Rechazo al crematorio en Villa Zorraquín: ambientalistas recuerdan que Azcué los apoyó en campaña

Los vecinos repartían panfletos donde se señalaba: “atención concordienses: necesitamos tu ayuda, nuestra salud está en juego por un oscuro negocio privado. Con la gente no se juega!!!. Amenazan con un prominente desastre ambiental, social, salud, económico y turístico”. En otro párrafo se advierte: “crematorio= cáncer, muerte, enfermedades. No cumplen con la ley general de Ambiente 25675. Seis km de distancia entre la población y el crematorio ya!! No cuentan con licencia social”.

Galván recordó que Azcué les dijo que no se podían hacer excepciones como se hizo en su momento con el Cementerio de Villa Zorraquin, ya que los vecinos en su momento estuvieron en desacuerdo. No obstante, ahora le quieren agregar el horno crematorio. “Azcué entendió que no se pueden hacer esos arreglos, que no se pueden tener esos ‘amiguismos’ y que no se pueden otorgar esos permisos ilegales”, dijo.

“La contaminación que emana es muy grande. Es una contaminación de metales pesados, dioxinas, furanos, son sustancias cancerígenas que afectan al sistema respiratorio, al sistema nervioso, a todo el organismo y a toda la zona de desarrollo de Villa Zorraquín”, remarcó Galvan.

En tal sentido, Mónica Masero Furlán, vecina de Villa Zorraquín desde hace siete años e Ingeniera en Alimentos con una especialización en Ingeniería Ambiental,  sostuvo en una nota con DIARIOJUNIO el 12 de agosto pasado, que un crematorio «es una chimenea industrial» donde se produce la combustión del cuerpo, de la ropa, del ataúd que tiene barnices y pinturas. «Este complejo de cuerpo, ropa y ataúd tiene características de residuos peligrosos. Por ejemplo, plomo, cadmio, mercurio propio del cuerpo, características patológicas. Podemos aplicar la ley de residuos peligrosos que indica una distancia de 2 km.», señaló. «Eso entra al horno y se convierte en cenizas. No es lo mismo que hacer un asado como nos dijeron. En realidad, en un asado el humo está calentando, pero acá se está incinerando», dijo.

Además, Massero Furlán sostuvo que, a la salida por la chimenea, independientemente de la tecnología que se use, y eso está en un informe elaborado por el doctor Raúl Montenegro que es un biólogo, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) de Córdoba, hay partículas contaminantes que el viento, dependiendo de las condiciones climáticas puede llegar a esparcir hasta a 10 km de distancia.

Desde julio pasado, las obras están paralizadas. Lo que falta es un dictamen de la Secretaría de Ambiente de la Provincia de la evaluación de impacto ambiental que presentó el Obispado. Y la posterior audiencia pública. “Está suspendido todo porque la Provincia no resuelve el caso”, dijo Galván.

No obstante, los vecinos no dejan de hacer actividades hasta que se oficialice el traslado del horno.  “Ahí vamos a dejar de visibilizar la causa pero hasta el momento no hay nada oficial”, remarcó Galván.

En tanto, el decreto provincial N° 4.977 indica que cualquier punto que la legislación provincial no lo pueda resolver, se chequea la legislación de otras jurisdicciones. Massero Furlán, en agosto pasado, recordó que la actual intendenta de Paraná, Rosario Romero, cuando era diputada provincial presentó un proyecto que indicaba una distancia de 6 km entre el horno y la población, lejos de escuelas y campos deportivos. Pero el horno crematorio fue construido a 25 metros de un convento, una familia a 50 metros, un barrio completo a 300 metros, un geriátrico a 400 metros, una escuela con un jardín de infantes a 500 metros y actividad turística como hoteles y apart hoteles. «Es una zona que vive del turismo y se los invita por su aire limpio», dijo Massero Furlan.