El aserradero, que antiguamente pertenecía a Cipriano García y actualmente es alquilado, ha sido señalado por los residentes como una fuente constante de incendios que se prolongan hasta por 15 o 20 días. Incluso, en una ocasión, el fuego llegó a extenderse a terrenos linderos, donde viven familias con niños pequeños y adultos mayores.

Claudia, una vecina del lugar, relató a DIARIOJUNIO que a pesar de los intentos de los propios vecinos por sofocar las llamas, el fuego es reavivado por los responsables del aserradero, en algunos casos durante la noche para evitar reclamos. «Ayer estaba todo seco, apagado, y anoche tiraron de vuelta mugre. Hoy, por ejemplo, había aserrín que estaba fresco, nuevo, y sigue incentivando el fuego. No nos escuchan, no nos dan bolilla, y estamos cansados de quejarnos con la Junta de Gobierno y la policía. Todos se tiran la pelota unos a otros y así estamos hace semanas», lamentó.

Otro vecino denunció la indiferencia de quienes trabajan en el aserradero. «No sé si son serenos, cuidadores o dueños, pero cuando se está incendiando no les importa. Se ponen en un rincón o se encierran en una casa y miran de lejos. Es más, los vecinos tratan de ir a apagar con baldes o algo, y ellos te miran. La verdad que no sabemos qué hacer ya».

La situación se volvió aún más tensa cuando un grupo de vecinos intentó apagar este jueves un foco ígneo que quedaba encendido en la mañana. «Como era solo un pedacito, tomaron la decisión de ir por cuenta propia con baldes, palas y tachos de agua. Pero un hombre del aserradero les cerró el paso, les dijo que no tenían nada que hacer ahí porque era propiedad privada, los trató muy mal y les cortó el agua», relató . «Te das cuenta de que no quieren ayuda, no les importa nada y no tienen un poco de respeto hacia los demás. Eso es lo peor de todo».

Los vecinos recurrieron a este medio en un intento desesperado para que las autoridades brinden respuestas y realicen acciones concretas para frenar las quemas y evitar una tragedia. Mientras tanto, conviven con el humo y el temor de que el fuego se descontrole poniendo en peligro sus hogares y su salud.