Cargando clima...

DOS ORILLAS
Videos
Director: Claudio Gastaldi
lunes 10 de marzo de 2025
Nota escrita por: Ricardo Monetta
domingo 9 de marzo de 2025
domingo 9 de marzo de 2025
¡Insólito: La OTAN derrotada no quiere la paz!
Un espectro recorre Europa: el espectro del militarismo y la guerra. Detrás de esta fiebre bélica se esconde algo más que la supuesta amenaza de Rusia. El declive económico y la lucha por el dominio geopolítico juegan un papel fundamental en la creciente militarización de Europa.
Ricardo Monetta

Por más que los 27 países de la OTAN, junto con el apoyo financiero y armamentístico de EE. UU., se empeñaran en derrotar a la Federación Rusa, usando a Ucrania como caballo de Troya disfrazado, subestimaron la capacidad militar y económica de Rusia. Ahora llegan a una etapa deshonrosa en la que no reconocen la derrota y buscan explotar económicamente a sus pueblos, tratando de recaudar 800.000 millones de dólares en una carrera militarista, usando el pretexto de que Rusia podría invadir Europa.

Pero los supuestos líderes europeos, muchos de ellos delirantes y fantasiosos, y otros ideológicamente perversos como los de Reino Unido, Francia y Alemania, creen que en una década estarán en condiciones de frenar a la Federación Rusa, que por otra parte nunca ha manifestado intención alguna de invadir un país europeo, ya que su mirada está puesta en la región de Eurasia, donde el mundo se proyecta económicamente.

La militarización de Europa se desarrolla en el contexto de una crisis económica muy grave. Desde la crisis financiera de 2008, la economía europea ha tenido grandes dificultades para crecer, y la pandemia de COVID-19 golpeó duramente sus finanzas.

Debido a esa obsesión por el militarismo, los gobiernos han descuidado sectores esenciales para el desarrollo de la producción, la ciencia, la salud y la educación. Por su parte, los oligarcas financieros, como George Soros y muchos otros, no han invertido sus ganancias extraordinarias en nuevas tecnologías para competir económicamente con EE. UU. y China. El resultado es que Europa está rezagada tanto económicamente como en el ámbito tecnológico.

Tampoco las cosas le fueron bien en el ámbito geopolítico. Ni Europa ni EE. UU. lograron transformar a Rusia en una semicolonia después de la caída de la Unión Soviética. Al seguir servilmente a EE. UU., Europa descuidó la construcción de una estructura de seguridad tras el colapso de la URSS.

Ahora tanto Rusia como China se han convertido en adversarios formidables a los que Occidente subestimó por sentirse el ombligo del mundo.

En este contexto, la élite de EE. UU., encabezada por Trump y Musk, ha lanzado una campaña para resguardar la supremacía estadounidense, incluso a expensas de sus aliados más cercanos, como lo fue Europa hasta ayer, negociando «la paz» con la mismísima Rusia.

Esto significa que ha estallado la lucha entre EE. UU. y las otras grandes potencias imperialistas. Desde la inteligencia artificial hasta la tecnología limpia, desde los ordenadores cuánticos hasta el espacio, desde el Ártico hasta el Mar de China, la carrera ha comenzado. La guerra es solo un medio más visible y violento.

La fuerza motriz de esta «carrera» es la búsqueda de la máxima ganancia y la expansión del capital monopolista occidental. Y para participar en esta carrera se juega la «carta» militar. Como dijo el excanciller alemán Gerhard Schröder: «Un país solo cuenta verdaderamente en el plano internacional si también está dispuesto a la guerra».

En términos de guerra convencional, Europa no es rival para Rusia. Después de las bombas atómicas, el poder reside en la capacidad misilística, y Rusia les lleva diez años de ventaja en tecnología. Basta con recordar que un solo disparo del misil Oresnhik hizo temblar a toda Europa: en solo siete minutos puede destruir París, Berlín, etc.

La militarización también impulsa la economía. La economía de guerra no depende del poder adquisitivo de la población, sino de la decisión de los líderes políticos. Por ejemplo, Irán tiene un poder de fuego notable, aunque su población sufre muchas carencias. La militarización también sirve como excusa para una ola de privatizaciones.

Muchos indicios apuntan a que este tipo de guerra se está convirtiendo en una posibilidad real para las élites financieras y económicas.

Una militarización de este tipo tiene consecuencias profundas para la sociedad. Actualmente, Europa gasta el 2,5 % de su PBI en defensa. Si quiere llegar al 5 % para alcanzar los 500.000 millones de dólares, con los gobiernos de derecha que dominan el continente, lo hará a costa del gasto social y de un nivel de vida más precario.

El destino es incierto: ¿Europa se dejará arrastrar por la fiebre bélica?

Mientras tanto, por el negacionismo del «payaso» Zelensky al negarse a firmar el acuerdo, miles de soldados seguirán muriendo. ¿Los muertos, dije? ¿A quién le importan los muertos?

2 comentarios

  • OTRA VEZ EUROPA, ARMANDO LA TERCERA GUERRA MUNDIAL, HASTA CUANDO HAY QUÉ BANCARLOS, QUÉ SE CREEN, SON. YA AMERICA, TODA, TUBO QUÉ BANCARLOS, CUANDO QUISIERON APODERARSE, LOS INGLESES DE ESTADOS UNIDOS Y LOS ESPAÑOLES EN TODO LATINOAMÉRICA. Y LUEGO LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. TAMBIEN LA «RUSO FOBIA», NAPOLEÓN BONAPARTE, QUE SALIO PERDIDOSO Y LUEGO ADOLF HITLER, QUÉ LE PASO.LO.MISMO Y AHORA TRUMP, LE RETIRA EL PROTECTORADO, DESDE 1945, Y ARMAN OTRO QUILOMBO MUNDIAL. PORQUE NO SOLUCIONAN SUS PROBLEMAS, SIN MOLESTAR EL RESTO DEL MUNDO.

  • Korea del Centro

    En Europa los líderes no representan los intereses de sus poblaciones. Son «gerentes» de las élites que ven mermado su poder frente a la victoria rusa. Lo ideal sería que esas poblaciones saquen de los gobiernos a esos presidentes, pero se corre el riesgo de que caigan manos de las ultraderechas (en Alemania parece estar pasando eso).

Deja tu comentario

Escribe aquí abajo lo que desees buscar
luego presiona el botón "buscar"
O bien prueba
Buscar en el archivo