En Concepción del Uruguay, de las 1.152 hectáreas que posee el INTA, 980 serán disponibilizadas, dejando apenas 172 en manos del organismo. Mientras tanto, en Paraná, dos predios experimentales que suman 303 hectáreas cederán 269 al control de la AABE, quedando tan solo 34 hectáreas bajo la órbita del INTA.
El impacto de esta política no es menor: se trata de algunos de los campos más productivos del país y de espacios clave para el desarrollo de tecnologías agrícolas y forestales que benefician a pequeños y medianos productores de la región.
Un modelo de negocios inmobiliarios
El proyecto denominado “Plan de Acción Comercial Propuesto según superficies a disponibilizar” prevé la venta de las tierras mediante subastas públicas y, en algunos casos, la concesión de uso para su explotación agropecuaria antes de proceder a la venta definitiva. En todos los casos, los ingresos generados por estas operaciones irán directamente al Tesoro Nacional, excluyendo al INTA de cualquier beneficio financiero.
La decisión afecta no solo a las tierras sino también a los recursos humanos y tecnológicos asociados a las estaciones experimentales. De acuerdo con estimaciones, más de mil puestos de trabajo podrían desaparecer en 2024, sumándose al recorte de gastos en combustibles, viáticos y otros recursos esenciales para el funcionamiento del instituto.
El listado inicial incluye 22 estaciones experimentales y campos forestales en todo el país, entre ellos las emblemáticas unidades de Balcarce, Rafaela, y Pergamino. En Entre Ríos, la afectación de Concepción del Uruguay y Paraná es una muestra de lo que podría ser solo el inicio: un anexo del documento interno obtenido por medios especializados sugiere que hasta 100.000 hectáreas adicionales podrían seguir el mismo camino.
En Entre Ríos, la venta de estas tierras no solo pondría en riesgo los proyectos de investigación y asistencia técnica a productores, sino también el desarrollo regional. Las estaciones experimentales del INTA han sido históricamente centros de innovación tecnológica, formación profesional y generación de conocimiento para la agroindustria local.
Además, la posibilidad de que estas tierras terminen en manos privadas genera preocupación entre organizaciones agrarias y ambientalistas, quienes advierten sobre el impacto que esto podría tener en el acceso al conocimiento y la sostenibilidad del sector agropecuario.
El plan de la nueva conducción del INTA, encabezada por Nicolás Bronzovich, refleja una reestructuración profunda alineada con la visión libertaria del gobierno de Milei. Sin embargo, las implicancias sociales, económicas y científicas de este modelo han encendido alarmas en diversas comunidades donde el rol del INTA ha sido clave para el desarrollo rural y agroindustrial.
Fuente: Elaborado en base a información del sitio Bichos de Campo