Por entonces, tres figuras mediáticas debían potenciar la bandera amarilla en territorios marcados por el «campo», los commodities y la agroindustria: ellos eran la «coneja» Baldassi (ex-árbitro de fútbol); el cómico Miguel del Sel en Santa Fe, y el protagonista del conflicto rural de 2008, Alfredo De Ángeli, en Entre Ríos. Los tres se convirtieron, gracias a la acción mediática, en legisladores nacionales por el PRO en los comicios legislativos de ese año, y por ende, los tres irían por los gobiernos provinciales en 2015.
Ninguno de los tres llegó. Y fue entonces que el hombre de Villa Paranacito, Rogelio Frigerio, puso un ojo en Entre Ríos y otro en su rol protagónico a nivel nacional, cuyo mayor aporte era darle mayor diversidad a la construcción macrista. Primero como referente peronista en su versión menemista y segundo como heredero del escuálido Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el partido fundado por su abuelo al que se sumó en su adolescencia. Luego fue electo diputado por la Ciudad de Buenos Aires por el PRO en 2011 y tuvo a su cargo la Comisión de Presupuesto de la Legislatura Porteña. Después en 2013 fue designado Presidente del Banco Ciudad, puesto que ocupó hasta 2015. Su constricción entrerriana coincidió con la gestión de Jorge Busti como gobernador. El peronismo disidente fue la base para hacer a De Ángeli candidato a Gobernador. El PRO tenía una organización mínima, una estructura que venía peleando un par de puntos como expresión de la derecha y del «campo» que de la revuelta de las retenciones en 2008 se proponía en una traducción política en la provincia.
La coalición contó con el aporte clave de expresiones del radicalismo que intuyeron mejores vientos en esa construcción. No les faltó razón. El bipartidismo se hizo añicos en 2013. Busti llevó a su esposa, Cristina Cremer, a la Cámara de Diputados de la Nación; De Ángeli se quedó con la banca del Senado desalojando del puesto a la UCR. Pero la Alianza fue efímera. Cremer se sumó a las filas de Sergio Massa y el dirigente agrario, De Ángeli, pasó a engrosar las filas del PRO. El radicalismo quedó mirando «la ñata contra el vidrio».
Para 2015 Frigerio asestó un golpe inédito para el Radicalismo Entrerriano: un porteño forzó las clavijas para dejar por primera vez al partido sin candidato a Gobernador. Fue entonces que las siempre intangibles resoluciones de los órganos institucionales de la UCR, aparentemente innegociables, se desmoronaron sin demasiados costos ante la mano implacable de R. Frigerio y la creciente especulación de una dirigencia política que llevaba ya doce años desalojada del poder. Fue entonces que De Ángeli se constituyó en el candidato a gobernador de Cambiemos. La queja del radicalismo entrerriano fue inaudible, a pesar de haber sido el gran anfitrión de la Convención Nacional Partidaria de Gualeguaychú, que en 2015 selló la alianza con el PRO. Aquél cónclave de los «boinas blancas» asfaltó el camino de Mauricio Macri hacia la Casa Rosada. Con el desvencijado aparato radical, quedaría al final, como furgón de cola.
Mientras tanto, De Ángeli, de ser el referente de la Federación Agraria de Entre Ríos, se transformó en el adversario del peronismo. Y «Minga», fue la frase que inmortalizó en los piquetes rurales del 2008; y pasó entonces a ser la voz para contestarle al peronismo gobernante. Muchos opinaban que no era el candidato ideal. Pero le faltaron solo 22.000 votos para arrebatarle la Casa Gris al peronismo, que quedó en manos de Gustavo Bordet.
Rogelio Frigerio siguió siendo el armador en las sombras. Juntos por el Cambio, en su versión entrerriana, nunca se consolidó institucionalmente como coalición, nunca sistematizó un cauce para las distintas voces, pese a la queja de los radicales, referentes del GEN, de la Coalición Cívica y las pretensiones del movimiento Social Entrerriano.
Para 2019 hubo quienes insistieron con que era el turno del Ministro del Interior para detener el intento reeleccionista de Bordet. Su principal baluarte era no haber desatendido a la provincia desde la Casa Rosada. Desde su cargo, supo entablar buen diálogo con el peronismo entrerriano, que convirtió a sus legisladores nacionales en aliados del macrismo en el Congreso de la Nación. Si hubo un debate intenso fue el de la Reforma Previsional, y allí estuvieron los votos de los legisladores entrerrianos, a cambio de un alivio en el déficit de la Caja de Jubilaciones de la Provincia, una verdadera espada de Damocles sobre las arcas públicas (no olvidar).
Dejó conformes a los intendentes peronistas para los que había respuesta, obras y fundamentalmente subsidios. R.F. visitaba asiduamente la provincia para sacarse fotos con referentes importantes del gobierno provincial. Muchas veces los radicales se enteraban por los medios. De ahí el recelo que le tenían en la Provincia. Pero también en la Rosada ya que era conocido el encono que tenía Macri con el «ala política» a cargo de Frigerio y Emilio Monzó por ese vínculo con el peronismo, y a la vez por no haber logrado los acuerdos que hacían falta al Gobierno. Mauricio supo quejarse una noche abiertamente, ya fuera del poder, ante las cámaras de TN. Luego en su libro Primer Tiempo, lo expresó con más mesura cuando recriminó al ex-ministro y a Monzó por no haber prosperado con las negociaciones con los Gobernadores del PJ. «Algunos miembros de nuestra coalición piensan que en el fondo querían entregarnos a los brazos del peronismo», escribió Mauricio.
Finalmente, en 2019 no fue el momento. El frente interno para R. Frigerio era demasiado complejo y se insinuaba la derrota del intento reeleccionista de Macri. También se preveía la ventaja de Bordet, que finalmente obtuvo una apabullante victoria sobre Cambiemos por 22 puntos.
La relación de Frigerio con PJ entrerriano quedó bien aceitada. Referentes importantes del oficialismo «conocen» bien su casa en Belgrano, en donde han compartido cenas y sobre mesas. El vínculo es bueno y no hay registros de críticas cruzadas. Hasta el día, en que según el ex-ministro del Interior, el Gobernador incumplió un pacto cuando fijó elecciones simultáneas con las nacionales. Dicho acuerdo suponía el acompañamiento legislativo al último proyecto de Ley de Presupuesto y el voto en favor de un retoque a la ley electoral que le daba a Bordet más tiempo para definir la fecha. Pero el último día previo al vencimiento, el mandatario provincial le comunicó que había finalizado el acuerdo. Para R.Frigerio supuso dos desventajas: en primer lugar, verse obligado a fijar posición en la dura interna del PRO, tensando una estructura provincial que se organizó en torno a la extensión de su líder. Finalmente el asunto se resolvió parcialmente al decidir la impresión de dos boletas con su nombre, en una pegada con Bullrich, y en la otra con Rodríguez Larreta. Ninguno de los dos plantearon objeciones.
Pero la simultaneidad pone a Javier Milei en una boleta sábana como candidato a Presidente, «dañando» el caudal electoral de JxC. Hay que recordar que la renuencia de su oposición se destaca por la señalización como «porteño». O sea que se apeló a la Historia, revisando las disputas con la ciudad del puerto, como un gesto folclórico que debe ser un entrerriano puro quien deba gobernar la Provincia. En realidad, hubo resistencia en el radicalismo, que han disputado internamente y quedaron en minoría frente a una dirigencia que se fue trepando de a poco al tren «porteño», que pretende desalojar al peronismo del poder. Ese sector mayoritario se ha dado en llamar «Radicales para gobernar». De esta manera, justifican la adhesión a un candidato del PRO y su alejamiento de lo que consideran una propuesta testimonial encabezada por Pedro Galimberti, su rival interno.
La puerta del acuerdo con la mayoría de la dirigencia la abrió el legislador nacional y empresario Atilio Benedetti, a pesar de que en 2013 se quedó sin la banca de Senador Nacional por la minoría, y en 2015 debió renunciar a la candidatura a Gobernador para dejarle lugar a De Ángeli. El arquitecto de sus desventuras, poniéndole todos los escollos habidos y por haber, fue Rogelio Frigerio.
Hoy Benedetti lo secunda como vicepresidente de una fundación que se ocupa de institucionalizar a los equipos técnicos, y lo acompaña junto a un puñado de referentes que se han convertido en figuras clave en la campaña, a saber; Mauricio Colello, mano derecha del candidato cuando fue ministro y hoy funcionario con rango de Subsecretario, del gobierno de Horacio R. Larreta; el comisario retirado Néstor Roncaglia, ex-Jefe de la Policía Federal del Gobierno de Macri, hombre de Chajarí; el Diputado Nacional del PRO, Gustavo Hein; el ex-funcionario de la Secretaría de Agricultura de Macri, Guillermo Bernaudo, armador de Bullrich en Entre Ríos desde la creación del partido Unión por la Libertad.
Y la pregunta de la gente surge sola: ¿Por qué un porteño, protagonista de la escena política nacional, elige disputar la Gobernación de una Provincia del interior?
Propios y extraños, que transitan los sinuosos caminos del poder, marcan que la meta final está más lejos, en la mismísima Casa Rosada. Con lo que contaría de un respaldo de un medio hegemónico, Clarín, cumpliendo un sueño que le hizo su director a Frigerio padre. El establecimiento heredado por R. Frigerio, tiene como rubro principal la producción de nuez Pecán, y mantiene un vivero en sociedad con un hermano. También se suman proyectos inmobiliarios en Paranacito, zona que algunos asocian con otras inversiones. Pero en su actividad privada, la centralidad está puesta en el trabajo de consultoría que realiza con la empresa Synfonia S.A. junto a otros dos dirigentes que expresaron el ala política de Macri: Emilio Monzó y Nicolás Massot. La empresa se constituyó nueve días después de la salida del poder macrista, con el objeto declarado de dedicarse «al diseño, planificación, implementación, consultoría y asesoramiento en políticas públicas y planes públicos y/o privados de inversión y desarrollo social y económico.» Frigerio ya tenía experiencia en consultoría. Había fundado en 2002 «Economía y Regiones», una de las firmas que jaquearon con estudios propios la información oficial del INDEC en tiempos de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio. Vendió esa firma en 2015 cuando se convirtió en Ministro del Interior.
En su construcción política, Frigerio suma todo; Evangélicos, socialistas, peronistas disidentes, la mayoría del Radicalismo, los PRO que militan para Bullrich, los que están con Larreta, etc. Su fórmula se basa en un extremo pragmatismo, evitando ganarse enemigos en batallas que no lo ameriten.
Hasta aquí el peronismo lo ha visto andar, confiado en su saber hacer en cuanto al «control del Estado» en esa verdad instalada durante veinte años según la cual cuando el peronismo «arranca», es imbatible. Su frase favorita es: «Han colonizado el Estado». La voz más crítica en estos últimos dos años ha sido la de Lucía Varisco, Diputada provincial, hija del Intendente Sergio Varisco que fue condenado por la Justicia Federal por su participación en el tráfico de drogas en Paraná. Ella lo acusa de persecución judicial, de lawfare y está convencida que es el responsable de los males padecidos por su padre. Lucía decidió ser candidata a la intendencia de Paraná, en las filas de Galimberti y enfrentó a Frigerio con un discurso encendido y crítico, que nadie había tenido en el peronismo.
Frigerio no desatiende el escenario nacional. Suele repetir que se debe votar contra el kirchnerismo, aunque sabe bien que Entre Ríos no es básicamente «kirchnerista».
Mientras tanto, la Región Centro, de la que forma Entre Ríos, ya tuvo dos elecciones. En Córdoba hubo una derrota del PRO en la Gobernación a manos del pejotismo de Schiaretti. En Santa Fe, la provincia se vistió de «amarillo» con Maximiliano Pullaro, que pasará a ser otro gobernador Radical.
¿Cuáles serían los ejes centrales del supuesto gobierno de Frigerio? Esto veremos en la 2da. nota.
Mariel
Siempre un placer leerlo Don Monetta! Un Historiador innato y un memorioso! Gracias x refrescar nuestra mente y clarificar la realidad!!!
oscar
No tienen algo mas inteligente que decir? que macri, que clarin, que la nacion? jamas un mea culpa? los hacia mas inteligentes pero parece que no, estan siempre hechandole la culpa al otro y no reconocen sus errores y asi les esta yendo en varias provincias y corremos el serio riesgo de perder la nuestra y no se si las nacionales tambien.
Argentino mí Patria
Mauricio Macri, Héctor Magnetto y Rogelio Frigerío, solo son mafia, antipatrias, golpistas y facho-nazis, que nada les importa la nación Argentina y mucho menos su pueblo. Con dinero escondidos y evadido en paraísos fiscales. Macri nos afano hasta el Correo Argentino, más contrabandista. Magnetto es Clarín se afano papel prensa y corrompió el poder judicial, un capo mafia, corporativo desde campos, todos los medios y redes de comunicación de argentina, y Frigerío pichón de Magnetto y de la banca Morgan. Terribles daños nos han generado a los Argentinos estos tipos, engañando a todo un pueblo/nación. Y ahora la Bullrich Luro PUEYRREDON que es parte de esta mafia, vuelve con burradas, odios mentiras y reflota el MENEM MOVIL, aunque ahora más pequeño, pero es otra RATA, antipatria y violenta golpista sin proyecto de país o entrega del mismo.
Maria Sol
Sin dudas Chanta, lo sos e ignorante. Leé un poco más razona, que el odio no lo sembró un ciudadano, lo sembró Clarín La Nazión, los Manietto, los Saguier, los Rocca, etc., que le han robado a la nación, dividido al pueblo y adueñado de empresas que el estado argentino creo ACINDAR, ALUAR, y muchas más. Odio y deuda dejó Macri y el mejor equipo económico en 50 años. 45.000 millones de dólares con el FMI y 55.000 millones con la banca privada más lo que se fumaron del fondo de garantía del Anses de los Jubilados. Ellos eran el Cambio y ahora también son el Cambio, pero siempre en contra del pueblo y patria Argentina. No es tan difícil darse cuenta, Chanta.