Director: Claudio Gastaldi
Concordia
domingo 8 de septiembre de 2024
Nota escrita por: Guillermo Coduri
sábado 18 de mayo de 2024
sábado 18 de mayo de 2024

Mientras el río comienza a bajar, las expectativas del retorno empiezan a subir

Esta mañana, una vecina de calle Roque Sáenz Peña, entre Lamadrid y Moreno, con botas de goma pasa un escobillón para tratar de sacar el barro de la puerta de su casa. El río comenzó a retroceder algunos centímetros y los vecinos aprovechan a remover todo lo que pueden de los sedimentos que deja tras de sí. Aunque solo ingresó pocos centímetros, la mujer explica que el mayor caudal entró por detrás de la vivienda. “Viene por Carriego y no tengo muro que la frene”, dice a DIARIOJUNIO. Otros vecinos que permanecen alojados en viviendas de familiares cercanas explican que, de consolidarse el retroceso del Uruguay, tal lo informado ayer desde la CTM (Comisión Técnica Mixta de Salto Grande), comenzará la ardua tarea consistente en limpiar cada pulgada de la casa para eliminar todos los restos de la crecida.

Juan, vecino de calle Roque Sáenz Peña entre Lamadrid y Moreno, hace una semana debió abandonar su hogar ubicado en Roque Sáenz Peña, cerca de la Costanera. Desde ese momento, vive en la casa de su hermano en Lamadrid. “Tuve que abandonar mi casa porque entro el agua, por adelante y por el garaje”, admitió.

Doris,  otra vecina cuya vivienda está ubicada en la esquina de Roque Sáenz Peña y Lamadrid, se pudo quedar en una pieza ubicada en un entrepiso. Pero, al estar el agua tan cerca, se ve perjudicada por las cloacas que rebalsan.  De cualquier forma, como en un principio se sostuvo que el río podría llegar a los 14 metros -al igual que Juan- sacó muchos muebles de su casa. Los que no podía meter en el espacio que le permite la escalera que la lleva al entrepiso. Los dejó en uno de los vagones que están estacionados sobre las vías a una cuadra. “A nosotros nos llega a 13.80, 13,85 (metros)”,  indicó.

El río llegó a los 13,56 metros pero los vecinos notaron que empezó a retroceder esta mañana. “Esta en 13,40”, dijo Juan. Incluso, sostuvo que esperan que esta tarde, a las tres, se consolide el descenso y que la semana que viene quede estabilizado muy por debajo de la altura actual. Juan sostuvo que cuando el río retrocede, deja “mucha mugre, mucha resaca”. Con cada inundación se arruinan o se rompen elementos. “Es un desastre”.

“Ahora hay que esperar sí o sí, aunque baje el agua por completo”, dijo Doris. La explicación se debe a que deben ir limpiando a medida que el agua desciende. “En verano es más fácil. Baja 20 centímetros y limpias. Baja otros 20 centímetros y limpias. Al ir moviendo, moviendo, no se asienta tanto el barro. Pero, en invierno tenes que dejar que baje por completo. Y ahí se complica, porque se pega demasiado el barro”, indicó. “Los pisos quedan todos manchados, negros”, indicó.

Juan explicó que lo más rápido es pagar el alquiler de una hidrolavadora, cargarla con lavandina y detergente para sacar todo. “Los excrementos también porque salen de las cloacas. Es horrible”, indicó. Pero Doris dijo que no todos los vecinos pueden pagarse una hidro. En consecuencia, lo que les queda es mojar, esperar que se ablande, y luego remover con cepillo o escobillón. “Limpiar, enjuagar, escurrir y así”. Doris sostuvo que a los vecinos que más tiempo tienen el agua en sus casas, las más cercanas a la costanera, se les hace más difícil sacar el barro.

Juan se midió en 2013 al barrio Puerto. Pero admite que está un poco cansado de luchar contras las crecientes. “Llega un momento que tenes ganas de irte”, dijo. No obstante, admitió que le gusta el barrio. Y manifiesta su desazón porque entiende que en la represa prefieren no inundar la cota de expropiación para no tener que pagar indemnizaciones a los ribereños aguas arriba y, de esa forma, contener la crecida aguas abajó. “Con  un metro nos salvamos pero nadie hizo nada nunca. No nos respetan, vamos a ver con este nuevo intendente a ver si alguien hace algo”, dijo.

A su vez, el vecino sostuvo que esta semana se mantuvo con los recursos propios ya que no recibió nada de nadie. “Hubo algunos que agarraron, otros no. Repartieron mal, Hay una lista o algo así pero el que aprovecha, aprovecha”. Sin embargo Doris dijo que ella está en la calle todo el día o en los vagones y notó que hubo más solidaridad, más movimiento que en la creciente anterior. “Se acerco ropa. Se acercó gente”, dijo. Y el trato con quienes se acercaron es diferente al que recibieron en la última creciente, previo al cambio de gobierno municipal. “Mejor ni hablar”, responde al ser consultada sobre cómo fue el trato que recibieron en 2023.

Juan manifestó sus esperanzas de que el retroceso del agua se consolide en los próximos días.“Tengo mis nietos en la facultad y necesito el espacio para que ellos estudien”, indicó.

A su vez, Doris se preguntó por qué nadie toma una decisión respecto de que se puede hacer para que las inundaciones no se reiteren. “Escuchas que dicen que la Defensa (Central) no sirve, que sirve el dragado. Y después escuchas que el dragado no sirve, que sirve la Defensa, y así están, que la defensa, que el dragado”, dijo. Y remarcó que tiene fe en que “esta vez se va a hacer” la Defensa Central. “Se hizo un aeropuerto, la Playa Nébel, se hizo la bicisenda (ciclovía) que  no se usa…hubiesen hecho eso”, reflexiona Juan. “¿En la bicisenda cuanto se habrán gastado? Mientras que el rio ha estado a 30 centímetros. ¿Sabés cuantas ‘camionadas’ de tierra se podrían haber sacado y no lo hicieron. Unos cuantos litros de agua entran ahí pero no lo hacen”, dijo la mujer en referencia al dragado del lecho del río.

Calle Lamadrid, entre Roque Sáenz Peña y Carriego. Al fondo, la entrada al Club Libertad.