Te quieren “relajado”, despreocupado y solo atendiendo tus cosas, tu vida. Alimentan a diario egos y odio, te dan las herramientas (redes) para que no te sientas un anónimo y pienses que “los colectivos sociales” te limitan. Vivirás cada vez peor, pero le echarás la culpa a alguien que, por supuesto, no serán los verdaderos responsables. ¿Para qué vas a perder tiempo en leer, pensar, comparar, si hay quienes lo hacen por ti y te ahorran tiempo? Solo tenés que ocuparte de vos, del goce y disfrute de tu vida.

Vivimos la era del hedonismo calificado (el placer y la felicidad son el fin último de la vida en una sociedad de consumo y de búsqueda constante de la satisfacción inmediata, dejando de lado la reflexión y el compromiso social.). Estás siendo llamado por las “Fuerzas del Cielo” (hija putativa de “Los ingenieros del caos” —o del mal, según lo prefieras—) a reproducir los dos objetivos con los que pretenden dominar la nueva era:

Destruir lo existente.

Dejarles a ellos el diseño del nuevo mundo o país.

Sos convidado de piedra y no te enterás, salvo que te echen. Lo hacen cuando cuestionás. Más que libertario, te quieren levanta-manos, sumiso, adorador de perros muertos. Parece una ficción de Ray Bradbury, pero no. Este experimento ya fue probado en varias partes del mundo, con resultados increíbles porque ocurrió en países ultradesarrollados.

REDES: EL PRODUCTO SOS VOS, SOMOS TODOS

Quienes están preparados y cuentan con las herramientas para el nuevo diseño social tienen los datos como para convencerte de:

Que la democracia no sirve para nada (a pesar de que no han mostrado algo que la supere).

Que la política (o sea, la cosa colectiva) es sucia y para arribistas (a pesar de que ha sido la herramienta para avanzar o retroceder en la historia de la humanidad).

Que resolver tus dramas solo depende de vos, no de los colectivos sociales ni de la política. En fin, asientan tu individualismo y van logrando tu aprobación para romperlo todo, aunque tal cosa signifique que vos también serás arrastrado.

Es extraño, pero todos sabemos que “política” es sinónimo de intereses, y eso al parecer nos llevó a concluir que los políticos, los que nos gobernaron hasta ahora, son corruptos que lo único que persiguen es el interés personal, para lo cual alimentan choriplaneros que son los que los votan.

Ajá.

¿Y los actuales? ¿Qué me contás de la criptoestafa mundial? ¿Y de mezclar lo público con lo privado para hacer guita aprovechando tu voto? ¿Y la banda de delincuentes que acompañan al desquiciado y que ya son leyenda en este país por quedarse con el dinero que tenías en los bancos? ¿Los armadores del megacanje que nos dejó en la ruina? ¿Te suena la fuga de divisas? ¿Llevarse el dinero de los argentinos a paraísos fiscales?

Ni idea. La sociedad va destruyendo sin saber para qué intereses juega.

Asistimos a un mundo de mucha sinrazón.

Por caso, antes los estafadores eran personas mal vistas. Ahora se sacan fotos en las puertas del Banco Central, cuando no con el Presidente.

¿QUÉ HACER? ¿CÓMO OCUPARNOS MEJOR DE NUESTRO PAÍS?

En esto de aprender a descifrar los nuevos tiempos, es clave observar lo que “los ingenieros del caos” han hecho en otros lugares. Si lo hiciésemos, comprobaríamos que Milei no es un genio ni un capo de las lecturas sociales. No. Si averiguáramos, nos enteraríamos de que en Italia tuvo lugar la primera experiencia con la irrupción de Beppo Grillo, ocurrida a poco de iniciado el siglo XXI.

Allí comenzaron a acuñarse frases como “Italia, la Silicon Valley del populismo”, que surgió luego de los escándalos del mani puliti y la tangentópolis, o sea, los sobornos. Allí nació el “tecnopopulismo postideológico”, como lo califica Giuliano da Empoli.

En aquel país, periodistas del Corriere della Sera publicaban un libro que vendió más de un millón de ejemplares. ¿Sabés cuál era el título de ese libro? La Casta. ¿Te suena? Fue una revuelta contra las élites.

A partir de allí, todo fue un calco adaptado a las realidades de cada lugar. Ocurrió en el Reino Unido con el Brexit, en EE.UU. con Trump, en varios países de Europa del Este o de la ex Unión Soviética, lo que, en este caso, derivó en una guerra (Ucrania-Rusia) que aún persiste.

OCUPARNOS DE PENSAR PARA NO CAER EN LA TRAMPA

Hoy ocurren episodios impensados hasta hace poco. Por ejemplo, que apaleen a jubilados cada vez que protestan por sus derechos. Pero ¿cuántos jubilados votaron a Milei y siguen apoyando a pesar de que los califica de “viejos meados”? ¿Cuántos homosexuales lo votaron a pesar de que el fulano es claramente homofóbico? ¿Y los discapacitados a quienes destrata a diario? El gobierno que muchos de ellos apoyan emitió un decreto en el que los humilla con expresiones como “idiota, imbécil y débil mental”.

La explicación no puede ser tan sencilla como pensar que este país está habitado por un 54 % de masoquistas. No es eso, no. ¿Y entonces qué?

¿Qué pudo haber pasado para que lo voten las mujeres, siendo que se trata de un misógino? ¿O los comerciantes, que tuvieron que cerrar sus negocios por el valor de los alquileres, las tarifas y la baja de ventas? ¿Y la cantidad de docentes y estudiantes que vitoreaban por él, siendo que odia la educación pública? ¿O médicos y enfermeras, a pesar de que detesta la salud pública?

¿Cómo entender que haya radicales que lo apoyan a pesar de las burlas contra Alfonsín, a quien usaba de punching ball? O, lo que es peor, lo votaron los trabajadores, siendo que es claramente defensor de los patrones y los poderosos.

La explicación no es el masoquismo, es la nueva forma de hacer política.

NOS HACEN CÓMPLICES DE SUS FECHORÍAS

La política, hoy más que nunca, es identificar a un enemigo que «garpe». Allí comienzan.

En Europa y EE.UU. fueron y son los inmigrantes. Ganar a un obrero como militante gratis de la ultraderecha, apuntando contra los que vienen a quitarle el trabajo que escasea, es un objetivo al alcance de la mano: tiene apoyo social.

Aquí, en cambio, son los “choriplaneros”, los negros vagos del peronismo, los políticos corruptos, los kirchneristas. ¿Quién se va a oponer a acabar con el privilegio de unos pocos?

El plan es elegir el blanco, empezar la tarea de esmerilar y meter allí mucha ficha hasta lograr ese sentimiento de odio que vemos casi a diario en determinados núcleos sociales…

Cuando han logrado volumen social a su objetivo odiador siguen con la tarea de meter dudas en la mayoría flexible, los cambia votos que, carecen de info real y x tanto se suman a la opinión dominante.

Así van logrando sus objetivos, odio y bronca en grandes grupos sociales e indiferencia en quienes no están muy seguros. De allí aquella expresión de “Los malos dominan cuando los buenos se desentienden”.

Está claro que las personas como individuos y como sujetos sociales, estamos abarcados por infinidad de circunstancias que nos hacen más o menos felices o (in) y satisfechos o (in), la política es una, solo una.

No llegar a fin de mes, no poder alquilar y tener que vivir con tus viejos, no lograr un trabajo más o menos decente, el vecino mala onda, etc. en fin el odio, la bronca no solo surge de la política sino de la vida misma y ese material informativo de nosotros mismos está debidamente calculado por los “ingenieros del caos” para utilizarlo en favor de quienes proyectan otro mundo que nosotros no sabemos ni a que mundo se refieren pero jugamos para ese plan sin saberlo.