Director: Claudio Gastaldi
Concordia
domingo 8 de septiembre de 2024
Nota escrita por: Sergio Brodsky
domingo 17 de diciembre de 2023
domingo 17 de diciembre de 2023

Shock psicológico

A pocos días de conmemorarse un aniversario (los 22 años) del estallido social del diecinueve y veinte de diciembre, recuerdo el aumento exponencial de las perturbaciones emocionales en esa época. La crisis económica, social, laboral y cultural se traducía en un incremento e incluso nuevas formas del padecimiento psíquico y el malestar en la cultura. La desocupación y empobrecimiento masivos de la población se expresaron en crisis de ansiedad y pánico, alcoholismo y adicciones, enfermedades psicosomáticas, y todas las manifestaciones de la violencia, en especial la dirigida contra sí mismo. De hecho, mis investigaciones sobre el suicidio comenzaron esos años, cuando en los consultorios externos se intensificaron las demandas de atención por depresiones e ideas autodestructivas y las guardias y las salas de internación en salud mental eran abrumadas por las tentativas de autoeliminación.

Personas desesperadas por la desocupación, por haber perdido el trabajo (sobre todo los hombres), por no poder alimentar a sus familias, a sus hijos, y sus derivaciones, jóvenes angustiados por la falta de horizontes y de proyectos para sus vidas, adultos mayores deprimidos por el maltrato recibido por la sociedad y el Estado, reconfiguraron el campo de la salud mental por aquellos tiempos. La pandemia y la inflación recientes acentuaron estos problemas, pero actualmente percibimos que, además de aquellos que prefieren una desmentida de la realidad, suponiendo que el ajuste es para el otro y que hay una luz al final del túnel (en nuestra historia esa luz invariablemente es la de un tren que nos arrasa con todo), es decir, aquellos que tienen el síndrome de caperucita y creen que el lobo es la abuelita; y tal vez, otro grupo que opte por la desconexión como mecanismo de protección (como si nada pasara); una enorme mayoría de sujetos padecen una descomunal angustia, tristeza y desesperación por las consecuencias del ¿(in) cierto? escenario de ajuste que se avecina, esa combinación de shock económico que arruinará su vida, como las amenazas represivas a las posibilidades de manifestación de ese descontento, amenazas abiertamente anticonstitucionales.

Esta situación que venimos verificando, la corrobora una investigación del diario Página 12 del día de hoy, cuando asegura que “la incertidumbre generada por el ajustazo ya desató una ola de insomnio, depresión y estrés en buena parte de la población.

No saber si se conservará el trabajo, a cuánto estará el kg de carne, si alcanzará el sueldo para las alzas de tarifas y transporte tiene un impacto directo en la salud mental. Para colmo, los medicamentos para el sistema nervioso subieron el 85%. La grave crisis social y el ajuste que puso en marcha Javier Milei, se traducen en depresión, ansiedad y estrés, desconfianza en el otro y quiebre de la solidaridad social”.

Frente a este cuadro dramático, creo que es necesario recuperar el diálogo, la tolerancia y la paciencia con quien piensa distinto, enfocarse en los verdaderos responsables de la crisis, salir de la soledad y el aislamiento mortífero, unirse, expresarse y manifestarse, recuperar los lazos de solidaridad, han sido, desde siempre, en nuestra sociedad y nuestra historia, los mejores remedios.