“Nos estamos cagando de hambre, queremos los 450 pesos”, reclamaba a un menemismo implacable en la destrucción de lo que llamaba la “clase pasiva”. Norma Plá no lo era.
Norma Plá y el grupo de jubilados que peleó con ella en los 90, eran activos y dignos representantes de la resistencia de un pueblo saqueado. Las víctimas rebeldes de un plan de exterminio de los adultos mayores, sostenido —como hoy— por los medios hegemónicos de comunicación.
La estrategia era desprestigiarla. Mauro Viale le preguntaba si no había una manera menos histérica de protestar y la acusaba de buscar notoriedad. Sofovich le decía que Menem era sensible y que él —Sofovich— no tenía la culpa de ser un exitoso, cuando Norma le preguntaba cómo haría para vivir con 150 pesos.
Cavallo, Judas, lloró lágrimas de cocodrilo cuando esa hermosa mujer desaliñada lo increpó en el Congreso. Los jubilados se morían de hambre y de angustia en los 90; algunos luchaban con Norma, otros se entregaban a la muerte, pasivamente o se autoeliminaban, no podían más. En esa etapa se produjo la tasa más alta de suicidios en la tercera edad.
Otra vez hoy los jubilados “se cagan de hambre”. Tienen que optar por comer, comprar medicamentos o pagar las boletas de la luz. Otra vez mancillan su honorabilidad. Otra vez la muerte. Otra vez la represión brutal, ¡qué tristeza indigerible! Otra vez la crueldad como connivencia, como indiferencia o destrucción del otro.
Otra vez la “encerrona trágica” para los adultos mayores, la ausencia de la justicia y de la ley. Y no está Norma Plá. De nuevo el menemismo, ¿no aprendemos más? Esta vez más grosero pero igual de infame y mortífero. “Mataste hasta Norma Plá/ vendiste a la Argentina/ sos capaz de vender a tu mamá”, decía “Industria Argentina”, una canción de Damas Gratis.
Norma Plá no está porque se murió de un cáncer de mama que hizo metástasis. Norma Plá se escapaba de los tratamientos para ir a las marchas, los acampes, las choriceadas frente a la casa de Cavallo. Norma Plá peleó hasta el final por los 450 pesos, por su dignidad y la de los jubilados. Murió en el año 1996.
Diez años después, el gobierno aumentó las jubilaciones a 470; Norma ya no estaba allí para verlo, ni está ahora, ¡qué lástima, qué injusticia, para luchar!
BERNARDO
Con los DERECHOS que fueron RECONOCIDOS no se puede volver atrás. Existe el PRINCIPIO DE NO REGRESIVIDAD en materia previsional amparado en la CONSTITUCIÓN NACIONAL y en el DERECHO INTERNACIONAL en la CONVENCION INTERAMERICANA SOBRE PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS MAYORES.
Este principio de NO REGRESIVIDAD está vinculado al de progresividad de los derechos que propugna el reconocimiento del mayor contenido, extensión y eficacia de derechos para que una vez alcanzado determinado nivel de protección, dicho estándar de tutela no retroceda. https://www.argentinaenred.com/2024/09/02/volteamos-el-veto-de-milei/