El documental que difundió la cuenta oficial de la Casa Rosada tiene como eje la idea de «una historia completa» donde se equipara el accionar de organizaciones políticas armadas con el Terrorismo de Estado. Fue un documental muy pobre, que se empobreció más con el personaje elegido, cuya historia es clave para entender su rol en esta «opereta» de prensa.
Para empezar hay que incluir al hermano del «tata» que integraba la «mesa chica» del dictador Jorge Rafael Videla. También un paso por la SIDE (hoy AFI). donde contrató al ideólogo de la represión clandestina y se apropió de archivos para hacer libros contra la línea de Memoria, Verdad y Justicia y una causa judicial por espionaje de mails a funcionarios públicos.
Cuando estuvo con Videla, el hermano del «tata», no era un cargo decorativo, ya que era el armador político de Videla, y asesor en materia comunicacional. En esa mesa trabajaba codo a codo con el Gral. José Rogelio Villarreal, mano derecha del dictador.
En ese lugar privilegiado, el hermano del «tata» Yofre tenía conocimiento de la represión clandestina y como operador político de Videla, fue parte del genocidio. Es cierto que los crímenes no se heredan ni tienen responsabilidad sanguínea, pero el dato no es menor porque el «tata» Yofre es hace años parte esencial del dispositivo para legitimar el terrorismo de Estado como respuesta a otro supuesto terrorismo.
Ahora «trabaja» para Milei como personaje estrella, como antes lo hizo con Macri, en su política de negacionismo. El otro punto clave de la historia del «tata» Yofre es su paso por la SIDE (Servicio de Inteligencia del Estado) durante el menemismo. Con Carlos Menem se conocían desde la campaña presidencial, que el «tata» cubrió como periodista de Ámbito Financiero.
Fue cuando Menem lo designó al frente de la «casa de los espías» (SIDE), Pero su gestión fue breve, entre Julio de 1989 y Enero de 1990. Pero le bastó para dejar su marca. Por un lado, Yofre llevó al Gral. Retirado Carlos Alberto Martínez para que dirigiera la Escuela Nacional de Inteligencia (EBI). Esto sirve para entender su participación actual en el gobierno de Milei.
¿Pero quien era en verdad el Gral. Martínez? Uno de los criminales más letales de la dictadura; empresario, militar y el responsable ideológico y ejecutivo de la represión clandestina nada menos. Este general se formó en la Escuela de las Américas, junto con otros militares argentinos, donde se enseñaban técnicas de tortura y desaparición ideadas por los franceses en Argelia. Martínez fue el verdadero cerebro de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, Ocupó la Jefatura II de Inteligencia del Ejército entre 1976 y 1977, la SIDE de 1978 a 1983, diagramador de la represión clandestina, incluido el Plan Cóndor nada menos.
Y porque es relevante la actuación de Martínez? En Septiembre de 2004 el Gral. Martínez sintió que la situación era apremiante: se estaban abriendo causas por crímenes cometidos por la dictadura y empezaban a producirse detenciones de sus camaradas. Martínez, que ya llevaba dos décadas fuera del ejército escribió una propuesta que consistía en hacer tantas denuncias contra militantes de los años 70 como fueran posibles hasta llegar a una situación de empate que solo admitiera un sola salida posible: una amnistía general para antiguos integrantes de las FAA y de Seguridad y para quienes habían sido parte de las organizaciones político-militares de izquierda.
La que mejor aplicó este plan es la actual Vice Presidenta, Victoria Vullaruel, que se dedicó a reunir casos de lo que llaman «víctimas del terrorismo», y a relacionarse con el establishment jurídico que fue parte civil de la dictadura y que se nuclea en el famoso estudio de la Calle Montevideo, a organizar actos y conmemoraciones. Ahora Villarruel es parte de la operación de prensa que tiene al «tata» Yofre como figura estelar.
Tras su paso por la SIDE, el «tata» hizo un buen uso editorial y económico de los archivos nada menos, del Batallón 601. Se dedicó a comerciarlos y luego vio la veta editorial para publicar libros que luego contrarrestan las investigaciones sobre los crímenes dictatoriales. Los libros los publicó Editorial Sudamericana, la misma que publicó los de Victoria Villaruel, junto a Carlos Manfroni, hoy funcionario de la mesa chica de Patricia Bullrich.
El libro de Villarruel fue parte de un auténtico programa de transformación cultural imaginado y puesto a rodar por Pablo Avelluto, quien dirigió entre 2005 y 2012 la Editorial Random House Mondadori, una de las productoras de libros más grandes del mundo. Avelluto tomó de los discursos procesistas la versión militar de lo ocurrido en los 70 que hasta entonces circulaban en los márgenes y los hizo ingresar al mainstream. Los sacó de la Revista Cabildo (de ultraderecha) y los puso en la librería el Ateneo de la calle Florida. Avelluto pasó a trabajar con Macri como ministro y luego lo redujo a secretario.
El «tata» Yofre no solo hizo dinero con la veta editorial de su paso por la SIDE. armó un emprendimiento junto a dos espías que se dedicaron al robo de mail a funcionarios públicos. La lista de espiados incluye a Cristina Fernández, Daniel Scioli, Alberto Fernández, Nilda Garré, Jorge Taiana, Héctor Timerman, La banda de Yofre robaba esos mails, los guardaba en la papelera de una casilla de mail, y compartía la contraseña con algunos periodistas a los que le brindaba esa información robada. Entre ellos Carlos Pagni y Roberto García. En el expediente de la causa consta las conversaciones entre Pagni y Yofre. Una vergüenza nacional.
Tanto es así que Yofre, Pagni y los demás fueron procesados por la Jueza Arroyo Salgado, y esos procesamientos fueron confirmados por la Cámara federal de San Martín. El caso llegó a la Corte Suprema (el agujero negro de la Justicia) que lo cajoneó durante años. En 2016 con Macri Presidente, la misma jueza que los procesó, dispuso sus sobreseimiento por un «supuesto» error en la Página 1. En el medio había muerto el Fiscal Nisman, esposo de Arroyo Salgado, y la Jueza abrumada y apretada para que no se divulgue los entretelones del caso de su marido, absolvió a todos.
Ahora la operación Tata Yofre, puso mas al descubierto su dudoso pasado que un impacto periodístico deseado.