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domingo 22 de diciembre de 2024
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miércoles 27 de diciembre de 2023
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El corazón tiene razones, que la razón no entiende. Pascal.

La discusión hoy, como hace quinientos años, como hace mil años o hace millones de años en el paleolítico es libertad o igualdad. Se impone siempre en el imaginario que la libertad es la madre de todos los bienes, lo cual puede ser cierto. Lo que es cierto es que sin igualdad no hay libertad, o al menos libertad real. O solo pueden ser libres aquellos que han tenido la posibilidad de pensarla. Hay otros, muchos, muchísimos que no pueden darse ese lujo. Nacer en el desamparo desiguala, no comer desiguala, no estudiar desiguala. Y quienes definen las explicaciones de la realidad desde la comodidad de una libertad asegurada, juzgan que son los otros, los desigualados los responsables de todos los problemas.

Por Francisco Senegaglia

 

Por poner un mojón, si me lo permiten: en 1550 la discusión que se conoce como puja de Valladolid entre Sepúlveda y Bartolomé de las Casas, eran si los indios tenían almas o eran animales. Si eran animales, se los podía explotar sin remordimiento moral. Bueno, aceptaron que tenían un alma infantil, lo cual permitía que se los explote a medias, pero que los negros no tenían alma y que se los podía explotar completamente. El genocidio de originarios y afros en quinientos años es de millones, para que algunos se enriquezcan.

Así nació América, para el relato occidental. Una gran factoría, oro, plata cobre, tierra para repartir. ¿entre quienes? Entre los libres, que vinieron, encontraron riquezas y se las repartieron, los que dijeron, tierra. Pero la historia de los que dijeron barco…. Bueno, ¿a quién le importa? América no es pobre, es injusta. Y la injusticia, la llevan adelante los “libres” que impusieron sus reglas.

La conquista del desierto, por citar un hecho, asesinó originarios para repartir cuarenta millones de hectáreas entre treinta familias que hoy son la prosapia nacional.

Los mismos libres que imponen hoy sus reglas.

La Argentina granero del mundo. El problema que esa Argentina no es la Argentina de todos, es la Argentina de unos muy pocos.

Todos, algunos, comunidad, individuo, libertad, igualdad son conceptos a discutir, pero en realidad son “experiencias”. Experiencias que se viven en el bolsillo y en las tripas. ¡Y por eso necesitamos pensarlas juntos!

Lynn Margulis, dice que la vida es posible por cuidar lo comunitario, lo común. Microbióloga, discute la teoría de la evolución donde sobrevive el mas fuerte. Por el contrario, afirma que desde las primeras bacterias a la fecha la vida se sostiene en la igualdad de fuerzas para que siga habiendo vida; no en el individualismo predador. No estamos discutiendo libertad, ese es el guion propuesto. ¡Estamos discutiendo igualdad! Nacemos naturalmente iguales, y morimos naturalmente iguales, en el medio está la libertad, y está el poder de definir esa libertad en función de intereses. ¿Ajuste? Todos sabemos hoy que el mundo tiene cada vez mas pocos ricos y con mucho, y más pobres. Ricos muy ricos, y pobres muy pobres. En un mundo, por cierto, que permitiría que todos podamos vivir. El problema de la libertad, no es la libertad, es la acumulación. Cualquier estadística, de derecha o izquierda sostiene esta verdad de Perogrullo. La distribución de la riqueza en termino de igualdad y de posibilidad es lo que “los libres” no quieren discutir. Consecuentemente, nadie esta sosteniendo que no haya ricos, la cuestión es que no haya pobres, y eso es posible. Y para eso debe haber un Estado que controle el juego de oportunidades y garantice la igualdad. Nuestros laburantes, no quieren ir a Miami de shopping, quieren comprar los que sus hijos necesitan y comer una piza en familia. Como bien decía Ignacio Ellacuría, una de las mentes mas brillantes de nuestra América: “nadie tiene derecho a los superfluo, cuando a la mayoría le falta lo necesario”.

Todos podemos nombrar varios proceres, autores de nuestra libertad, pero esa libertad fue generada por infinidad de negros, originarios, gauchos, pueblo que puso el pellejo. Ya es hora que el pellejo sea más justo.

Suelo preguntar a mis pacientes: Si te morís en cinco minutos ¿en qué pensás? Casi el cien por cien te nombra un afecto, no un auto, una casa, un crédito. Necesitamos reflexionar sobre la libertad, sin dudas, pero desde la igualdad que nos permita lo mínimo para amar y soñar; no es utopía. Es lo que vivimos a diario; razón por la que debemos exigir justicia, denunciar a los injustos y elegir la igualdad a la hora de decidir quienes nos representan y gobiernan. La justicia nunca puede estar en la negociación, y si está, estamos condenados a la des-igualación.

Navidad, es siempre un tiempo para revisar nuestros compromisos y nuestros afectos. Pero también un tiempo para hacernos cargo responsablemente de nuestras elecciones. Y estamos frente a tiempos violentos e injustos. ¡Nadie se salva solo, nos salvamos en comunidad!

Es un mas allá de lo ideológico. El corazón tiene razones, que la razón no entiende…

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