ELECCIONES 2023: ¡OTRA VEZ SOPA!

Que quede claro que no estoy cuestionando la legalidad del proceso. Veamos: Milei sacó los mismos votos que en las PASO, 30%, que sumado a los votos de Patricia Bullrich, el 87% de esos 25% de las Pasos, y a través de una maniobra de «vampirización» de la Libertad Avanza, manejada desde las sombra por Mauricio Macri, enfermo de poder y de negocios especulativos en contra de los intereses del país, logra la cifra de 55% mas o menos, lo cual le permite al PRO extorsionar al otrora «león», y ahora «gatito mimoso» acorralado por lo mas nefasto de la verdadera «casta política» en una maniobra extorsiva por quedarse con los puestos mas importantes en cuanto a Ministerios y Secretarías estratégicas que brindan oportunidades de fabulosos negocios privados, mientras se desarrollará un ajuste impiadoso con el pretexto de reducir el déficit Fiscal. Eso sí, el peso del ajuste no será igual para los sectores más vulnerables que llevarán sobre sus espaldas (ya lo están sufriendo a través de la mafia de los empresarios, cuyo único norte es la acumulación de capital, para después fugarlos, como ya es de manual con los monopolios concentrados, formadores de precios y los Banqueros.). También hay que que tener en cuenta que el gobierno del FDT, endeudado, saboteado, golpeado y aturdido por la avidez arrolladora del gran capital.

El gobierno popular no pudo o no supo evitar que los poderes reales inclinaran la balanza en un puñado de empresarios anti patria y le declararan la guerra luego de acaparar todos las armas: los monopolios mediáticos, el poder judicial, las redes sociales, los diversos mecanismos de extorsión económica, la complicidad de los organismos financieros y el servilismo de la oposición política.

Esta alianza tan potente produjo millones de individuos solitarios , presa fácil de las burbujas cognitivas, lenguajes empobrecidos, imágenes incendiarias por la bronca contenida, y por sobre todas las cosas algo que nunca hay que olvidar: «crear» un enemigo interno de raigambre popular, culpable por habernos permitido experimentar, durante doce años , un imperdonable estado de bienestar trasladado a las clases populares.

Y entonces, ¿qué pasó? Se derechizó el pueblo argentino? No, lo que pasó es que hubo un largo proceso de deterioro de ideas, conceptos y situaciones de vida que llevaron a la derrota de la primera batalla de esta guerra entre opresores y oprimidos: la derrota de la batalla cultural. Porque se vació la sociedad de debates de ideas, para conservar lo ya conseguido, para hacerlo permanente. Porque no hubo en la clase política poder de percepción para mirar, oír y entender las demandas de la sociedad más necesitada.

Lo que la sociedad progresista no advirtió fue que la Derecha había mutado. Por un lado, exhibió sin inhibiciones y sin pudor sus prácticas violentas a través de un lenguaje desprovisto de toda ironía y sobre todo ampliando su concepción social saliendo del encierro elitista. Los argumentos clasistas, racistas, sexistas y conservadores propios de un ideario, ya no se afirman exclusivamente desde sectores oligárquicos, sino que son compartidos y agitados también por franjas populares excluidas por clase, etnia o género.

Pero lo que pasó y pasará en nuestro país, pasará en toda la región que desarrolla su propia agenda que se basa en el odio a lo popular, con dureza policial, ya iniciada en nuestro país, persecución y venganza frente a experiencias a dirigentes políticos no alineados a su poder. y utilizando un instrumento creado por el Departamento de Estado de EEUU, que es el «lawfare», o la criminalización de la protesta social.

La pregunta es ¿cómo sectores empobrecidos o excluidos por «clase», vota igual que la derecha racista, machista, elitista? Es muy sencillo: a través del fascismo cognitivo que esos ciudadanos consumen a través de las redes sociales u otros elementos tecnológicos.

Por eso todos los movimientos de emancipación, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo, ya no se preguntan cómo cambiar el mundo, sino que se orientan a suturar los despojos que quedaron de un mundo intervenido y despojado por un sistema neoliberal depredador ilimitado y homicida que produce mayorías descartadas. Otra acción regresiva fue la despolitización de la política, reduciéndola solo a un sector de la sociedad que tiene pertenencia identitaria y que niega a esa misma política como una herramienta de transformación de la sociedad, haciéndolo a través del odio y del negacionismo, en que caen ingenuamente la angustia social y la miseria generalizada como consecuencia final de la prueba del «laboratorio » fascista y el conservadurismo más rancio de nuestras elites siempre dispuestas a disciplinar a todo aquel que se interponga.