Municipio de Santa Elena

Santa Elena consolida su lugar como destino turístico destacado del país

Durante el último fin de semana largo, la ciudad de Santa Elena volvió a posicionarse como uno de los destinos más elegidos por turistas de todo el país. Con una ocupación del 95% en alojamientos privados —que incluyen hoteles, hospedajes, cabañas y apart— y un 85% de ocupación en el camping municipal, la llamada «Ciudad Paraíso» demostró su creciente atractivo dentro del circuito turístico nacional.

Uno de los sectores con mayor demanda fue el destinado a motorhomes y casas rodantes, una modalidad que continúa creciendo en popularidad y que encontró en Santa Elena un entorno ideal por sus condiciones naturales y servicios disponibles.

Entre los principales motivos que impulsaron la llegada de visitantes se destacan la pesca deportiva, las reuniones familiares y el interés por conocer un rincón único del norte entrerriano. La ciudad, asentada sobre las barrancas del imponente río Paraná y rodeada de vegetación autóctona, ofrece una experiencia turística que conjuga naturaleza, cultura, aventura y tradición.

Los turistas arribaron desde diversos puntos del país, con fuerte presencia de Buenos Aires, Santa Fe (especialmente Rosario), Córdoba y varias localidades de Entre Ríos como Paraná, La Paz, Chajarí, Concepción del Uruguay, Victoria y Nogoyá, entre otras. También se registraron visitantes de Corrientes, Neuquén y del vecino país Uruguay.

Durante su estadía, los visitantes disfrutaron de múltiples propuestas: paseos en lancha, recorridos en bicicleta, feria de artesanos y emprendedores, actividades culturales y una nutrida oferta gastronómica. En las noches, los eventos artísticos y recreativos completaron una agenda que convocó a públicos diversos.

Una de las actividades más destacadas fue la cuarta edición del Festival del Muelle y el Río, que convocó a artistas, emprendedores y familias en un entorno festivo. También sobresalieron las celebraciones religiosas, como el Vía Crucis Viviente y el tradicional recorrido por las siete iglesias, que aportaron un componente espiritual y cultural a la experiencia.

A la par de la oferta turística, la venta de pescado fresco, artículos de pesca, carnada y productos artesanales completó una propuesta auténtica y coherente con la identidad local.

El impacto económico fue notorio y se extendió a múltiples rubros comerciales: supermercados, panaderías, carnicerías, servicios de transporte, gomerías y talleres mecánicos, entre otros. El movimiento generado fortaleció el entramado económico regional, consolidando a Santa Elena no solo como un destino de descanso, sino también como un motor de desarrollo para la comunidad.

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