Quizás sobrestimó su capacidad de liderazgo, o pudo más en él su amor adolescente por el peronismo y su consecuente alergia al radicalismo, vaya a saber, pero lo cierto es que jugó dos cartas que lo hicieron tomar riesgos, que ya se verá si fueron prudentes o innecesarios: la carrera a la gobernación una, y la otra, la que ahora le está pasando factura, la de formar una nueva fuerza política propia, independiente del desteñido radicalismo entrerriano y también del histórico conservadorismo provincial que encontró una forma de recrearse en el PRO, ese engendro inventado por Mauricio Macri, que ahora ha quedado a la deriva porque su mentor le ha sacado los kilos y puesto sus fichas al carismático empelucado que ha reinventado el neoliberalismo en estos pagos, que tal como ocurre en el resto del mundo, se recrea en esta etapa final, con nuevas formas de fascismo autoritario.
Pero volvamos al tema, el plan del oxigenado para armar un soporte político propio, era impulsar referentes del vecinalismo detrás de su candidatura, puenteando a los molestos y decadentes referentes, sobre todo del radicalismo, que pretendían (y pretenden) exigirle que comparta la dirección política del proyecto de poder que los reúne en esta hora.
Y por circunstancias que no vienen al caso analizar, aunque probablemente, entre otras razones, porque le caen bien los pícaros audaces; como fuere, su carta más fuerte la jugó con el intendente de una pequeña localidad, limítrofe con el tercer bastión electoral de la provincia, Gualeguaychú, Hablamos del intendente de Pueblo Belgrano, Mauricio ‘palito’ Davico. Al que impulsó como candidato para reemplazar a Martín Esteban Piaggio. Pero su jugada fue peligrosa, ya se verá si en todo caso fue excesiva, porque para ungir a Davico forzó los límites de lo legal hasta lo exasperante. Y tanto sus opositores, como sus presuntos aliados, según denuncian los analistas locales, vieron la oportunidad de ‘facturarle’ las humillaciones y los desprecios a los que los sometió el ‘novel entrerriano’ al que habían ungido como candidato.
Hoy está jugado, por dos razones, la primera es que, si finalmente Davico no es el candidato para Gualeguaychú, su sueño de formar una fuerza política que le sea incondicional, queda muy averiado. Y, en segundo lugar, porque a fuerza de inyectar una cifra de seis cifras en dólares, a la promoción del cumbiero/candidato, algo que localmente no registraba antecedentes, logró despertar adhesiones locales que lo ilusionaron en obtener un triunfo contundente en la localidad, algo imprescindible para sumar votos a sus aspiraciones a la gobernación.
Lo cierto es que el fallo de la Justicia electoral, en primera instancia, fue contundente: la candidatura de Davico es ilegal. Ahora, la apelación está en manos del Tribunal Electoral de la Provincia, una Institución colegiada integrada por miembros pertenecientes a los Poderes Judicial y Legislativo, a saber: el presidente, y un miembro del Superior Tribunal de Justicia, un Juez de Primera Instancia, el vicepresidente del Senado y el presidente de la Cámara de Diputados. Además del presidente del Superior Tribunal de Justicia de la provincia. Un conjunto de árbitros que difícilmente reviertan la decisión del Tribunal Electoral de Gualeguaychú, que se expresó con sólidos argumentos legales a la postulación.
LA ÚLTIMA CARTA DE FRIGERIO: ‘PREPEAR’ A LA JUSTICIA
Convengamos que, tal como están las cosas, el panorama definitivamente ganador que veían desde la alianza, ha sido perturbado por algunos nubarrones, producto de la ‘jugada Davico’. La estrategia que está implementando ahora la ‘joven promesa’ de la política entrerriana es seguir actuando como si Davico es candidato, desconociendo (una vez más) las resoluciones judiciales, algo que se ha transformado en un estilo para esta fuerza política; moviéndose en el distrito con publicitados encuentros, paseos y pequeños actos proselitistas. Algo que se le está dificultando porque muchos comienzan a hacerle ‘ole’ a sus embestidas y a dejarlo solo con sus pesares legales. Por lo pronto, y tal denuncia la prensa local, el ‘clan Carraza’, dirigido por el padre de la candidata a vice intendente de la fórmula de Davico, Darío Carraza, se ha apresurado a manifestar a la prensa que su hija está preparada y en condiciones de ser la sucesora de Piaggio, declaraciones que dejan pagando a la estrategia de Frigerio – Davico, que quieren imponer el ‘aquí no ha pasado nada y palito sigue siendo el candidato’.
La jugada siguiente, en la que también quedó pagando fue el debate de las candidaturas. Frigerio – Davico pretendían que al cumbiero le correspondía participar, algo que fue inmediatamente descartado por los otros candidatos, porque hasta tanto se decida en el Tribunal Electoral de Entre Ríos, no lo es, cosa que fue mirada con desesperación por la dupla, y con ilusión por quienes se están probando el traje de lentejuelas que el belgranence, había preparado para la ocasión.
Y la última, de estos días, el intento de producir una reunión entre las organizaciones ambientales de Gualeguaychú y el frustrado candidato. Una jugada vehiculizada a través de algunas personas fronterizas con el ambientalismo local, que, seguramente por falta de una mirada holística del tema, se prestaron a la convocatoria. Incluso se aventuraron a incluir en la lista de las organizaciones ambientalistas que participarían en el encuentro a Fundavida, la ONG que integra el escriba, que en ese carácter puede dar fe que no fue siquiera consultada. Lo que nuevamente habla de una jugada riesgosa, sobre todo teniendo en cuenta que Davico ha sido cuestionado en este tema por su rol protagónico en el malogrado Barrio Amarras, y en el vertido crudo de los efluentes cloacales de Pueblo Belgrano, a través de propiedades particulares, damnificadas por los mismos, en el río Gualeguaychú.
Los eventos siguen su curso y está pendiente la resolución final del Tribunal Electoral de la provincia. Habrá que ver como termina esta novela, estaremos atentos.
