árabes, nos costó dos terribles atentados, como la Embajada de Israel y la Mutual Judía (AMIA), con 86 víctimas inocentes.
Nuestro país ha tenido una trayectoria de neutralidad en numerosos conflictos a lo largo de la historia. Pero lamentablemente el cipayismo explícito de Milei también da lugar a cómo va a encarar la soberanía de Malvinas, que siendo ahora integrante de una organización que tiene como socio a Inglaterra, una potencia que ha ocupado ilegalmente las Islas irredentas por siempre en el corazón de los argentinos, ¿cómo va a compatibilizar el reclamo histórico por la soberanía? Pero cuidado, sería un grave error separar las últimas decisiones de Milei del contexto externo, ya que forman parte de la estrategia imperial de «balcanizar» la unidad latinoamericana. Ha sido un error dogmático rechazar la inclusión en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que hoy tiene un PBI que supera al Grupo de los 7 a quien Milei les rinde pleitesía. Además, encabezan la producción de nuevas tecnologías que los «amos» de la Globalización nunca nos van a dar. Es decir, constituyen el grupo de naciones que está en ascenso en el mundo. Y además, a diferencia del FMI que nos aprieta cada vez más, ofrecen al mundo nuevas instituciones financieras, que a diferencia del Banco Mundial, del FMI, del Banco de Desarrollo, fomentan el desarrollo polimodal como la Franja y la Ruta de la Seda, el Banco BRICS, el Banco de Inversión en Infraestructura, y la posibilidad de abonar los contratos del comercio internacional con un mayor componente de monedas locales, y no sujetas a la dictadura del dólar.
Quien no quiera ver esta posibilidad es un ciego cognitivo, o sea, su mente no ve lo que las retinas le transmiten. Es que no hay nadie que se dé cuenta de que el capitalismo financiero globalizado ha llevado al mundo a los actuales niveles de pobreza y desigualdad como nunca en la historia, y que empujado al planeta a la catástrofe climática y a la multiplicación de las guerras, por temor a perder la hegemonía que venía ostentando el mundo anglo-sajón desde la Segunda Guerra Mundial. Por eso se aferra a su retaguardia, que antes era el «patio trasero», en busca de los recursos naturales que los actuales dirigentes, verdaderos traidores a la patria, se ofrecen con una sumisión cobarde y escandalosa sin importarles el componente objetivo esencial que es el pueblo de la Nación toda.
Los nuevos aliados de Milei, Estados Unidos e Israel, son dos soportes fundamentales del sistema financiero que está depredando al planeta y a la Humanidad. Son grandes «jugadores» globales a quienes lisa y llanamente molesta la existencia del Estado y, por lo tanto, a través de testaferros como en Ecuador y en la Argentina, pretenden terminar con él. De EEUU ya conocemos su historia de colonización a través de guerras inmorales apoyando dictaduras en todo el mundo, y sino, invadiendo países sin contemplaciones. Y el segundo «socio-cómplice», Israel, portador de una degradación ética más contundente, siendo protagonista de un genocidio planificado para terminar la tarea de usurpación del territorio Palestino que comenzó en 1948, con la NAKBA y la expulsión de 700 mil palestinos al exilio en su propia tierra.
EEUU ya puso un pie en la Patagonia, con la firma de instalación de una base y la construcción de un puerto con el cual va a dominar el estrecho de Magallanes y la comunicación con el Pacífico como una ruta de insumos y militar para la nueva guerra que se viene. Milei utiliza el mismo trágico y penoso razonamiento que la Dictadura: pensar que una relación de pleitesía y subordinación con los EEUU nos puede favorecer en la disputa de soberanía cuando en realidad es la peor señal de neocolonialismo en medio, precisamente, de una disputa que es anticolonial.
El proyecto está claro: entrega del Estado y de sus resortes estratégicos, saqueo de los recursos estratégicos y apropiación de su renta por los grandes monopolios privados.
Para que ello no ocurra, tenemos que «militarizar» la sociedad, porque en la medida que un Estado se desentiende de la cuestión económica y social, más debe reforzar su aparato represivo. Si el objetivo es combatir el comunismo (?) y el populismo, es natural que deba reprimirse a los estudiantes, empleados estatales y jubilados que se manifiestan por sus derechos naturales. Estos legítimos actores sociales son su enemigo interno en esta etapa. Se trata además de un modelo que busca degradar la organización del trabajo y la vida familiar, el tejido productivo y hasta el propio lenguaje; un modelo que persigue la psicosis social de un discurso dislocado, un gobierno que odia el diálogo y denigra la diversidad en todos sus aspectos. Un modelo que empobrece (3 millones más en solo tres meses) y se convierte en la antítesis de la Libertad que proclama, porque la pobreza acerca a la servidumbre, no a la libertad. O sea un modelo inhumano y antisocial no es un modelo democrático.
Todo lo que está sucediendo es demasiado grave y destructivo como para que nosotros nos limitemos solo a enumerar el carácter y el número de aberraciones económicas, jurídicas y sociales. El deber principal de la verdadera política, incluidos sindicatos, movimientos sociales, estudiantes, es converger con la creciente intolerancia acumulada del pueblo, las y los trabajadores, para construir un ¡basta! que sirva de punto de inflexión para transformar la realidad. ¡¡La Patria no se vende, carajo!!