POR : Susana Tommasi*
Nacho, que muy niño animaba cumpleaños con sus dotes de mago, fue siempre un artista. Reconociéndose siempre hijo de aquel semillero de la Dirección de Cultura de Juan Carlos Miggoni. Agradecido a sus maestros del grupo Mente y luego Casa A, a sus maestros de música, cerámica, taller literario, coro, pintura, etc, etc… siguió todos los caminos de formación en Buenos Aires y trabajó y continúa haciéndolo en teatro, cine y series televisivas junto a actores de gran trayectoria.
Quien desbarata un sueño forjado en años de experiencia, juntos a sus compañeros, ignora sus recorridos en diferentes países, aprendiendo y trabajando con los popes y sus Escuelas. Pina Bausch en danza, Jerzy Grotowski en teatro y toda la antropología teatral, escena y voz, que caracterizan al enorme maestro. Con la gente de Grotowski, Nacho trabajó en giras por varios países europeos, de medio oriente y áfrica, que nos relataba a un grupo de seguidores locales en conmovedores descripciones por email que seguíamos como alimento. Siempre soñando con devolver en Concordia lo que valoró en sus primeros pasos.
Quienes articulamos lenguajes expresivos en diferentes formaciones, seminarios y, en mi caso, en formación docente, sabemos diferenciar muy bien lo que es la expresión, la comunicación, de la formación de artistas. Hubiésemos sido mentirosos vendiéndoles una “salida laboral” como hace el Director de Cultura, al imaginar talleres barriales. Podríamos pensar en autoconocimiento, crecimiento personal, desarrollo de la creatividad, juego grupal, que no son poca cosa, pero no vender cuentos de colores.
Si bien todos tenemos derecho, y lo hacemos, de bailar, cantar, etc… eso no nos convierte necesariamente en artistas.
La necesaria llegada a los barrios, que es deber absoluto de un gobierno municipal, no puede hacerse destruyendo una escuela ni creando falsas expectativas.
No hay atajos en la alfabetización cultural, ni cursos acelerados. Y eso deberían saberlo quienes desfinancian la educación pública, o la ahogan, empobreciéndonos como ciudadanos, como personas.
Estamos a tiempo de reparar una gran equivocación: reabriendo la ESCUELA MUNICIPAL DE TEATRO DE CONCORDIA, que todos deberíamos defender y valorar, desagraviando inmediatamente a sus fundadores.
*Susana Tommasi: Maestra. Profesora de Artes plásticas. Psicodramatista, egresada del Centro de psicodrama psicoanalítico grupal, dirigido por Eduardo Tato Pavlovsky.
Korea del Centro
En estos momentos las universidades se están defendiendo con tomas pacíficas. Tal vez se debería emular ese ejemplo. Al fin de cuentas las oficinas de cultura le pertenecen a los concordienses y no a los circunstanciales funcionarios que las ocupan.