Un breve repaso de las elecciones ocurridas entre 1998 y 2013 permite desestimar el falso e impune calificativo de «dictadura chavista». Veamos:
Elecciones presidenciales de 1998: Chávez ganó con un 56 % de los votos, frente al 40 % de Henrique Salas Römer, su más cercano rival.
Referendo Constituyente de Abril de 1999: Alrededor de un 90 % de los votantes apoyaron convocar a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna.
En diciembre de 1999, el 72 % de los votantes aprobó la Nueva Constitución, lo que inició la llamada «Revolución Bolivariana». Ahí se determinó la unicameralidad del Congreso – hoy Asamblea Nacional – que reorganizó los poderes públicos, estableció la posibilidad de reelección por un período, dio derecho a votos a excluidos por razones políticas. En el año 2000, Chávez obtuvo el 60 % de los votos, frente al 37 % de Francisco Arias para el mandato que inició en 2001.
Elecciones regionales de 2004: El chavismo ganó en 22 de los 24 estados y más del 80 % de las Alcaldías (Intendencias). La oposición se debilitó al perder seis de las ocho Gobernaciones que controlaba.
Referendo sobre la permanencia en el poder: Acusado, cuando no por EEUU, de organizar un fraude, el Gobierno convocó a un referéndum para decidir si Chávez debía seguir en el poder. El 59 % de los casi diez millones de votantes decidió que Chávez debía seguir en el poder, en un referéndum que había sido activado por la oposición.
Elecciones presidenciales de 2006: A principios de diciembre, Hugo Chávez fue reelegido con un 62 % de los votos, frente al 37 % del candidato opositor Manuel Rosales.
Referendo sobre Reforma Constitucional de 2007: Chávez sufrió su primera derrota, la que aceptó sin chistar, tras años de aplastantes victorias.
Comicios regionales de 2008: Se realizaron a fines de noviembre para elegir 603 cargos entre Gobernadores, Alcaldes y concejales. Aunque la oposición ganó en algunos estados y alcaldías, el oficialismo logró conquistar nuevamente la mayoría de los cargos en juego.
Referendo sobre Enmienda Constitucional de 2009: El SÍ oficialista ganó con el 55 % de los votos.
Elecciones legislativas de 2010: En septiembre de ese año fueron elegidos los miembros de la Asamblea Nacional (el Congreso) hasta el 2016. El oficialismo ganó la mayoría de las bancas en disputa. No obstante, la oposición celebró que el voto popular fue muy igualado y que el oficialismo no alcanzó los dos tercios requeridos para las grandes reformas.
Elecciones presidenciales de 2012: El 7 de octubre, Chávez fue reelegido con el 53 %, en una elección en donde se midió con el opositor Henrique Capriles que sacó el 44 %.
Elecciones regionales de 2012: En diciembre, el oficialismo, el PSUV, arrasó con 20 de las 23 gobernaciones en juego a pesar de la ausencia de Chávez, quien para ese momento estaba convaleciente en Cuba, de la enfermedad que más tarde lo mataría.
Con la muerte de Hugo Chávez en 2013, sobrevendría una etapa de claroscuros muy difíciles de afrontar para el pueblo venezolano y para los gobiernos del «heredero» Nicolás Maduro. Sin embargo, ni las conspiraciones, ni intentos de golpes de Estado, ni bloqueos de EEUU y sus países satelitales vasallos, ni asesinatos brutales a manos de las «guarimbas» de Leopoldo López y sus secuaces ocultadas por la prensa sumisa de Occidente, pudieron torcer el rumbo de la obcecada dirigencia popular venezolana que capeó todos los temporales para llegar a este presente.
Tengamos bien en claro que Maduro NO es Chávez. Este Nicolás Maduro en 2013, ganó las elecciones y sucedió a Chávez al frente del Gobierno con mandato hasta 2019. Por entonces la ex-presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, anunciaba que con el 99 % de los votos escrutados, Maduro lograba el 51 % de los votos, contra el 48 % del candidato opositor Henrique Capriles, quien no aceptó la derrota y Nicolás Maduro aceptó una auditoría que la oposición nunca quiso convalidar. Entonces fue que sobrevendrían las «guarimbas» de la oposición que incluyeron asesinatos y personas quemadas vivas en la vía pública y que iniciadas el 12 de febrero de 2014 en Caracas convocadas por los líderes de la oposición Antonio Ledezma, María Corina Machado (financiada por la CIA) y Leopoldo López, serían justificadas por los EEUU y la Unión Europea, tan afines ellos a los Derechos Humanos. Tendrían un saldo de 41 fallecidos y más de 500 heridos.
El Gobierno lograría derrotar a la conspiración internacional en su contra, y así el 20 de mayo de 2018, Nicolás Maduro volvería a ser elegido Presidente de Venezuela con 5.823.728 votos contra 1.820.552 votos de Henri Falcón, y más atrás quedarían Javier Bertucci y Reinaldo Quijada. Pero la osadía de la oposición llegó al colmo del ridículo político, al establecer un «Gobierno interino», electo en una plaza con un señor autoimpuesto y designado por el Departamento de Estado, llamado Juan Guaidó, respaldado impunemente por varios países vasallos de EEUU y la Unión Europea como furgón de cola en las guerras por el mundo de la coalición anglosajona, lo que representó un verdadero papelón del llamado «Occidente Democrático».
Nota: Las claves de lo sucedido en la última elección y la trama siniestra internacional lo haremos en una tercera nota.