Cargando clima...

DOS ORILLAS
Videos
Director: Claudio Gastaldi
martes 15 de abril de 2025
Nota escrita por: Ricardo Monetta
domingo 13 de abril de 2025
domingo 13 de abril de 2025
La justicia como instrumento de silenciar la libertad de prensa
En un contexto donde la libertad de expresión enfrenta crecientes tensiones, el procesamiento de la legisladora del Frente de Izquierda, Vanina Biasi, por publicaciones en redes sociales que critican al Estado de Israel, desata un debate sobre los límites del discurso político, la utilización de la Justicia como herramienta de silenciamiento y la delgada línea entre crítica ideológica y discriminación. El caso, en manos del juez Daniel Rafecas, reabre una discusión sensible que atraviesa derechos fundamentales, memoria histórica y tensiones geopolíticas.
Ricardo Monetta

Cada día nos invade la sensación de vivir en un mundo en el que no se permite al ciudadano pensar libremente, ni mucho menos expresar ese pensamiento. Pareciera que solo estamos autorizados a informarnos recibiendo la información que previa y deliberadamente ha sido «condicionada» y nos hacen llegar. Se nos impide que esa información, esos datos suministrados, podamos convertirlos en conocimiento de la realidad. Pareciera que hay poderes que actúan sobre otros poderes que actúan como una «barrera» que selecciona lo que se puede conocer o no. Esos «poderes» superiores saben bien que, en nuestra cultura, lo que no está en los medios no existe. O sea que se está estableciendo un manto de impunidad sobre hechos que implican a determinadas franjas de un poder oculto. Y esto pasa cuando la información se convierte en fuente de intolerancia, de intransigencia.

El caso que nos ocupa específicamente es el de una legisladora del Frente de Izquierda (FIT), Vanina Biasi, que fue procesada por el juez Daniel Rafecas por supuesta violación a la Ley Antidiscriminatoria N.º 21.592. La decisión judicial se basa en una serie de publicaciones realizadas por la legisladora en la red X, en las que, según el magistrado, se habrían vertido expresiones discriminatorias contra la comunidad judía.

Entre los posteos analizados, «Biasi comparó al Estado de Israel con el régimen nazi y lo calificó como un Estado genocida». En su resolución, Rafecas sostuvo que los mensajes «superaban con creces los límites de la libertad de expresión». (No indicó el juez cuáles eran tácitamente esos límites) y recordó que en la Argentina ocurrieron dos atentados motivados por el antisemitismo. Esto sin perjuicio de que, a pesar de haber transcurrido décadas de los atentados, no se ha descubierto la identidad de los autores ni su filiación religiosa. Además del procesamiento, el juez impuso un embargo de $10 millones sobre los bienes de la imputada. En caso de que la medida sea confirmada en instancias superiores, Biasi quedaría en condiciones de ser llevada a juicio oral y público.

Entre las publicaciones citadas en la causa se encuentra una en la que Biasi escribió: «Nunca son exabruptos, no importa la crueldad de lo que leas. Son descripciones del colonialismo, el racismo, el exterminio y desplazamiento que promueve el Estado fascista de Israel».

En otro mensaje escribió: «El Estado sionista es nazi por sus prácticas y su ideología, y entiendo que a un propagandista de un Estado terrorista, genocida y asesino de niños le moleste leerlo, pero sus ‘patoteadas’ no me van a silenciar», dijo la diputada.

En una tercera publicación expresó: «Sigue la masacre del pueblo palestino. Sigue el silencio cómplice del poder económico y mediático. Sionismo es genocidio. Sionismo es apartheid. Sionismo es la construcción de una narrativa mentirosa en la que el ocupante es víctima y el ocupado, victimario», expresó la diputada.

Ahora bien, ¿qué dice la resolución del juez Rafecas? El magistrado argumentó que «el derecho a la libertad de expresión no es un valor absoluto, ya que puede ser legítimamente limitado cuando entra en conflicto con otros derechos fundamentales. En este sentido, las manifestaciones que fomentan el odio, la violencia o la discriminación pueden quedar fuera de su amparo, pues atentan contra los valores democráticos y los derechos de terceros». También el juez explicó que los mensajes alentarían a la persecución o el odio de la comunidad judía, lesionando los principios de igualdad y trato no discriminatorio. Amplía Rafecas: sus manifestaciones no pueden ser tenidas por meras críticas dirigidas a las autoridades temporales o al gobierno israelí por sus acciones o sus políticas circunstanciales. (No son políticas CIRCUNSTANCIALES, sino una continuidad de décadas contra el pueblo palestino.)

No voy a entrar a discutir la resolución del juez Rafecas, pero los elementos fundantes sobre los que se basa el procesamiento, más allá de que estén justificados o no, se pueden encontrar por centenares tanto en la prensa nacional e internacional, más allá de su veracidad o no. Hay que desempolvar la nube de la memoria para recordar que el sionismo atacó al juez Rafecas, a pesar de su simpatía por el judaísmo —lo que no está mal— pero por su aversión al nazismo. Una cosa es una cosa, y otra cosa también. Una cosa es la riquísima cultura judía y la impulsada por judíos laicos, y muchas veces ateos; y otra cosa el sionismo que se apoderó del Estado de Israel.

«Toda esta cuestión es nada más y nada menos que una cuestión de palabras. Porque las palabras expresan sentido, porque tienen vida propia y pueden llegar a ser tan decisivas en la comunicación humana que hay interesados en torcer la interpretación de las mismas para hacernos creer lo que ellos quieran que creamos, y pretenden encerrarlas en ‘su’ diccionario para que se queden allí, con las opiniones, y que no puedan salir a la luz y avivar conciencias.»

Deja el primer comentario

Escribe aquí abajo lo que desees buscar
luego presiona el botón "buscar"
O bien prueba
Buscar en el archivo